Con los aplausos no basta

Óscar Fraile
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Los profesionales sanitarios aprovechan el Día Mundial de la Enfermería para reclamar la equiparación de salarios con el resto de comunidades, aumento de plantillas y otras mejoras laborales

Una profesional sanitaria en el Hospital Clínico Universitario. - Foto: Jonathan Tajes

En el año 1860, Florence Nightingale creó la primera escuela laica de enfemería del mundo en el hospital Saint Thomas de Londres. Fue un impulso definitivo a la profesionalización de esta disciplina, hasta el punto de hacer que esta mujer sea considerada la precursora de la enfermería moderna. Por eso cada 12 de mayo, coincidiendo con la fecha de su nacimiento, se celebra el Día Mundial de la Enfermería. Una jornada festiva, pero también reivindicativa.

Los profesionales sanitarios en general, y los de enfermería en particular, jugaron un papel fundamental en la pandemia. Muchos de ellos se expusieron personalmente en momentos de mucha incertidumbre y miedo, afrontando jornadas maratonianas que dejaron imágenes de agotamiento que quedarán para la historia. Y la sociedad correspondió con un aplauso colectivo desde las ventanas durante el confinamiento. Pero han pasado más de tres años desde entonces y parte de la profesión se queja de que todo ha quedado en el olvido. Los aplausos se agradecen, cómo no, pero los enfermeros reclaman un apoyo mucho más tangible para dar un mejor servicio. Y para sentir reconocida una profesión vertebradora de la sanidad.

Para empezar, ejercerla en Castilla y León significa ganar bastante menos que en otras comunidades. Al menos eso es lo que denuncia el secretario general de la Federación de Empleados de Servicios Públicos de UGT, Tomás Pérez. «Castilla y León es una de las comunidades que peor paga, al igual que pasa con docentes y médicos», señala el sindicalista, quien también critica que «las pagas extra se siguen sin abonar en su totalidad, después de que fueran reducidas en 2010».

No solo se trata de una cuestión económica. Tal y como denuncian los profesionales, es habitual que los recién licenciados se tengan que ir a otras comunidades para encontrar la ansiada estabilidad laboral, ya que, aunque es fácil trabajar una vez que se termina la carrera, al principio lo normal es encadenar contratos de corta duración, especialmente para hacer sustituciones.

Hay otros aspectos que tienen que ver con el reconocimiento de la profesión. Esta misma semana, el Grupo de Desarrollo Profesional de Enfermería de Valladolid ha organizado una actividad en la que han participado 250 estudiantes que han salido a la calle para testar la percepción que tiene la población sobre estos profesionales. Según el decano de la Facultad de Enfermería de la UVa en Valladolid, José María Jiménez, una de las conclusiones es que «la sociedad identifica el rol enfermero como necesario en la toma de decisiones dentro del sistema sanitario». Los encuestados también valoran «de forma notable» el rol enfermero en la prevención y promoción de la salud, más allá de los aspectos técnicos de su trabajo. Jiménez también señala que «es significativa la posición de la sociedad a favor de la asunción de competencias en gestión y administración de los enfermeros y enfermeras, así como la participación en las políticas de salud y evaluación que permitan mejorar la calidad de los servicios sanitarios».

Por su parte, María Luisa Fiz, de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO Castilla y León, sostiene que «son necesarias actuaciones de forma urgente para terminar con la precariedad  que asola el buen hacer de estos profesionales,  y para corregir  unas condiciones laborales duras y penosas que en muchos casos ponen en riesgo su salud y la seguridad de los pacientes». Así, desde el sindicato se recalama un incremento de la financiación sanitaria, la regulación de la ratio del número de enfermeros por paciente, la jubilación anticipada por aplicación de coeficientes, una retribución «acorde a la titulación» y una reducción de la jornada máxima anual, entre otras cosas.  

CSIF también critica el «abandono» de la Administración a unos profesionales que «se sienten devaluados». La presidenta del sindicato en Valladolid, María José San Román, enfermera de profesión, reconoce que Castilla y León es una de las comunidades con menor capacidad de retención de los profesionales que forma. CSIF también reclama la reclasificación profesional de estos profesionales y la actualización de sus funciones, así como jubilación anticipada y voluntaria por coeficiente reductor, la eliminación de la «discriminación» retributiva por comunidades, la disminución de ratios enfermera/paciente, la exención del turno de noche para los mayores de 55 años y la implantación de la figura del enfermero escolar, entre otras cosas.

La secretaria provincial de Satse, Inmaculada Izquierdo, abunda en la falta de personal. «Estamos dando un servicio de calidad, pero no somos suficientes, nuestra ratio de enfermera por paciente está por debajo de lo que marca la Unión Europea», señala. Además, añade que este personal es especialmente necesario en Castilla yLeón, donde hay que llegar a muchos núcleos rurales para atender a los mayores de la España vaciada. Izquierdo también lamenta la «fuga» de enfermeros a otras comunidades. «No somos una comunidad que fidelice a sus profesionales», dice. Y pone como ejemplo los cerca de 50 trabajadores que han aprobado recientemente oposiciones en Madrid y Andalucía y se irán en breve a trabajar allí, donde los sueldos y las condiciones son mejores.