Las actividades salen a la calle y a las casas

D.V.
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La programación de estos centros ofrece una gran variedad de actividades a sus usuarios para fomentar el envejecimiento activo

Una población cada vez más envejecida propicia cambios en la estructura social. Uno de ellos es que la edad aumenta la posibilidad de vivir en soledad. De hecho, en los últimos años se  ha observado un incremento de los hogares unipersonales en personas de 65 y más años. Y una alternativa para paliar esa soledad no deseada son las actividades que se ofertan en los centros de mayores.

La oferta incluye charlas sobre asuntos de interés para este colectivo, cursos de formación en distintas materias, clases de teatro, senderismo, conciertos, visitas guiadas,... «Es un programa destinado a promover el envejecimiento activo y la prevención de la dependencia, así como a fomentar la convivencia y la participación activa de estas personas en el propio centro y en su entorno», detalla Romero. Una oferta «muy variada» que desde el área se ha diseñado para «desvincularla» de la idea de unos espacios donde solo existía la opción de jugar a las cartas. 

Un buen ejemplo es la programación del centro de personas mayores de la zona centro, en la calle Fray Luis de León, que en el curso 2021-22 ha ofrecido 129 actividades, de las que se han beneficiado unos de 2.200 usuarios. Este centro atiende a una población potencial de más de 10.000 vecinos mayores de 65 años, aunque en el perfil de los que participan en estas actividades el porcentaje de mujeres es abrumador. 

Este espacio puede ofrecer una programación muy amplia porque, a diferencia de otros, cuenta con muchos voluntarios para impartir conferencias o cursos. «Hay muchos profesores universitarios que dan charlas. Se suelen llenar todas y hay mucha demanda», destaca la edil

autonomía. Cada centro de personas mayores funciona con autonomía en sus programación, aunque la prioridad en todos es «atender» las necesidades de sus usuarios. Aunque hay una común a todos y que cada vez se hace más evidente: la soledad no deseada. 

Este problema afecta a muchos mayores con movilidad reducida, que no pueden salir de su domicilio, y que también son reticentes a que entren voluntarios en sus casas. Por esos desde la Concejalía se apuesta por las nuevas tecnologías para llevar estas actividades a sus casas, como ya sucedió durante la pandemia. Un proceso de modernización que se podrá llevar a cabo gracias a la financiación de los fondos europeos que se ha conseguido (1,1 millones). «Llevamos años preparando a los usuarios en el uso de las nuevas tecnologías y ahora es hora de llevar la programación a sus casas, aunque lo ideal es que pudieran acudir al centro de mayores», reitera Romero.

El plan es adaptar todos los centros para poder retransmitir las actividades, algo que también se puede extender a los centros cívicos. «Estamos repensando espacios de mayores en los centros cívicos, y encajar las actividades que se hacen allí con las de los centros, que estén asociadas a la programación anual»