La subida del euríbor dispara las cancelaciones de hipotecas

David Aso
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Valladolid duplica la media nacional de aumento de estas operaciones y, a diferencia de otras provincias, apenas ve bajar la compraventa gracias a los pagos en metálico

Los bancos han diversificado su oferta de hipotecas (tipo fijo, variable o mixtas) para adaptarse a la coyuntura de tipos. - Foto: L. L. A.

Con el euríbor en una escalada casi permanente que ya le lleva a marcar sus niveles más altos desde finales de 2008, hasta el punto de provocar incrementos de más del 20% en las cuotas de las hipotecas de tipo variable (en torno a 160 euros extra al mes por un préstamo de 150.000 a 25 años), el interés de los propietarios por quitarse toda la deuda, o al menos una parte, se ha disparado en toda España. Y Valladolid, lejos de ser una excepción, duplica el incremento medio nacional de cancelaciones de hipotecas.

En paralelo se viene produciendo además un notable descenso de la demanda de nuevas hipotecas, y así están bajando las compraventas de viviendas en la mayoría del país, si bien en esta provincia apenas se percibe gracias a las que se adquieren con pagos en metálico, que no dejan de crecer por encima de la media y ya llegan a representar más de la mitad de las operaciones, tal y como pasó en agosto. A tocateja, igual que quienes ya están hipotecados valoran más la rentabilidad de dedicar ahorros a amortizar todo o parte de su deuda, por las cantidades que dejan de pagar en intereses de devolución, que la que pueda ofrecerles el banco por no tocarlos. Claro que, en este escenario de vasos comunicantes en el que baja la constitución de nuevas hipotecas y suben las amortizaciones, mientras las compraventas se mantienen por los pagos en metálico, todo tiene sus ventajas e inconvenientes. No en vano, desde el Colegio de Economistas ya se advierte que quien tira de ahorros suele reducir gastos diarios, y sin ese consumo, la incertidumbre empresarial también irá en aumento, con lo que eso puede suponer para el empleo a medio plazo.

Cifras

Valladolid, concretamente, ha acumulado 3.507 cancelaciones de hipotecas en los ocho primeros meses de este año, según los datos actualizados esta semana por el Instituto Nacional de Estadística. Un 20,14% más que en el mismo periodo de 2022 (2.919), frente a un incremento medio nacional del 10,88%, así como el parcial más abultado desde 2010 (3.801). 

En cuanto a la constitución de nuevas hipotecas, en la provincia se han firmado 2.998 de enero a agosto de este año, 569 menos que en ese intervalo de 2022 (3.567), con una caída interanual del 15,95% que rebasa ligeramente la media nacional (15,40%). No obstante, sin dejar de ser importante semejante descenso, lo cierto es que, de 2012 a esta parte, sólo hay dos intervalos de enero a agosto que mejoren la cifra de este año: el ya citado de 2022 con 3.567 nuevas hipotecas constituidas, y por poco el del pandémico 2020 con 3.047. Todos los demás de la última década quedan claramente por debajo de 2023, con el mínimo de la serie en las 1.316 de los ocho primeros meses de 2014. Aunque nada tienen que ver esas cifras, ni las altas ni las bajas, con lo que se vivió en los años previos de burbuja inmobiliaria, cuando se llegaban a constituir más de un millar de hipotecas al mes.

Respecto a las compraventas de viviendas, Valladolid ha contabilizado 4.115 entre enero y agosto de este año, sólo 29 menos que en ese periodo de 2022 (4.144), de modo que el descenso interanual se queda en un leve 0,69% que casi clava la media regional (0,64%), mientras la caída nacional alcanza el 6,51%.

Así, teniendo en cuenta que las hipotecas han bajado en Valladolid y en el conjunto del país en proporciones parecidas, la clave de que el mercado inmobiliario aguante mejor en esta provincia apunta a estar en los pagos en efectivo, que si el año pasado ya propiciaron en torno a un tercio de las operaciones, la tendencia no ha dejado de agudizarse en los últimos meses hasta incluso llegar a ser la opción mayoritaria. De hecho, así se resolvieron en agosto el 53,4% de las compraventas de Castilla y León, mientras la media nacional se situaba en el 41,8%, según datos del Colegio de Registradores publicados recientemente por la Agencia Ical.

Entretanto, fuentes del sector bancario consultadas por El Día admiten la ralentización de la demanda de créditos por la subida de los tipos de interés, mientras proliferan clientes que han acumulado «bolsas de liquidez por ahorro procedentes de la época covid» que ahora las destinan a la compra de vivienda sin hipoteca, a cancelar la que tienen o al menos amortizar.

Más incertidumbre

«Lo que está ocurriendo es consecuencia directa de la incertidumbre que se vive en la economía, a la vez que se percibe cierta seguridad en el empleo», opina Juan Carlos de Margarida, presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, además de secretario general del Consejo General de Economistas de España. Considera así que quien tiene ahorros, al no sentir que su trabajo peligre, se ve en disposición de destinarlos a la vivienda «en lugar de tenerlos en el banco, donde no le produce prácticamente nada».Una decisión«muy loable» que, sin embargo, cree que puede tener sus inconvenientes en el medio o largo plazo.

«Hay que tener en cuenta que ese desvío de ahorros ayuda a mantener el mercado de la vivienda, pero va en contra de lo que se dedica al consumo del día a día, el mercado consumista, que es el que hace que las empresas funcionen, que tengan actividad, puedan vender y por supuesto mantener su empleabilidad».Y eso en un momento en el que advierte de una posible nueva escalada energética por el conflicto en Israel que también iría en contra de las empresas y sus costes, a la vez que ven cómo se reduce lo que venden. Así piensa que también el ciudadano podría dejar de sentir seguridad en su puesto de trabajo aunque, hoy por hoy, lo que ya es un hecho es la carga hipotecaria que se está quitando.