El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, trasladó hoy que "el templo es un espacio con pretensión sagrada en el que el tiempo se ensancha hasta abrirse a lo eterno". Una reflexión durante la presentación en el jardín botánico de la Casa de Zorrilla del libro 'Templos de Valladolid (1953-1955)', que recoge una selección de unas 200 fotografías de entre las más de 850 que Nemesio Montero Pérez recopiló durante su vida, y que la familia donó al Arzobispado para su conservación.
Luis Argüello elogió la labor del autor a la hora de plasmar el interior de los templos en sus fotografías, y que supone "una convergencia entre el espacio y el tiempo", dijo en declaraciones que recoge Ical. En su intervención, Argüello destacó además la situación singular que vivía la diócesis de Valladolid durante el periodo de recopilación de fotografías por parte de Nemesio Montero Pérez.
La publicación de 'Templos d Valladolid' supone un reconocimiento a la faceta de fotógrafo aficionado que Rodríguez desarrolló paralelamente a su trabajo como pediatra, y se suma al legado ya recogido en `el mundo de papel´ , manual de papiroflexia publicado en 1939; `El arte de poner inyecciones´, relacionado con la pediatría y publicado en 1971, y la obra cinematográfica `Bienvenidos a Valladolid´ rodada por el propio Nemesio en 1965. Obras que le valieron el poseer una calle con su nombre en Valladolid.
"La obra se sitúa durante la firma de un Concordato entre la Diócesis de Valladolid y la Santa Sede en 1953, fruto del cual se llevó a cabo una remodelación geográfica de las Diócesis, y que culminó con la agrupación de la diócesis de Valladolid que contemplaba Tordesillas, Medina de Rioseco y la capital, extendiéndose a todo el territorio de la provincia".
El arzobispo analizó los cambios que vivió la ciudad de Valladolid en esa época, coincidiendo con la llegada de Renault a la ciudad, la transformación industrial, y la celebración del Concilio Vaticano segundo, que supuso una reforma litúrgica y de los templos. "Estas fotografías permiten contemplar los templos antes de esos tiempos. Algunos de los templos recogidos en el libro, como la Parroquia de San Ildefonso y la gruta de la Virgen de Lourdes, ya no existen". Por último quiso definir a Nemesio como "un médico humanista, que reivindicó la fotografía como arte"
Por su parte, el catedrático y encargado de recopilar el material fotográfico plasmado en la obra de Nemesio Montero, Jesús Urrea, incidió en la importancia que supone la recuperación y edición de la obra. "Coincide con la puesta en marcha en los años 50 de un proyecto del Ministerio de Fomento para llevar a cabo un catalogo monumental en España".
La diputación de Valladolid encargó a Esteban García Chico la redacción del catalogo provincial, centrado en Medina de Rioseco o Nava del Rey, pero no se contempló hacerlo de la capital. "Nemesio decidió iniciar entonces la creación de un libro que contemplase el patrimonio que tenían los templos de Valladolid en aquella época".
Urrea definió a Nemesio Montero como "un ferviente creyente y devoto de la patrona de la ciudad, que promovió la restauración de la escultura de la virgen situada en los jardines del palacio de Santa Cruz, con la ayuda del escultor Antonio Vaquero, y que contribuyó a catalogar el interior de los templos de la capital". Jesús Urrea explicó que, pese a que Montero escribía sus propios relatos, junto con las fotografías no dejó ningún texto que acompañara a las mismas, es por esto que la edición del libro completa las fotografías de Nemesio con mínimos textos y una introducción biográfica a cargo de Jesús Urrea.
La portada el libro está dedicada al Convento de Santa Catalina, un templo que, según Urrea "está de moda en Valladolid"
La faceta como fotógrafo de Nemesio Montero también fue reconocida por Urrea, quien destacó el ingreso del artista en la Real Academia De las Bellas Artes y la Purísima Concepción, "y que ayudó a que la fotografía fuera considerada dentro de las Bellas Artes a finales de los años 60". Jesús Urrea recordó que el propio Nemesio se refería a el mismo como "un hombre orquesta", y recordó al autor como "poeta, divulgador y pionero en charlas radiofónicas en la emisora EAJ47- Radio Valladolid, en 1934, en las enseñaba a las madres el cuidado de sus hijos de forma moderna, además de proponer los primeros cursos de enfermería de la ciudad".