La Feria de Día, uno de los punto referenciales en los últimos años de la Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo, se desinfla. O eso parece a tenor de las cifras de establecimientos que este 2022 tendrán caseta. Por primera vez desde su implantación, en 2000, el número será inferior a 80. De hecho se ha quedado en 72. Y eso hace que las zonas también hayan disminuido. Así, este año no se podrán degustar los pinchos y los lorencitos (o cañas o lo que sea) ni en la zona del centro comercial Vallsur, ni en la plaza Santa Cruz, ni en la plaza de las Brígidas, ni en la del Ejército (que ya no tuvo en 2019, pero que hace años era uno de los referentes), ni en María de Molina, ni en Solanilla, ni en Cascajares...
La razón es la baja respuesta de los hosteleros a la llamada de la Feria de Día de 2022, principalmente acuciados por la falta de personal –un problema que ya viene arrastrando la hostelería el último año– y con muchas dudas por la incipiente crisis. Y eso pese al aumento del precio del pincho más bebida, de 2,80 a 3,20 euros. Precio que no se había aumentado desde 2015, cuando pasó de 2,5 a 2,8.
«Este año no, no salen los números», señalan algunos hosteleros. Así, faltarán muchos de los clásicos en las calles de la ciudad en fiestas, como los postres de Cubero; o las tapas de Don Bacalao, Suite 22, Gabino, Handy, Casa Tino o La Cárcava, algunos ya míticos establecimientos de la ciudad. «Este año no montaremos caseta para dedicarnos exclusivamente al restaurante y dar mejor calidad y servicio». Otros, como La Criolla, Los Zagales, Vinotinto (en este caso, con posibilidad de caseta en su establecimiento) o el Ángela y el Fierabrás, dos de los veteranos, seguirán al pie del cañón.
El modelo de la Feria de Día se implantó en 2000, tras un viaje de hosteleros y representantes políticos a Málaga de, donde ya se realizaba con éxito. En su primera edición en Valladolid fueron 80 los negocios que se decidieron a sacar las barras a las calles, ofreciendo sus pinchos y tapas. El éxito fue tal que solo dos años más tarde fueron casi 300 los establecimientos hosteleros que apostaron por la iniciativa (antes de su implantación, muchos incluso cerraban la semana de las fiestas, al no haber movimiento de gente por las calles). La Feria de Día se consolidó por encima de los 160 participantes hasta la crisis de 2008. A partir de ahí, con algunos cambios, como no dejar participar a los bares de copa en alguna edición, se fue manteniendo en unos números que siempre estuvieron por encima del centenar (como los 129 de 2010 y 2011; o los 106 de 2013). La última década hizo que el modelo fuese buscando más calidad que cantidad, rondando siempre ese centenar de establecimientos con caseta, como los 97 de 2019, el anterior a la llegada de la pandemia de la covid-19.
2020 no permitió ninguna celebración y 2021, con una 'Tapa de Feria' hizo que 91 hosteleros participasen en ese sucedáneo de fiesta,
Ha sido este 2022 el que ha avivado la idea de que la Feria de Día debe cambiar, reinventarse como se decía en la etapa más dura de la pandemia, porque las cifras han caído a mínimos desconocidos.
A partir del próximo viernes, los vallisoletanos podrán degustar ese pincho con su bebida, por 3,2 euros, en 72 casetas por toda la ciudad. Mejor dicho, por casi toda.
Este 2022 con dos zonas fortalecidas, la del Lucense en el paseo Zorrilla, que comenzó a aflorar en 2017, y en esta próxima semana contará con seis establecimientos; y la de la Acera Recoletos, de gran éxito en las últimas ediciones, que contará con 11 casetas. Junto a ellas, la clásica plaza de la Universidad, con diez locales (más dos en cardenal Cos); y San Benito, con cinco más otros tres en el lateral y uno más en plaza Rinconada, serán los principales motores y ejes de la Feria de Día.
Las calles Campanas, Correos y Calixto Fernández de la Torre, junto a la plaza Martí y Monsó, volverán a atraer a la zona centro a mucho personal, que se unirá a la oferta de la plaza Santa Ana. Cinco casetas más estarán en Portugalete/Catedral... completando la oferta locales más alejados del centro, como en Pinar de Jalón, avenida Medina del Campo o calle Rastro.