El fútbol de Castilla y León vive estas semanas convulso ante un inminente peligro de desaparición. Todo después del auto del pasado viernes del Juzgado de Primera Instancia de Salamanca que obligaba a la Federación de Castilla y León a inscribir al CD CF Salmantino en las diferentes categorías en las que militaban los conjuntos de cantera de la extinta Unión Deportiva Salamanca en un plazo no superior a las 48 horas. Y todo tras el aviso dado desde la Federación Española de Fútbol (RFEF) sobre el caso.
La RFEF ha sido clara. Lo fue ayer en un escrito. Si la Federación de Castilla y León cumple con el auto, abrirá un expediente para la desafiliación de esta de la Federación Española. Y las consecuencias serían aún más claras y graves: todos los clubes de la Comunidad, tanto de categoría profesional como no profesional, dejarían de competir. Es decir, el Real Valladolid no podría seguir jugando en Primera. Ni el Numancia, la Ponferradina o el Mirandés, en Segunda. Y así en el resto de categorías.
Desde la Federación de Castilla y León ya se ha trasladado el caso a la Junta, en este caso a Presidencia y a la Consejería de Cultura y Turismo para saber cómo actuar. Las consecuencias para el fútbol de la Región, y en este caso de Valladolid, pueden ser graves y se busca una respuesta consensuada.
Este caso arranca en la desaparición de la UD Salamanca y el traspaso de sus derechos deportivos primero a la Fundación UDS y de esta al CF Salmantino. Desde la Federación de Castilla y León, amparada por la RFEF, siempre se ha defendido que estos movimientos no eran legales y dejó el grupo VIII de Tercera, donde debería militar el primer equipo salmantino, con 19 conjuntos. Ahora el auto del pasado viernes podría afectar a todo el fútbol regional, que, de cumplirse la amenaza de la RFEF, se quedaría sin poder competir.