He querido dejar pasar cierto tiempo, poner distancia suele ser un buen aliado, para escribir una columna sobre el papel que hizo Puente en el debate de investidura. En mi opinión, es difícil estar peor en un asunto tan serio y en la sede de la soberanía nacional. Reconozco que también me he animado al escuchar que estaba encantado con su actuación calificándola como «un perfil de orador más o menos ocurrente y ácido» y que había dicho las verdades del barquero. No sé si es un acierto mezclar verdades y barco en boca de Puente.
No voy a utilizar ningún calificativo ni epíteto propio para definir la actuación del diputado y concejal. Es más esclarecedor hacer un breve clipping de prensa sobre lo que se ha escrito de su intervención. Todos los entrecomillados que leerán a continuación han aparecido en informaciones, editoriales u opiniones de los siguientes medios de comunicación: La Vanguardia, El País, Diario de Burgos, La Razón, ABC, El Mundo, El Norte de Castilla, etc. Se ha calificado a Puente y su intervención como: «agresivo, incorrecto y a veces abiertamente macarra», «tono bronco y casi tabernario», «un broncas que llenó el atril de babas y excrementos», «inundó el Congreso de bilis», «el más fanfarrón de la bancada socialista», «cuánta rabia dentro», «payaso y bufón que se cree listo», «bronco, airado, desacertado y faltón», «pendenciero de barra de bar», «demoledor discurso del odio», «el jabalí de Valladolid», «la mejor tradición del matonismo», «un tipo de baja catadura», «intervención gorilesca» y otras lindezas que darían para escribir un libro.
¿De cuál de estos sutiles comentarios se sentirá más orgulloso Puente? ¿Cuántos insultos más está dispuesto a encajar para que Sánchez le baje de la quinta fila del hemiciclo? A algunos vallisoletanos su intervención nos produjo cierto bochorno, nos avergonzó que un representante de nuestra provincia en el Congreso de los Diputados tuviese ese comportamiento.
Cuando parecía que había tocado fondo con sus despropósitos, lanzó bulos inmorales culpando a Aznar «de instigar el 11-M» (Diario de Sesiones del Congreso). En ese momento, se ubicó él solo en el grupo del peor sanchismo.
Este clipping sería incompleto y, lo que es peor, injusto, si no recogiese aquellos comentarios, informaciones y opiniones (los menos y casi todos en prensa local) que aplaudieron la intervención de Puente. Vieron un discurso «bien trabajado y pronunciado y estuvo bien elegido», «superó con nota el debate», «magnífica estrategia de Sánchez y Puente», «una táctica genial», «cumplió con solvencia su papel», «discurso espectacular». Ya saben, que de gustos y colores no opinan los doctores.
Por unas razones o por otras, Puente ha conseguido el protagonismo que tanto le gusta. En ocasiones este es pernicioso, los focos y los micrófonos permanentemente encima, te obligan a opinar y proponer medidas no demasiado bien estudiadas. La última propuesta de Puente sobre «realizar una consulta para valorar un marco de consulta», es al menos curiosa y podría completarse con «realizar una consulta previa sobre la necesidad de valorar un marco de consulta». En fin, así hasta el infinito. Mejor que se aclare y luego que nos lo explique a todos los vallisoletanos ahora que forma parte del grupo negociador de la amnistía, la consulta o el referéndum para la independencia.
El incidente que sufrió en el AVE no tiene ninguna justificación, no debe permitirse y no puede ser motivo de chanzas. Los artículos e informaciones que han entrado en el ámbito familiar (exmujer, madre, hijas, pareja etc.) me parecen despreciables y vomitivos.