La confección de hábitos, un trabajo artesano

D.V.
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La realización del símbolo y tradición de la Semana Santa supone un trabajo artesano "muy concreto" que se concentra en "dos meses", los dos previos a la conmemoración de la Pasión de Cristo, y que es necesario "fomentar y cuidar"

El sastre Jorge Ramírez trabaja en la elaboración de un hábito para la Semana Santa 2024 en su taller en Valladolid. - Foto: E. Press

La confección y realización del hábito cofrade, símbolo y tradición de la Semana Santa, supone un trabajo artesano "muy concreto" que se concentra en "dos meses", los dos previos a la conmemoración de la Pasión de Cristo, y que es necesario "fomentar y cuidar" ya que cada vez cuenta con menos profesionales.

Uno de ellos es el vallisoletano Jorge Ramírez, sastre, modista, florista y cofrade, que lleva más de una década elaborando los hábitos para miembros de distintas cofradías de la ciudad, entre ellas de las que forma parte, La Piedad, Jesús Nazareno o la Vera Cruz.

Empezó en este trabajo artesanal debido a que había estudiado confección y como cofrade en La Piedad se enteró de que había "necesidad de que alguien hiciera hábitos", ya que los profesionales que hasta el momento se encargaban se iban jubilando.

Ramírez, quien también forma parte de la cofradía de Carmen de Extramuros o la Sagrada Cena, explica a Europa Press que su trabajo de elaboración de hábitos cofrades se aglutina principalmente en los dos meses previos a la Semana de Pasión, "meses intensos" porque la gente "normalmente espera al último momento".

Esta tónica ha cambiado este 2024 al haberse adelantado la festividad religiosa. "Había gente que ya se estaba poniendo en contacto en Navidad", detalla, para relatar que otros años los cofrades no acuden a él hasta "unos días ante del miércoles de ceniza".

Tela de terciopelo morada y amarilla, e hilo morado, para los encapuchados del Nazareno, o la sarga negra, con paño verde y terciopelo negro para los de la Vera Cruz son algunos de los tejidos que en esos dos meses habituales inundan el taller del sastre vallisoletano, de 37 años, que tarda un par de días en "montar un hábito completo".

En ese proceso se producen contactos, la toma de medidas, el patronaje o las pruebas, a la par que suenan las máquinas y Ramírez dedica horas a bordar, aguja en mano, los detalles de cada uno de los hábitos, que son "un mundo" por las "peculiaridades" de cada hermandad.

Este taller, donde el artesano elabora una media de 15 hábitos completos cada temporada, además de realizar numerosos arreglos, se sitúa en la segunda planta de un local de la calle Moradas que funciona principalmente como floristería bajo el nombre de 'La flor de la Campiña'.

Floristería cofrade

Ramírez complementa su negocio en la floristería con los hábitos durante estos dos meses del año, según resalta, para incidir en que en su caso no era "viable" poder sustentarse solo con la confección y mucho menos exclusivamente de la de hábitos al tratarse de una trabajo solo demandado en esta época del año.

"Ahora mismo queda muy poca gente que haga hábitos. Y hay gente que igual prefiere hacer prendas de vestir pero no quiere hacer hábitos, que es algo muy específico y de dos meses al año", ahonda, para precisar que al tratarse de una labor que requiere "especialización", hay modistas que prefieren no abordarla.

En este sentido, cuestionado por el futuro de la confección del hábito cofrade, considera que se debería "fomentar y cuidar", al igual que otras cuestiones relacionadas con el mundo cofrade de Valladolid.

En este contexto, avisa que en Valladolid a veces no se encuentran materiales, elementos o profesionales que "hacen falta" para preparar distintas cosas vinculadas a la Iglesia y las cofradías, lo que obliga a buscarlas "fuera". "Si necesitas un orfebre, te tienes que marchar fuera; si necesitas cera, te tienes que marchar fuera", lamenta. No obstante, entiende que es una cuestión "complicada" porque se trata de demandas que se hacen "solo dos meses al año".

"Al final te dedicas a más cosas o si no es imposible de mantener", reitera en este sentido, para añadir sobre la confección cofrade que, como otras disciplinas artísticas, uno no puede dedicarse exclusivamente a ello porque "es inviable" vivir de ello.

Por ello existe su floristería, un campo en el que es experto y en el que empezó a formarse también por su vinculación con el mundo cofrade, pues fue en la Cofradía del Nazareno donde se interesó por este arte y también al conocer los "peculiares" adornos de la Semana Santa de León.

Si bien el negocio funciona como otro cualquiera, Ramírez también se dedica a realizar arreglos florales para las iglesias, hermandades y pasos, todo ello tras haberse formado como florista y aprendido sobre la decoración religiosa en la Escuela Andaluza de Arte Floral, entre otros centros.

Artesanía Jorge Guillén

Para Jesús Muñumer también es necesario complementar la confección de hábitos con otras actividades, por lo que desde el establecimiento Artesanía Jorge Guillén, que regente junto a su hermano, realiza, asimismo, trajes regionales y de folclore.

En Artesanía Jorge Guillén, ubicada ahora en la calle Lencería, los dos meses previos a la Semana de Pasión también son un no parar de tomar medidas, coser hábitos y probar, entre ellos los hábitos de color gris con capirote negro de la Cofradía de la Sagrada Pasión de Cristo, el de color hueso con capirote rojo de las Siete Palabras, o el de túnica y capa blanca con capirote celeste de la Hermandad de Jesús Atado a la Columna, entre otras.

Tres personas se dedican a esta labor en este negocio y elaboran entre 20 y 40 hábitos de cara a Semana Santa, una cantidad que varía dependiendo de la temporada, tal y como aclara Muñumer, quien cifra en entre 100 y 200 euros el precio de un hábito completo, obedeciendo a los adornos que tenga o si la hermandad pone o no las telas.

Sobre las ganancias de confeccionar estos trajes, confiesa que en algunas ocasiones "no ha salido tan a cuenta" por los precios de las telas necesarias e incide en que no es una "producción industrial", por lo que estos profesionales suelen ir "muy ajustados".

En esta línea, comparte que es necesario compaginar la confección de hábitos cofrades con otra labor, más cuando es un trabajo concentrado en solo dos meses, si bien cree que no desaparecerán los profesionales especializados, quienes saben qué materia prima elegir para la elaboración de estos trajes sin perder la estética de cada cofradía.

En este contexto, celebra la presencia de jóvenes y niños en las cofradías y asegura que a su taller acuden "muchísimos" menores que viven esta tradición inculcada por sus familias, cercanas a la Semana Santa vallisoletana, "una de las más importantes". "Hay cantera", subraya.

Y es que las hermandades agrupan a numerosos jóvenes y menores. "Es el aglutinante dentro de la Iglesia católica que más jóvenes congrega", sentencia por su parte Jorge Ramírez, quien como profesional y cofrade anima a sentir estas agrupaciones como una "casa", "más allá del culto".