Santovenia de Pisuerga: un pueblo atascado

R.G.R.
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Los vecinos protestan contra el corte total de la carretera hasta Valladolid por las obras del carril bici y piden que se abra un espacio porque tardan 20 minutos más en llegar a la ciudad

Carretera cortada en Santovenia de Pisuerga. - Foto: J. Tajes

Sorprendidos. Así están muchos de los vecinos que residen en Santovenia de Pisuerga. La semana pasada se cortó la carretera VA-113 debido a las obras del nuevo carril bici, que está efectuando la Junta de Castilla y León. En un primer momento, el corte fue solo de los primeros cientos de metros de la vía, pero después se prolongó a la totalidad de la calzada, desde la VA-20 hasta la entrada al municipio. 

Esta vía tiene algo más de tres kilómetros de longitud y es el camino habitual y más corto para que los vecinos de esta localidad viajen hasta la ciudad. Pero no solo es el más corto, sino que casi es el único  para no tener que dar un rodeo considerable, que lleva consigo pérdidas de tiempo y dinero. 

Los habitantes de Santovenia se han encontrado de la noche a la mañana con esta carretera cortada. Son mayoría los vecinos que vienen o van desde Valladolid prácticamente a diario debido a su cercanía y ahora están casi atascados. No tienen más remedio que buscar la salida hacia Cabezón de Pisuerga y la VA-30, o venir entre baches y un vertedero de miles de kilogramos de suciedad junto a la vía del tren. 

Unos 20 o 25 minutos más dependiendo de la zona de Valladolid a la que acudan. El descontento es considerable y más para aquellas personas que tienen una empresa en el municipio. Es el caso de Ana Burgos, propietaria de la compañía Profuego. Tiene tres vehículos viajando entre el pueblo y la ciudad a diario. «Ya hemos calculado que nos va a costar unos 200 euros más al mes en combustible». 

Los usuarios del transporte en autobús tienen también que soportar que los trayectos se hagan por la VA-30. «Encima hay pasajeros que tenemos que ir de pie, cuando creo que eso no es legal», comenta María Carmen Sánchez. «Es vergonzoso lo que están haciendo. Tardamos unos 20 minutos más por la vuelta que tenemos que dar». 

Los escolares que vienen a diario hasta los centros educativos de la capital tiene que madrugar más por las mañanas por el nuevo recorrido que hace el autobús para llegar a clase, y lo mismo ocurre en el viaje de vuelta. 

Algunos vecinos no están dispuestos a salir hasta la VA-30 para llegar a sus destinos, especialmente aquellos que viajan hasta el centro de la ciudad o a los barrios situados al norte y oeste. Alguno optan por hacer el trayecto a través de un camino de tierra que conecta el pueblo con el paseo de Juan Carlos I. Es un sendero lleno de baches que transcurre paralelo a la vía y está regado con cientos de enseres y suciedad en un enorme vertedero. «Yo llevo a mi hijo por ahí todos los días al colegio», afirma Carlos Romero. 

Marta Matos comenta que su marido trabaja en Carrefour, en el centro comercial junto a la VA-20. «Antes salía a las nueve y llegaba a y diez. Ayer llegó a las diez menos diez. No puede ser», relata con un sentimiento de impotencia extendido en todo el municipio.