Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Circo, enanos y toreros

07/05/2023

La pista brillaba con la música de una general alegría. Después de los asombrosos elefantes que corrían sobre la arena y levantaban sus patas o con la trompa jugaban habían llegado los trapecistas que daban saltos tremendos en el vacío y luego tigres y leones, fieros, que rugían, con el domador metiendo la cabeza entre las fauces de uno de ellos, haciéndoles saltar, aunque parecían a veces disgustarse: látigo chasqueante... Gran asombro produjo ver aparecer a los enanitos, esos hombres que habían nacido pequeñitos: brincaban, se tiraban por el suelo y le hacían bromas al viejo payaso que aullaba cuando en el trasero una patada había recibido. ¡Cómo se reían los niños!
Más tarde, sería en la plaza de toros cuando en las fiestas verían a los enanos toreros defenderse con bromas de los tremendos cuernos, esas máquinas de matar persiguiéndolos y ellos, jugándose la vida mientras en las gradas mientras los demás se carcajeaban...
Llegó a la edad en que ya no era llevado sino que tenía que llevar a sus hijos, los que habitan más en pantallas de plástico que en la realidad y cuando quiso que disfrutaran de las experiencias que habían nutrido de tanta fascinación y alegría su infancia, vio que todo había sido prohibido. Los animales ya no se podían usar como antes en el circo, los payasos ya eran muy comedidos... 
Un proyecto de ley en el Senado acaba de proponerse para vetar lo que se considere como espectáculos denigrantes para personas con discapacidad. Perderán, aunque no quieran, esos trabajos que a tantos han hecho reír desde aquellas épocas en que los bufones eran pintados por Velázquez. Ser payaso no es malo; puede ser maravilloso hacer disfrutar a tantos. Uno mismo bromea y hace el payaso alguna vez, quizás en ámbitos domésticos. Producir alegría parece más una virtud que un defecto, pero cambian los tiempos. También la literatura infantil lo hace y se extiende la censura a los libros porque podrían tener algo homofóbico, de racismo o de clasismo, tal vez incluso machismo... 
Afortunadamente, a nadie conozco que haga mofa de alguien por ser enano, aunque haya algún bruto que pueda hacerlo; al contrario, siempre los he visto tratados con más respeto, por razón del defecto con que nacidos fueron. Nuestro mundo judeocristiano ha ido desarrollando una gran compasión hacia quienes pueden padecer, esto está bien. Pero han crecido nuevos inquisidores imponiendo nuevas creencias.
El circo que ahora está permitido es un espectáculo patético donde en vez de monos hay políticos y donde nada se tolera si no se ha inscrito, salvo que uno haya conseguido el burocrático recibo, ahora electrónico. Hermosa es una sociedad en que todos sean respetados, aunque hoy todos se sienten insultados. Crecen las leyes enredándonos. Cada vez más pobre, nuestro mundo va siendo prohibido.