El comandante Javier Peña, jefe de Operaciones de la Guardia Civil de Valladolid, se refirió ayer a él como a «el especialista». En la Comandancia no acaban de salir de su asombro después de haber visto con sus propios ojos lo que este hombre de 50 años era capaz de hacer en el pequeño trastero de un piso de Laguna de Duero. «Era un auténtico artesano. Fabricaba armas desde cero y también era capaz de rehabilitar las armas que habían sido inutilizadas -práctica muy habitual en el mundillo de los coleccionistas-», destacaba ayer Peña durante la rueda de prensa en la que se dio cuenta del trabajo del Servicio de Información de la Guardia Civil en la denominada Operación Bulldog.

Fue precisamente la venta de un revólver Bulldog, que él había recalibrado al 22, lo que abrió esta investigación. En los registros del trastero y su vivienda apareció una treintena de armas cortas y largas, algo menos de un tercio de todas las intervenidas en la operación. Entre las recuperadas en Laguna de Duero había auténticas piezas de coleccionismo, como una FN 1900 Mataduques, una Derringuer o, lo más llamativo, para el equipo de investigadores, los bolígrafos y mecheros-pistola que este hombre, conocido como ‘El Especialista’, era capaz de fabricar. «El taller que se había montado era impresionante, con todo tipo de piezas», apuntó el comandante Peña.

En igual sentido, fuentes de la investigación detallaron que en el registro se encontraron diversos patrones de cartón dibujados por él mismo para ir elaborando las armas a su antojo.

Una referencia en internet. El jefe de Operaciones explicó ayer también que el fabricante detenido en Laguna se había convertido en una referencia en internet, pues, según dijo, «‘El Especialista’ era ya muy conocido en los foros y en las webs de compraventa de armas», aunque parece que su principal nicho de mercado eran aficionados y coleccionistas, y no el mundo de la delincuencia, ya que ninguno de los clientes arrestados durante la Operación Bulldog contaba ni tan siquiera con antecedentes previos.

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Todos eran muy aficionados al mundo de las armas. En casa de los seis clientes de ‘El Especialista’ había armas largas de todo tipo, incluso una escopeta de cañones recortados, y hasta cuatro armas de guerra como son el histórico Cetme, dos subfusiles UZI y una ametralladora.