El Hospital Clínico estrena una nueva REA con 28 camas tras una inversión de 2,47 millones

Óscar Fraile
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La nueva unidad de vigilancia intensiva comenzará a funcionar el sábado, el mismo día que se cerrará la actual, que está dividida en dos plantas

El Hospital Clínico Universitario estrenará el próximo sábado la nueva REA, es decir, la unidad de vigilancia postquirúrgica, después de una inversión de 2,47 millones por parte del Gobierno regional. Esta puesta en marcha coincidirá con el cierre de la actual unidad, que está ubicada en las plantas uno y dos del edificio antiguo. Precisamente la unión de estos dos espacios es una de las grandes ventajas de las que se podrán beneficiar los pacientes, los familiares y el personal sanitario. El hecho de no tener que duplicar los almacenes y otro tipo de equipamientos hace que se gane mucho espacio. En este sentido, la superficie total de este servicio, que estará en la planta baja, pasa de 650 a 1.089 metros cuadrados. Además, también se simplifican los procesos administrativos.


Pero lo más significativo es el equipamiento, «el mejor que hay en el mercado», reconoce el propio jefe del Servicio de Anestesiología y Reanimación, José Ignacio Gómez-Herreras. El número de camas pasa de 20 a 28 y, aunque los dos espacios actuales se fusionan en uno, dentro de este seguirán existiendo dos unidades diferentes. La primera está dedicada exclusivamente a pacientes que han sido sometidos a algún tipo de cirugía cardiaca y la otra al resto de pacientes, si bien hay flexibilidad para que los pacientes pasen de una REA a otra si hubiera necesidades de espacio.


Las dos son prácticamente iguales, salvo por dos diferencias. La primera es el número de camas, en la REA cardiaca hay diez y en la general, que es más grande, 18. La segunda es que en la REA cardiaca hay cuatro habitáculos de aislamiento para pacientes que tengan riesgos de infección. Se trata de cuatro boxes que tienen «presión positiva», es decir, que el aire va de dentro de la habitación a la parte exterior para evitar que el paciente entre en contacto con cualquier tipo de contaminación atmosférica externa. «Son habitáculos en los que tienen que estar, por ejemplo, los pacientes que tomen medicamentos para evitar los rechazos después de un trasplante, porque tienen más riesgos de infección», explica el doctor Gómez-Herreras. En el mercado existen otros, con presión negativa, en los que el aire va de la parte exterior a la interior y que se utilizan cuando el paciente es «un objeto contaminante».


El hecho de que haya una REA específica para las personas operadas del corazón se justifica por la intensa actividad que tiene el Clínico en este ámbito. Cabe recordar que es el hospital de referencia de Castilla y León para todos los trasplantes de este órgano (se hacen entre diez y quince al año), pero también hay que tener en cuenta que en este centro hospitalario realizan todo el soporte vital completo, desde la implantación de corazones artificiales hasta la asistencia circulatoria y respiratoria. «Tenemos más complejidad que la UVI médica por la naturaleza de nuestros pacientes», asegura el responsable del servicio. En el Clínico se hacen unas 600 intervenciones de corazón al año y todas pasan por la REA. En términos globales, el número de ingresos ascendió el año pasado a 2.260 y la estancia media fue de 2,1 días. «Somos el tercer hospital de España con mayor volumen de cirugía cardiaca», apunta Gómez-Herreras.


La REA general es mucho más amplia y luminosa, una sensación a la que contribuye el hecho de que no haya habitáculos cerrados, aunque «las prestaciones y las dotaciones son las mismas». Además, el coordinador de Quirófanos, Rodrigo Poves, añade que todas las plazas «están dotadas del más moderno equipamiento» y se «gana en espacio de trabajo para los profesionales y los administrativos». Según él, «también hay una mejoría en todos los espacios de almacenaje».


En el apartado que no hay cambios es el del personal. Seguirán contando con todos los médicos de Anestesiología y Reanimación, con una dedicación más específica de nueve anestesiólogos. Además, habrá 43 enfermeros especializados, once auxiliares y cuatro celadores. Un volumen de recursos humanos con el que Gómez-Herreras se siente más que satisfecho: «Hay un enfermero por cada dos camas y un médico y un auxiliar por cada cuatro», señala el responsable de Anestesiología y Reanimación. En los casos de especial complejidad, cuando, por ejemplo, se coloca un corazón artificial, puede llegar a haber un enfermero por paciente durante los tres turnos. «Lo mejor que tiene esta unidad es el personal, que es extraordinario», añade Gómez-Herreras.


Los profesionales sanitarios y de limpieza daba ayer los últimos retoques a la nueva REA antes de su estreno pasado mañana.

 

tipos de pacientes. Esta unidad es una «UVI quirúrgica» para los pacientes que salen del quirófano y necesitan cuidados intensivos postoperatorios. Y se pueden dividir en tres grupos. Los que llegan por el tipo de intervención al que han sido sometidos (por ejemplo, todas operaciones cardiacas), los que puedan sufrir una desestabilización por su situación previa (que hayan sufrido alguna vez un infarto, tengan problemas de respiración, etcétera) y los que procedan de una intervención en la que haya habido complicaciones.


La nueva REA se complementa con la Unidad de Reanimación postanestésica (URPA), en la que son atendidos pacientes con menor complejidad quirúrgica. Por ejemplo, cirugía ambulatoria.