Maite Rodríguez Iglesias

PLAZA MAYOR

Maite Rodríguez Iglesias

Periodista


La vergüenza del Clínico

07/01/2024

Esta semana el Hospital Clínico Universitario de Valladolid cumplió 46 años. ¡Y qué mal ha envejecido! De hecho, hace tres lustros que las carencias y deficiencias hicieron que la Junta de Castilla y León presentara un ambicioso proyecto de reforma y ampliación del centro sanitario. Una inversión millonaria para garantizar una dotación sanitaria adecuada para atender a la mitad de la población de la provincia. Pero las obras acumulan un retraso de más de diez años y más de medio proyecto está sin ejecutar. Y los pronósticos no son nada halagüeños porque la resolución del contrato con la adjudicataria del edificio de consultas supondrá incrementar la demora de una ampliación que solo ha finalizado dos de las cinco fases previstas.
Esto provoca que el estado de algunas dependencias del hospital sea vergonzoso. Basta darse un paseo por las plantas de hospitalización o por las consultas para comprobar que las instalaciones se quedaron ancladas en el siglo XX, aunque el equipamiento tecnológico y la cualificación de los profesionales garantice la correcta asistencia médica.Lo contrario sería ya una emergencia, pero no puede ser excusa para que no haya una demanda civil y política de celeridad en la ejecución del proyecto.
No sé si será necesaria o no la intervención de la Justicia como reclama el Defensor del Paciente, que acaba de solicitar a la Fiscalía de Valladolid la intervención urgente y la investigación  de las condiciones «tercermundistas» del centro, pero seguro que es urgente la actuación política para agilizar la reforma. Esta petición se acompaña de fotos que evidencian la precaria situación de las instalaciones, que conocen los usuarios, pero también las autoridades sanitarias. 
Una reclamación que se hace más necesaria en momentos como este, donde el sistema sanitario vuelve a estar muy tensionado por la 'tripledemia' de gripe, gripe A y covid.  Ahora que volvemos a mirar cómo funcionan las urgencias y los hospitales hay que poner en valor la calidad asistencial, pero también la gestión de los recursos. Una exigencia que también conlleva el uso responsable de los servicios públicos para no saturar un sistema sanitario que todos valoramos mucho, pero que no se cuida todo lo que se debería. Y eso nos puede llevar a estar en poco tiempo en el vagón de cola, cuando estamos acostumbrados a viajar en el de primera.