Valladolid es una de las ciudades más frías de España; además de su clima continental, que le garantiza veranos calurosos pero cortos e inviernos largos y fríos, sufre fenómenos meteorológicos que enfrían aún más el ambiente como la cencellada cuando se congela la niebla sobre el río Pisuerga.
Con este panorama, combatir el invierno de forma eficiente y económica es una cuestión primordial para sus habitantes y gobernantes y la biomasa está demostrando su idoneidad para lograrlo de forma más económica que con combustibles fósiles.
Gracias, en buena parte, al apoyo del Ayuntamiento y a la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico, Valladolid se ha convertido con todos los honores en la capital de la bioenergía. En el recinto ferial de la ciudad se celebran eventos de prestigio internacional como Expobiomasa (9 a 11 de mayo de 2023), el Congreso Internacional de Bioenergía (3 y 4 de octubre de 2023) y, desde 2021, el Salón del Gas Renovable. Además, es la ciudad de España con más redes de calor con biomasa.
Tubos red de calor en Valladolid Oeste - Foto: Avebiom
Estufas y calderas
Además, muchos pucelanos que no se pueden conectar a redes de calor han decidido reemplazar sus calderas de combustibles fósiles por equipos de calefacción individuales como estufas de pellet o calderas de pellet o astillas. También existe un número de comunidades de vecinos que han cambiado su sala de calderas de carbón o gasóleo por una caldera comunal más eficiente de biomasa.
A escala provincial, algo más de un 4% de los habitantes de Valladolid se calienta con biomasa. En total, el Observatorio de la Biomasa de Avebiom estima que en 2022 había alrededor de 10.000 estufas y calderas domésticas de biomasa y algo más de 300 calderas industriales, de potencia superior a 50 kW.
Las estufas individuales, las calderas comunitarias y las calderas industriales de biomasa en la provincia de Valladolid evitan la compra de 49 millones de litros de gasóleo y la emisión de alrededor de 130.000 toneladas al año de CO2. Traducido a 'vehículos', las emisiones evitadas por todos estos equipos de biomasa equivalen a retirar 86.000 coches de la circulación.
Preservar los bosques
Por último, destacamos que el uso de biomasa como los pellets en estufas y las astillas en calderas colectivas tiene implicaciones positivas para el medio ambiente y la sociedad: por un lado, aprovechar restos provenientes de la gestión forestal sostenible de los montes para obtener pellets y astillas contribuye a eliminar combustible inflamable y, por tanto, a evitar la aparición de los temibles grandes incendios forestales y a preservar nuestros bosques. Por otra parte, al sustituir combustibles fósiles como el gasóleo o el gas natural por biomasa, los ciudadanos reducen sus emisiones a la atmósfera y pueden disfrutar de una ciudad con un aire más limpio.
¿Qué es una red de calor con Biomasa?
Una red de calor con biomasa es una infraestructura que reparte energía térmica desde una caldera de grandes dimensiones y a través de tuberías enterradas a varios edificios en forma de agua caliente para calefacción o para uso sanitario. Se trata de una instalación muy eficiente que incorpora las últimas tecnologías de combustión, de filtrado de emisiones a la atmósfera y de monitorización digital de su funcionamiento, y que puede sustituir a una gran cantidad de contaminantes calderas de gasóleo.
Valladolid cuenta con tres grandes redes capaces de suministrar energía limpia y renovable a ciudadanos y edificios de uso público: la red del barrio Huerta del Rey norte-este, que da servicio a 750 viviendas; la red de la UVA, que atiende al Hospital Clínico y al campus universitario; y la red 'Valladolid Oeste', en construcción y que garantizará energía limpia a 30.000 vecinos de los barrios Villa del Prado, Parquesol y zona sur-oeste de Huerta del Rey. La decidida apuesta por las redes de calor con biomasa de la Junta de Castilla y León está consiguiendo colocar a nuestra región a la cabeza de este eficiente sistema de calefacción urbana.
Las redes de calor están bien implantadas en ciudades del centro y norte de Europa; en España, su despliegue empezó hace unos 20 años. Valladolid debe ser un ejemplo para otras ciudades, donde en pocos años podríamos ver redes que suministren calefacción en invierno y climatización en verano.