De bar a restaurante con 30 años de experiencia

M.B.
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Puri Álvarez y Paco Medina nos abren las puertas de El Mañoso, un local de comida casera y productos frescos

Puri Álvarez, en la cocina del restaurante El Mañoso. - Foto: Jonathan Tajes

El Mañoso tiene años en la calle Fontiveros, en La Rondilla. Más de los que Puri Álvarez y Paco Medina llevan al frente, que ya son. Porque ambos se lanzaron a la aventura de tener su propio negocio a primeros de marzo de 1990. Atrás dejaban el trabajar por cuenta ajena y arrancaban un proyecto personal, en el que ambos se complementan (Paco en la barra y atención al público; y Puri en la cocina). El local ya era un bar por entonces y siguió siéndolo durante varios años más, sirviendo algún que otro pincho y tapa.

Paco, de Las Delicias, lleva toda la vida en la hostelería desde que tuvo edad para trabajar, había pasado por El Hidalgo, el hotel Felipe IV o el Meliá, la Casa Galicia... y Puri, de Villafrechós, también contaba con experiencia en algunos otros establecimientos. Los dos vieron la oportunidad y fueron a por ella, manteniendo el nombre y el formato de bar. Hasta que en 2011 decidieron cambiarlo a restaurante: «Se dieron las circunstancias y ampliamos un poco el local. Aunque ya dábamos algún pincho, se nos quedaba corto».

Así, arrancó el nuevo proyecto de Puri y Paco con un comedor para más de 40 comensales. «Queríamos hacer, de primeras, cosas más innovadoras pero la demanda y la realidad te pone en tu sitio», se sincera, sobre la cocina que ofrece El Mañoso, Puri que, además de un punto autodidacta, aprendió en los fogones en varios locales y con diferentes cursos: «Hacemos comida casera, cosas sencillas, lo que la gente nos pide». Eso sí, siempre con productos frescos y hechos al momento: «No trabajamos con precocinados».

El establecimiento ofrece todos los días de la semana –menos los miércoles, que cierran– un menú, por 14 euros, con tres primeros y tres segundos a elegir, más bebida, pan y postre; y los fines de semana mejoran esas opciones, por lo que sube el precio a los 22 euros: «Todos los días completamente diferentes. Siempre tenemos un pescado y los fines de semana, más de uno».

Dentro de sus guisos y legumbres, destaca el cocido todos los martes, «en cuanto empiece a hacer frío», apostillan, porque este martes había de primero porrusalda, uno de sus clásicos; judías verdes o ensalada; y conejo con almendras, solomillo de cerdo o bacalao, de segundos.

Aunque entre los platos de más éxito está el pastel de berenjenas, por el que todos sus clientes preguntan por la receta –«siempre respondo lo mismo, quizá cuando me jubile», bromea Puri–; el pastel de cabracho, esa porrusalda... y los postres caseros, donde sobresale el huevo a la nieve con caramelo o los semifríos, de chocolate y de queso.

Puri piensa el menú cada día, a veces con algo de previsión y otras en función del mercado: «Todo lo hacemos aquí y es fresco, no tenemos productos atrasados». Además, también cuentan con raciones y pinchos, como calamares, pulpo, chorizo al vino, gambas a la gabardina..., que suelen funcionar los fines de semana. Porque la clientela varía, de los trabajadores a diario a las familias el finde.

«Al principio, lo que nos hizo funcionar fue el boca a boca», añaden Paco y Puri, que abren a las siete y media de la mañana y cierran por la noche (en función de las cenas). Aunque también ayudó que participaron durante años en diferentes concursos de pinchos, ganando en 2022 el de Barrios en La Rondilla. De hecho, otra de sus especialidades son los canapés para llevar y cualquier plato por encargo, «siempre con tiempo de antelación». Comida casera y hecha al momento.