Editorial

Davos, una oportunidad para luchar contra la recesión y la desigualdad

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Las cumbres nevadas de la estación suiza de Davos acogen desde este lunes el encuentro anual del Foro Económico Mundial, una cita que reúne a la flor y nada de los dirigentes políticos y empresariales para debatir sobre los enormes desafíos geopolíticos y económicos, desde la guerra de Ucrania a una posible recesión. Representantes de 370 gobiernos y organizaciones internacionales tienen una espléndida oportunidad para acordar medidas que pongan rumbo hacia un mundo que haga compatible el crecimiento económico, la transición energética y la sostenibilidad ambiental. Las soluciones no son fáciles, diría incluso que con muy complicadas de vislumbrar y mucho más de aplicar con tantas sensibilidades diferentes. La pandemia y la invasión rusa de Ucrania sobrevolarán el ambiente durante toda la semana, alimentando los temores de una recesión global durante este año.

Los peligros que acechan son reales y así lo corroboran, según una encuesta realizada por el Foro Económico Mundial, dos tercios de los ejecutivos responsables de corporaciones y grandes empresas internacionales que creen que habrá recesión en 2023 y ya planean recortar costes significativamente como respuesta. No obstante, aún queda margen para poner en marcha políticas económicas que permitan sostener la actividad a pesar de la complicada situación geopolítica y que a la vez incluyan medidas de solidaridad para aquellos colectivos más vulnerables y que se están viendo más afectados negativamente por las consecuencias de esta marejada que estamos viviendo durante los últimos años.

La necesidad aprieta y urge la adopción de iniciativas que equilibren la balanza y especialmente que impidan que una parte de la sociedad se quede por el camino en esta travesía del desierto. La situación es muy delicada, como se pone de manifiesto en el tradicional informe de la oenegé Oxfam, en el que insta a subir los impuestos a las grandes fortunas para reducir la creciente desigualdad y mitigar los efectos de una "policrisis" derivada de la subida de la inflación, los coletazos de la pandemia y los efectos de fenómenos como sequías, ciclones e inundaciones. La principal conclusión del estudio es que si se aplicara un impuesto a la riqueza de hasta el 5 por ciento a los multimillonarios y milmillonarios podrían recaudarse 1,7 billones de dólares (1,5 billones de euros) anualmente, lo que permitiría a 2.000 millones de personas salir de la pobreza, además de financiar un plan mundial para acabar con el hambre.

La desigualdad genera inestabilidad en todos los países del mundo, lo que termina provocando conflictos que a nadie interesa. El 1% de la población más rica ha acumulado casi dos terceras partes de la nueva riqueza en los dos últimos años, casi el doble que el 99% restante de la Humanidad, según el citado informe de Oxfam. Esta situación debe revertirse y Davos es una oportunidad de oro para un cambio de rumbo mundial.