El 'Rey' añade otra corona a la colección

C. de la Blanca (SPC)
-

1 (4)
Sevilla
1 (1)
Roma
El Sevilla se proclama heptacampeón continental contra la Roma de José Mourinho tras una tanda de penaltis en la que Bono vuelve a hacer 'milagros' y Montiel decide en el último lanzamiento

El Sevilla mantiene su idilio con la Europa League - Foto: EFE/EPA/ANNA SZILAGYI

El idilio del Sevilla con la Liga Europa es inagotable. Ni siquiera José Mourinho, conocedor como pocos de los caminos al éxito en las finales, logró arrebatar el cetro al 'rey' de la competición con su Roma (1-1), que cayó en la tanda de penaltis tras un partido largo, tenso y que decidieron Bono con sus 'milagros' en forma de paradas y Gonzalo Montiel con el último penalti de la tanda.

La gran incógnita de la previa del duelo quedó revelada horas antes del encuentro, cuando se hicieron públicas las alineaciones de los dos combinados: en los italianos, Paulo Dybala comenzaba el partido de titular. Mourinho había jugado al despiste con su mejor jugador, que llegaba recién recuperado de una lesión muscular.

Por el otro lado, José Luis Mendilíbar no dejó sorpresas en su equipo. Loïc Badé, que llegaba 'tocado', inició en el centro de la defensa. Mientras, Óliver Torres fue el enganche entre una delantera y una medular que estuvo copada por los habituales.

No habían pasado ni segundos desde que el choque había comenzado y el plan del bloque 'giallorosso' quedó desvelado: los transalpinos realizaron un planteamiento de mínimos para hacer lo más pequeño posible a su rival y 'cortarle las alas' en ataque con superioridad constante en los costados y en el centro del campo.

'Mou', un experto en idear este tipo de guiones en los encuentros definitivos, donde se deciden los títulos, instó a sus futbolistas a que el juego no tuviera continuidad, sabedor de que si dejaba a los hispalenses combinar en su campo estaría más lejos de levantar un nuevo trofeo continental. Cada infracción, cada falta, cada saque de banda o de fondo era aprovechado por la Roma para protestar, arañar segundos al 'crono' y crispar el ambiente para sacar del compromiso a los andaluces. Incluso el banquillo italiano tuvo sus dosis de protestas, exaltados cada vez que reclamaban una acción a su favor. 

El Sevilla cayó en la trampa. El tiempo pasaba y los hombres de Mendilíbar no generaban. Jesús Navas y Alex Telles, los laterales y llamados a 'bombardear' el área de Rui Patrício a base de centros, apenas aparecieron fruto de un sistema de vigilancias que siempre dejaba en superioridad en esa parcela del campo a los transalpinos.

El escaso fútbol que se pudo presenciar en los primeros 45 minutos lo puso en liza Dybala. Cuando la 'Joya' intervenía el ataque romano se aceleraba, los nervionenses reculaban y cundía el pánico cerca de la portería de Yassine Bono. Precisamente, el marroquí evitó el 0-1 tras una acción del argentino, que le puso el gol en bandeja a Spinazzola, pero el meta africano volvió a ser salvador.

No acabó ahí el sufrimiento de los hispalenses, incapaces de encontrar a un Youssef En-Nesyri rodeado a veces por hasta seis futbolistas con la camiseta color burdeos. En ese contexto, un 'chispazo', un pequeño relámpago de talento, declinó el choque. Ivan Rakitic perdió el balón en el centro del campo y la Roma armó una contra fugaz. Gianluca Mancini se la dio a Dybala, que se nutrió de un recoveco en el espacio entre central y lateral para firmar el 0-1 con su zurda de seda ante Bono.

El tanto golpeó al conjunto andaluz, pero le hizo reaccionar en un añadido que llegó a los siete minutos, una muestra de los continuos parones que el bloque 'giallorosso' había provocado. Rakitic tuvo el empate al borde del descanso, pero lo único que sacó con su 'latigazo' desde unos 35 metros fue astillas al palo izquierdo de la portería de Rui Patrício.

Mendilíbar no especuló y movió el árbol nada más saltar al campo desde los vestuarios. Dejó en el banquillo a Bryan Gil y a Óliver y dio entrada a Erik Lamela y a Suso. Además, le otorgó a Navas toda la banda derecha e interiorizó a Ocampos, en una especie de doble referencia ofensiva que compartió con En-Nesyri.

Con mucha más técnica de tres cuartos, el combinado nervionenese dio un paso hacia delante, ya que merodeó las inmediaciones de la meta de Rui Patrício, lo que al final tuvo premio. Navas puso el balón desde la banda buscando a los dos delanteros y encontró a Mancini, que se metió el balón en su propia portería e hizo el 1-1.

El partido fue creciendo en intensidad por momentos, mientras Bono realizó un nuevo 'milagro' en una jugada a balón parado en la que Tammy Abraham logró conectar un remate desde el suelo que el marroquí repelió, haciéndose todo lo grande que pudo.

El intercambio de golpes fue ganando terreno a la discontinuidad inicial, también porque el cansancio y los espacios fueron haciendo acto de presencia. El Sevilla celebró, pero después se quedó con las ganas de chutarlo, un penalti que el árbitro indicó sobre Ocampos, pero que el VAR le llamó a revisar y después fue anulado.

La prórroga llamaba a la puerta del encuentro mientras Bono seguía sin dejar el papel de salvador de los suyos. Pese a todo, el Sevilla pudo evitar los 30 minutos de añadido en una doble ocasión final en la que no tuvo el acierto necesario.

Ya en la prolongación, Mendilíbar quitó a sus dos laterales, extenuados, y dio entrada a Gonzalo Montiel y a Karim Rekik. Ambos contendientes parecieron firmar una especie de pacto de no agresión, como queriendo que la tanda de penaltis decidiera por ellos para qué ciudad viajaba el trofeo. Antes de la tanda, Nemanja Gudelj se tuvo que retirar por lesión, justo antes de que Chris Smalling se topara con el laguero en la última acción del duelo.

El pasado Mundial de Qatar iluminó a dos personajes desde los 11 metros y esa luz la recuperó Budapest para hacer, con las dos paradas de Bono y el lanzamiento decisivo de Montiel, al Sevilla, heptacampeón de Europa.