El Valladolid da la razón a la inteligencia artificial

D.V.
-

El superordenador de DAZN predijo el descenso, después de más de 10.000 simulaciones, del Espanyol (con un 84,11 % de probabilidades) y del equipo blanquivioleta (con un 35,27 %, hace unas semanas, y un 47% en los últimos días)

David Torres y El Yamiq, en el Real Valladolid-Getafe que acabó con el descenso del Pucela - Foto: Ical

El Real Valladolid ha cumplido con los pronósticos y ha dado la razón al superordenador de DAZN que, después de más de 10.000 simulaciones, con los datos de la compañía de análisis Opta, predijo el descenso del Espanyol (con un 84,11 % de probabilidades) y del equipo blanquivioleta (con un 35,27 %, hace unas semanas, y un 47% en los últimos días), junto al ya relegado Elche.

La primera vez que el Valladolid llegó a Primera División fue en 1948 y, desde ese momento, ha sumado nueve descensos, con el producido este domingo, tras empatar ante el Getafe, dos de ellos, bajo la presidencia de Ronaldo Nazário.

Precisamente, ese primer descenso con 'O Fenómeno' tuvo lugar en la campaña 2020-21, estando Sergio González en el banquillo vallisoletano, al que se decidió mantener hasta el final, a pesar de la mala dinámica en la que había entrado el equipo, y de la que ya no salió.

Quizá por este motivo, porque ese empecinamiento de la directiva del club blanquivioleta en confiar en Sergio González terminó en descenso, este año se optara por destituir a José Rojo 'Pacheta', cuando el Valladolid parecía comenzar a dar síntomas de bajo rendimiento, señala Efe.

Eso se produjo el pasado 3 de abril. La afición blanquivioleta mostró su malestar ante esa decisión, ya que el técnico burgalés había sido el responsable del ascenso el año anterior, y la sangre no había llegado al río en el presente. Pero el 6-0 endosado por el Real Madrid en el Bernabéu hizo reaccionar a los responsables del club, que vieron en ese resultado un signo inequívoco del principio del fin.

Llegó entonces al banquillo del Valladolid un desconocido: el uruguayo Paulo Pezzolano, quien había estado en el otro club presidido por el astro brasileño, el Cruzeiro, sin demasiada fortuna, ya que se quedó fuera de la final del Campeonato Mineiro.

Como suele pasar cuando aparece un técnico nuevo, el cuadro vallisoletano enmendó sus errores y sumó 7 de los 9 puntos posibles -al empatar con el Mallorca y ganar a Villarreal y Girona-, pero no duró mucho esa transformación. Justo, además, cuando más necesario se hacía rematar la progresión.

El Valladolid cayó ante el Valencia -que marcó el gol de la victoria en el minuto 93- y, a partir de ahí, no fue capaz de sumar, ya que perdió ante el Atlético de Madrid, Rayo Vallecano, Sevilla y Cádiz, hasta el encuentro ante el Barcelona, que llegaba a Valladolid con el título de liga ya en sus vitrinas.

Ese triunfo le dio ciertas esperanzas para evitar el descenso, puesto que seguía dependiendo de sí mismo para conseguirlo, pero solo pudo sumar un punto ante Almería -y gracias-, dejando la resolución del problema para el último choque ante el Getafe, otro de los rivales directos por la permanencia.

Y en este partido, una afición absolutamente entregada, que preparó el mejor recibimiento posible a la plantilla, no solo a su llegada al estadio, sino desde la salida del hotel en el que se concentraron, volvió a ver cómo su equipo era incapaz de ganar ante un Getafe que tuvo las ideas mucho más claras y que supo jugar con la ansiedad de los locales.

Nunca se sabrá qué habría pasado si no se hubiera lesionado Amallah, ya que con el jugador marroquí el cuadro blanquivioleta inició su remontada con Pezzolano, pero lo que sí es evidente es que no se hallaron soluciones a la falta de efectividad y a los fallos de concentración defensivos.

El Real Valladolid vuelve, de nuevo, a Segunda, con todo lo que eso implica, no solo para el club, a nivel presupuestario, sino para algunos jugadores y, sobre todo, para unos seguidores que se han sentido otra vez defraudados, porque ellos lo han dado todo en la grada, pero la plantilla no lo ha hecho en el campo