Menú del día de calidad desde hace 33 años

M.B.
-

Ignacio Fernández nos abre las puertas de La Rosada, un restaurante familiar en Tres Amigos abierto los 365 días

Jesús Sotovilla, en la cocina de La Rosada. - Foto: Jonathan Tajes

Desayunos, tapas, raciones, menús de comida y cena, especialidades, celebraciones, eventos... El restaurante La Rosada mantiene en parte la apuesta que implantó José Manuel Fernández cuando se decidió a cambiar un local que hacía de taller de máquinas tragaperras por un establecimiento hostelero. De aquello han pasado casi ya 33 años; y hoy se encarga de él su hijo, Ignacio Fernández, y la mujer de éste, Jimena de la Fuente.  

La Rosada es sinónimo de menú del día. No es que no tenga nada más. Pero la apuesta es esa. Cuenta con una carta no excesivamente larga, pero completa, con entrantes como jamón ibérico de cebo o pulpo a la plancha o a la gallega sobre cremoso de patata o anchoas del Cantábrico; con pescados, como lomo de lubina salvaje o rodaballo; y carnes, como entrecot de vaca o chuletón. «Pero desde hace unos años nos especializamos en un menú del día de calidad», asegura Ignacio.

Antes de ello, su padre fue el que inauguró el 7 de septiembre de 1990 este local: «Se dedicaba al mundo de las tragaperras y llegó un momento en el que quiso cambiar. Primero estuvo en el hotel Feria con otros dos socios. Y luego apostó por el restaurante». Por entonces, Ignacio había estudiado Electrónica –por aquello de ayudar en el tema de las tragaperras– a través de FP, y entró a trabajar como un empleado más en La Rosada.

«El nombre viene porque  nuestras hermanas se llaman Rosa y Ana, y la rosada es un pescado. De inicio nos especializamos en pescados y carnes», recuerda Fernández, que también apunta que el menú del día era otra de las principales ofertas en aquellos primeros años.

Un menú del día que costaba 1.500 pesetas entre semana y 2.000 los fines de semana: «Cuando llegó el euro estaba en 2.000 y 2.500, y pasó a 12 y 15 euros, respectivamente. Ahora está en 20 y 26, y si nos damos cuenta la subida ha sido de 8 y 9 euros en 20 años».

Su padre diversificó negocios, con la cafetería París con otro socio y el hotel Conde Ansúrez; así que Ignacio, primero por medio de una sociedad y luego él solo, se quedó con La Rosada.

Junto a su mujer llevan ahora un restaurante de sobra conocido en su zona, en la calle Tres Amigos, muy vinculada al Paseo Zorrilla, en el entorno del Puente Colgante. Y con ese menú diario, con 20 platos entre primeros y segundos, como apuesta: «Nos hemos volcado en él y en el personal, en el trato con el cliente. Aquí es fundamental la atención, el precio y la calidad».

En cocina están Jesús Sotovilla, que ha vuelto a los fogones de La Rosada, y María José Machín, y el equipo se completa con un ayudante y siete personas más entre camareros, limpieza...

El menú cuenta con platos que no puede faltar nunca, como puerros crujientes rellenos de crema de gambas, «que lleva más de 20 años con nosotros», merluza, rosada, bacalao, entrecot, solomillo de cerdo... «Cambiamos el menú por temporada, aunque sobre todo lo que varían son las elaboraciones». También hay fueras de carta, guisos, pescados y carnes; y los fines de semana aumenta la calidad, con productos como vieira, rodaballo, chuletón... «Todo incluido, bebida, postre, café... y el fin de semana más aperitivo y licor».

Abre de ocho de la mañana hasta las doce de la noche de forma inniterumpida todos los días del año –«solo cerramos obligados por la pandemia»–. Y tiene una capacidad, entre sus dos comedores, de más de 120 comensales. De ahí que suela haber eventos o celebraciones. «Es verdad que nuestra clientela, por el barrio, es más bien mayor», reconocen. Tiene terraza, que da al paseo Zorrilla, y una historia por detrás que les refrenda.