La 'cocina' del barrio Girón desde 1967

M.B.
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Loli Martín nos abre las puertas de la Asociación Familiar San Pío X o el Bar San Pío X, un negocio familiar, de cocina casera y marisco

Loli Martín, en la cocina del Bar San Pío X. - Foto: Jonathan Tajes

El barrio Girón tuvo más de una docena de establecimientos vinculados a la hostelería. Eran los años 50 del pasado siglo, cuando se levantó el barrio, y Valladolid no se parecía a la actual ciudad en casi nada. Ni siquiera existía lo que hoy es Huerta del Rey. Uno de esos primeros locales tomó el nombre de Asociación Familiar San Pío X y así se sigue llamando hoy en día, aunque muchos lo conocen como Bar San Pío X. Por allí pasaron, como dueños, primero María y Tomás Martín, utilero del Real Valladolid durante más de medio siglo; luego Julio San Herguedas, para hacerse con el mismo en 1967 el hijo de María y Tomás, Roque, y su mujer, Dolores. Recién casados, aunque ya esperando descendencia, se decidieron por este local pegado al Cine Castilla. «Mi marido ya conocía el oficio al haber trabajado en 'Los Chopos'», recuerda Dolores, hoy ya jubilada.

Con ellos, el establecimiento ha ido cambiando, incluso de decoración, y evolucionando. También en cuanto a su cocina. Aunque siempre con dos características, la de la comida casera y la del marisco. «Comiendo aquí se pueden llegar a los 100 años», asegura un cliente de toda la vida.

El Bar San Pío X comenzó como local con entrada solo para socios. Tenía la misma en la puerta del cine y su distribución es distinta a la actual, con entrada por la calle Hogar. En sus inicios, de la mano de Dolores y Roque, ya empezaron a ofertar aperitivos, como mejillones, callos, sardinas, oreja, cresta de gallo... Hasta los años 70, cuando se abrió al público.

Pisto en el Bar San Pío X.Pisto en el Bar San Pío X. - Foto: Jonathan TajesEn esa década cambió su decoración y comenzó a dar un producto poco trabajado en la zona, el marisco: «Fuimos de los pioneros de Valladolid con este tema, trayendo desde Santander bueyes, percebes, almejas, angulas... llegaban en tren e íbamos a la estación a por todo ello».

El negocio siempre ha sido familiar. Primero de la mano de Dolores y Roque. Y luego de sus hijos. Los cuatro, Fernando, Titi, Ana y Loli, han mamado la hostelería desde pequeños, ayudando en lo que podían a sus padres. Y las dos hijas fueron las que dieron el paso al frente del negocio. Primero Ana y ahora Loli. «Empezamos a trabajar tras la jubilación de mi madre, en 2017, porque no quería cerrarlo», explica Loli. Titi también colabora siempre que puede, con actividades y organización de eventos; con actos vinculados con los partidos de fútbol o con la peña del barrio 'De Girón no es cualquiera'.

Abren todos los días de la semana a las diez de la mañana, cerrando a las cuatro para volver a abrir de ocho de la tarde a once y media (menos los domingos, que cierran las tardes). Eso sí, solo dan comidas. Y los fines de semana el aperitivo con el vermú. 

Su fuerte es un menú del día de lunes a viernes por 9 euros y los fines de semana por 12 euros. Con tres primeros y tres segundos, bebida, pan y postre. Con pisto –el clásico de la casa: «Tenemos vecinos que nos traen calabacines y tomates de su huerta para que se lo hagamos»–, y fideuá siempre de primeros; y pimientos rellenos de bonito, bacalao con tomate y solomillo a la pimienta, de segundo (más algún pescado en función de mercado). Los jueves es el día del cocido (también en verano). Y el fin de semana amplían con paella, ensaladilla, alubias a la marinera, chuleta de ternera, filete de pollo al roquefort, lubina o dorada.

Viernes, sábados y domingos es el día del marisco: «Seguimos ofreciéndolo». Nécoras, sepia, gambas y langostinos a la plancha, navajas, almejas; y, depende del mercado, percebes, cigalas, bueyes o centollos. No faltan lo sencillo, como los bocadillos, que funcionan en días de partido, sobre todo del Pucela.

Con una capacidad para unos 40 comensales, su clientela es, por supuesto familias del barrio, aunque cada vez más de las zonas colindantes: «Luego el boca a boca ayuda. Los que vienen suelen repetir». También trabajan con comidas por encargo y en las próximas fiestas como local de la Feria de interior:«Intentamos hacer cosas para dinamizar el barrio».