El rector de la Universidad de Valladolid se muestra satisfecho tras el acuerdo entre los rectores y la Junta sobre nuevas titulaciones, financiación e investigación, aunque se muestra reivindicativo con otras necesidades de la UVa.
¿Está satisfecho del resultado de la reunión entre los rectores y el presidente de la Junta?
La valoración global es positiva, aunque hay cosas que no se llegaron a concretar. Por un lado, acordamos trabajar en una financiación plurianual de las universidades para poder planificar a medio y largo plazo. En infraestructuras, la Junta se comprometió a destinar diez millones anuales para las cuatro universidades públicas y recuperar lo que quedó pendiente en 2023 y 2024. Y respecto a investigación, acordamos mejorar las convocatorias y, sobre todo, trabajar en una carrera investigadora que permita dar perspectiva de futuro a los investigadores, al talento que estamos captando.
¿Cómo afectará esto al personal e incluso a las titulaciones?
Va ligado a titulaciones, pero especialmente a la plantilla porque la financiación de la Junta es fundamentalmente para gastos de personal. Ahora mismo estamos todas las universidades muy ajustadas en ese capítulo y necesitamos, no solo porque se incorporen nuevas titulaciones, una holgura para integrar el talento que estamos captando.
Y, sobre todo, para tener dignamente retribuidas a las plantillas. Es algo que ya había puesto de manifiesto, incluida la necesidad de actualizar los complementos autonómicos para el profesorado, que es de los más bajos de España. Además hay que avanzar en los convenios colectivos, tanto para profesores como para el personal técnico de gestión y administración y servicios. Esto es vital para poder dimensionar bien las plantillas que necesitamos para impartir las titulaciones que ya tenemos o las futuras y también para retribuir adecuadamente a nuestro personal. Si se apuesta por la economía del conocimiento y por las universidades, estas deben poder retener el talento y que las plantillas tengan retribuciones adecuadas.
La UVa planteaba tres nuevas titulaciones, aunque finalmente Psicología se ha quedado fuera.
Tenemos una hoja de ruta sobre titulaciones atendiendo a la demanda de los estudiantes de Castilla y León y a la capacidad que tenemos para desarrollarla, así como a cubrir las lagunas que tenemos en las áreas bio y sociosanitarias. Pero en este momento tocaba ver el futuro inmediato qué titulaciones se autorizaban. Nosotros llevábamos Biotecnología y Farmacia, atendiendo a nuestra planificación y estamos satisfechos con su autorización.
¿En qué curso se iniciará el grado de Farmacia y con qué infraestructuras y personal cuentan?
Tenemos que hacer la memoria para la implantación del título, que se debe someter a la Agencia de Evaluación (Asucyl), donde contaremos lo que tenemos y las necesidades. Ahora hay que descender al terreno técnico para especificar cuál va a ser la orientación de nuestra titulación porque aún es una fase muy primigenia El horizonte es empezar, como pronto, en septiembre de 2026.
Ahora que hay este consenso entre los rectores y la Junta, ¿hay posibilidades de retomar el mapa de titulaciones?
Nosotros hemos priorizado atendiendo a las demandas de la sociedad. Es ver qué quieren estudiar los castellano y leoneses y qué no encuentran en la UVa para que no tenga que irse a otras comunidades. No competimos con las otras universidades porque el número de preinscripciones que tienen es mucho más elevado que las plazas que ofertan. Hay capacidad de captación de estudiantes sin necesidad de competir.
¿Y cómo lo están desarrollando?
Hemos incorporado una titulación emergente, como comunicación digital, que no estaba ofertada en ningún sitio de la Comunidad y en muy poquitos de España. Vamos combinando titulaciones emergentes con otras demandadas, por eso hemos implantado Ingeniería Biomédica, Biomedicina y Terapias Avanzadas, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte... Hemos ido cubriendo un abanico de titulaciones que creo que responden a lo que la sociedad nos está transmitiendo.
La oferta online también era un déficit de la UVa, ¿se reforzará?
Somos esencialmente una universidad presencial y las titulaciones de grado entendemos que mayoritariamente tienen que ser de tipo presencial. Puede haber complementos online y fórmulas más combinadas, pero para un estudiante que accede a la universidad con 18 años, buscando su futuro profesional, la presencialidad es muy importante. En lo que hemos avanzado mucho es en las titulaciones de postgrado, en másteres estamos ofertando titulaciones online porque van a un público diferente, más maduro. En este caso, tiene una mejor acogida y permite compatibilizarlo con una actividad profesional.
¿Con respuesta positiva?
Tenemos algunos másteres online que cubren todas las plazas. Detectábamos que había interés, eran novedosos, pero no sabíamos cuál iba a ser la respuesta y han llenado todas las plazas. Y también en las microcredenciales, que es formación para profesionales a lo largo de la vida, estamos avanzando en la oferta online. Hay que modular, adaptarlo a las necesidades que tiene cada cada estudiante su etapa formativa.
¿Con esta oferta se acercan más a las necesidades del mercado laboral y caminan en sintonía con las empresas?
Precisamente las microcredenciales van encaminadas a ofertar lo que los profesionales demandan. Si necesitan actualizarse en temáticas que van surgiendo y les sirve para avanzar en su desarrollo profesional. También estamos avanzando, sobre todo, en formación dual, que ofertamos ya en algunas ingenierías, de manera que la realizan en las empresas. Tenemos una fuerte vocación de realizar prácticas en empresas, algo que llevamos haciendo mucho tiempo y que nos aproxima al mundo laboral.
Pero no tenemos que diseñar todos los grados adaptados a un tipo de empresa, tenemos que dar una formación amplia y una buena base. Luego habrá una fase de contacto con las empresas, a través de prácticas, formación dual o los trabajos fin de grado y máster que se hagan con en colaboración con empresas. Y finalmente está la formación de postgrado y de microcredenciales, que esa sí que tiene que ir más adaptada. Nos queda mucho camino por hacer, sin duda, y por eso trabajamos con los empresarios.
¿Existe suficiente compromiso por parte del sector empresarial con la universidad? Le pregunto porque los doctorados industriales, por ejemplo, no han sido un éxito.
Efectivamente eso es un déficit, ya que en Alemania o Inglaterra funcionan muy bien. Aquí, lo hemos tenido un poquito abandonado y ahora le hemos dado un impulso con la firma de 14 convenios con empresas. Pero no hablaría de falta de compromiso, sino que a veces hablamos lenguajes diferentes y tenemos que hacer un esfuerzo para aproximarnos y entendernos uno con el otro.
Hay que generar espacios en los que se pueda colaborar de manera más eficaz. Queja no tengo, estamos muy agradecidos con todas las empresas que se acercan y nuestros grupos también tienen vocación de acercarse a las empresas, pero a veces hay que encontrar esa sintonía.
¿Un ejemplo de ello sería el Centro de Inteligencia Artificial?
Sí, es un centro por el que hemos recibidio muchas felicitaciones de empresas, que valoran muchísimo su formación porque no es una 'chapa académica'. Se están adaptando todos los cursos y el conocimiento que se ofertan a las necesidades reales de las empresas. Se tiene en cuenta que, a lo mejor, no necesitan un gran especialista en inteligencia artificial, sino conocer qué le puede aportar la IA en su campo y cómo puede incorporar esos elementos para mejorar su productividad. Está teniendo un gran éxito y es ejemplo de cómo podemos mejorar ese lenguaje común.
¿La decisión de fusionar la Fundación General y el Parque Científico ha mejorado esa conexión para generar transferencia?
Nos ha mejorado internamente porque hemos simplificado estructuras, pero, sobre todo, nos permite tener una ventanilla única de acceso de las empresas a la universidad. Ahora tenemos un único canal a través del cual colaboramos con las empresas y las instituciones.
El decano de Medicina reclamó hace unas semanas mejoras en una facultad importante para la UVa.
Lo ha demandado el decano y yo en mi discurso de inauguración del curso e incluso remití un escrito a la Consejería de Educación. La UVa no se opone a que otras universidades implanten los estudios que crean necesarios, pero que eso no suponga menos recursos para el resto.
Tenemos que cuidar lo que funciona y el ejemplo es Medicina, que comparte espacio con Enfermería en la facultad de Ciencias de la Salud, que tiene un nivel extraordinario con unas instalaciones que no son de este siglo. Hemos realizado varias intervenciones con los escasos recursos que tenemos, pero hace falta más inversión de la Consejería para atender las necesidades sin que se nos detraigan los recursos para nuevas titulaciones en detrimento de necesidades apremiantes. Medicina necesita una actualización de sus instalaciones.
La UVa aparece en un buen número de rankings nacionales e internacionales. ¿Cuál es el nivel real?
Hay que ser realistas e intentar mejorar las cosas. Estos rankings miden diferentes cosas y aspiramos a estar lo mejor posible porque eso te identifica respecto a la sociedad como una universidad de calidad. El de Shanghai es el más mediático y mide investigación pura y dura, pero competimos en desigualdad con otras universidades porque tenemos cuatro campus, lo que implica una dispersión de recursos. Como ya dije, tenemos carencias en el área bio, lo que afecta al ranking Nature Science, pero aún así la UVa está en el top 1.000 entre las 25.000 mundiales. También hemos mejorado notablemente en el QS, que es otro de los importantes, donde la UVa nunca había estado.
Para atraer investigaciones y estudiantes es importante también la marca UVa. ¿Cómo evoluciona?
Mi impresión es que mejora por lo que me dicen los agentes socioeconómicos. Cada vez es más reconocido el esfuerzo de los grupos de investigación y las titulaciones. Muchas empresas me dicen que para la selección de personal miran la universidad y la UVa les da garantías. Y a nivel internacional también se ve en los rankings. Aunque hay margen de mejora, por supuesto.
¿Esta mejoría reputacional, sobre todo a nivel internacional, incide en la enseñanza del español para extranjeros?
Creo que sí. Tuvimos un frenazo cuando la pandemia, pero ya se ha notado un impulso fuerte. Seguimos una estrategia que pasa por ofrecer un buen servicio a los estudiantes, que vienen para tener una experiencia cultural, y en eso Valladolid tiene mucho potencial. Y tenemos un alto nivel de fidelización de los estudiantes que nos mandan las universidades para aprender español. Y la otra estrategia que seguimos es haber dado cursos a los prescriptores, profesores extranjeros para que luego recomienden la UVa a sus estudiantes.
¿Cómo valora la Ebau única que harán las comunidades del PP?
Siempre hemos dicho que podemos ir hacia una Ebau, si no estrictamente única sí lo más homogénea posible. Yo creo que se podría hacer una común con las matizaciones en algunas materias que se pueden hacer, especialmente en las lenguas cooficiales, pero por lo demás hay que poner unos estándares homogéneos. Yo creo que eso sería factible y daría confianza a los estudiantes y a sus familias. La gente tiene que saber que se le va a tratar con unos criterios equitativos y objetivos absolutamente.
Por último, la universidad también tiene patrimonio cultural. ¿Cuándo se va a recuperar la icónica fachada del Palacio de Santa Cruz?
Ya se han quitado los andamios laterales y en diciembre lucirá de nuevo la fachada, que también es un reclamo de la ciudad. Nosotros siempre hemos reivindicado que esto es patrimonio de la universidad, un bien de interés cultural en restauración que tenía previsto concluir en noviembre, pero que la empresa ha solicitado un mes más para acabar la obra y en diciembre podrá volverse a ver ya en su esplendor.
Lo que me gustaría es que todo el mundo reconociera que esto es un verdadero patrimonio y que los gastos que supone la conservación no recaigan exclusivamente sobre la Universidad de Valladolid, que bastantes frentes tenemos que atender como para destinar además una cantidad importante para mantener un bien patrimonial que no es exclusivo de la UVa, sino que es de Valladolid y del conjunto de Castilla y León. Por ello, nos hubiera gustado contar con la colaboración de las instituciones y administraciones que deberían haber arrimado un poquito el hombro para conservar entre todos este edificio histórico. El hecho es que el dinero, que alcanza los 800.000 euros, lo ha aportado exclusivamente la Universidad de Valladolid, sin ninguna subvención, porque estábamos obligados por Patrimonio al advertir un deterioro y ser los responsables de su conservación.