Cetrería o racimos de aire para captar clientes

R.G.R
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Las bodegas avanzan en su investigación con nuevas variedades en la búsqueda de mejorar el vino. Realizan inversiones en materia de enoturismo, «una parte importante del negocio»

Cetrería o racimos de aire para captar clientes

Las bodegas están inmersas en una carrera de innovación e inversión, en una doble vertiente. Por un lado, buscan a través de la investigación la mejora constante de sus vinos, mientras que también realizan fuertes inversiones para lograr aspectos llamativos para captar viajeros enamorados del enoturismo. 

Todas las denominaciones de origen están destacando por la innovación, y las nuevas formas para mejorar los caldos son excepcionales. Sin ir más lejos, en el caso de Protos ha adquirido una máquina de última generación que se encarga de seleccionar los racimos de las cepas y elige los más adecuados para los parámetros marcados por la bodega a través  de soplos de aire. «Es una máquina que nos ayuda mucho con la selección y que es una muestra del proceso de modernización de la bodega», indica el CEO de Protos, Carlos Villar. 

Es solo un ejemplo. En Rueda también se apuesta por la mejora de las bodegas. Cuatro Rayas ha conseguido  reducir en una década su huella de carbono a la mitad y todo su  suministro  eléctrico que utiliza proviene  de  fuentes  de  energía  renovable, en una clara apuesta por la mejora de sus instalaciones. En Menade, usan ozono en la viña (agua con una molécula más de oxígeno) porque es un efectivo desinfectante.

Bodegas como  Sinforiano,  Salvueros y Museum, dentro de Cigales, están experimentando con nuevas elaboraciones y variedades. Sueños de Tovar, en Trigueros del Valle, tiene una producción pequeña, pero ha apostado por la recuperación de tres bodegas subterráneas y se ha enfocado mucho en el enoturismo.

Las bodegas se están sumando así a la cultura del enoturismo y, al igual que en las producciones, llevan a cabo algunas experiencias relevantes para la captación de viajeros. En plena era de la tecnología, en Bodegas Las Caraballas, en Rueda, recurren a una técnica medieval como control de plagas. «La cetrería es el único sistema de dispersión ecológico, no contaminante, no masivo y realmente efectivo para controlar las poblaciones de urracas, cornejas, estorninos, etc», indican. En Bodegas Pandora cuentan con un jardín ampelográfico con más de 20 variedades diferentes.

En Ribera del Duero se puede  iniciar las experiencias enoturísticas al amanecer, a partir de las ocho de la mañana, al subir a un globo aerostático para sobrevolar los viñedos, las bodegas y los pueblos que conforman la denominación, pero algunas bodegas también inciden en la innovación como Tomás Postigo, que se decanta por el roble Quercus Pyrenaica, tradicional español. «Como resultado se obtiene un vino característico y con unos toques exquisitos aportados por esta madera tan particular», indican.