Valladolid estrena el nivel 2 peor que cuando entró en el 3

A. G. Mozo
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La incidencia acumulada ha subido 53 puntos y las UCI atienden a dos pacientes menos que el 21 de mayo. El nivel 2 que regirá las próximas dos semanas eleva el aforo al 75% de la mayor parte de los sectores y los bares podrán abrir hasta la 1.00

Apertura del interior de los bares y restaurantes - Foto: Jonathan Tajes

Valladolid está ya en el nivel 2 de la desescalada, en la penúltima fase de una transición a la normalidad que tiene su próxima estación en el 17 de junio, cuando el Consejo de Gobierno de la Junta se volverá a reunir para decidir si la situación epidemiológica y sanitaria de la Comunidad permite entrar en el nivel 1, en el último escalón de un proceso que, si no hay cambios,  acabaría el 1 de julio.

Para eso aún quedan al menos cuatro semanas, después de que este jueves se aprobase el paso del nivel 3 al 2, optando por un avance en bloque de las nueve provincias, a pesar de que los indicadores de algunas no estaban en las cifras que se establecen en el ‘semáforo covid’. Es más, Valladolid estrena ese nivel 2 con peores datos de los que reportaba el día en que llegó al nivel 3, hace justo dos semanas: la incidencia acumulada ha subido 53 puntos, los nuevos positivos se han incrementado en un 70% y hay un 80% más de hospitalizados con coronavirus. Lo único que mejora y muy levemente es la situación en las unidades de críticos del Clínico y el Río Hortega.

Pero nada de esto ha hecho a la Junta cambiar del plan que venía deslizando desde hacía días, ese que hablaba de un avance en bloque que el portavoz del Ejecutivo regional justificó como «lo más sensato», por la favorable situación general que muestra la Comunidad. Francisco Igea argumentó que «los nuevos casos no son de especial gravedad», que la «saturación hospitalaria es muy baja» y que las «UCI están en un nivel aceptable» en Valladolid, circunstancias que han ejercido de contrapeso a la hora de favorecer el acceso a la tercera fase pese a que la mayor parte de los indicadores hayan involucionado a lo largo de estas dos semanas en la segunda estación de la desescalada.

UN MES DE AUMENTO

En realidad, los contagios llevan aumentando desde hace casi un mes. Empezó a apreciarse esa tendencia alcista en la segunda semana de mayo y el paso de los días no hizo otra cosa que confirmar el empeoramiento de la situación en Valladolid, para acabar empezando junio en una especie de valle, pero con la tasa provincial de incidencia acumulada (IA) en las cifras más elevadas del último mes. Los 176 positivos por 100.000 habitantes notificados este jueves suponen, además, la ratio más elevada de las nueve provincias de Castilla y León, por encima de Palencia y Burgos cuyas tasas están también en índices superiores a ese umbral de 150 y que siempre han arrojado peores registros.

Los positivos por covid-19 han crecido en más de un 70%, de los 38 diarios que había de media la primera semana de mayo, a los 66 de la última, cifras que se están manteniendo en estas primeras jornadas de junio y que, en todo caso, están muy por encima de los números que se recomiendan para dar la pandemia por controlada, esos que hablan de un máximo de 17-18 casos diarios para que una provincia como la vallisoletana esté en una IA 14 días inferior a 50 casos por 100.000.

En cualquier caso, el indicador de la incidencia acumulada parece que empieza a tener menos peso a la hora de la toma de decisiones, porque ya no está tan íntimamente relacionado con el colapso en los hospitales y, sobre todo, con la mortalidad, como dejó entrever el propio Igea.

El cambio de tendencia que se ha apreciado en Valladolid tiene su origen en varios factores. El 4 de mayo se reabría el interior de los bares y restaurantes de la capital tras un mes de clausura por el alto índice de contagios que padecía la ciudad. Cinco días más tarde, llegaba el fin del estado de alarma y, con su decaimiento, quedaban ya desactivadas medidas como el toque de queda de las 22.00 horas, el cierre perimetral y la limitación del número de personas para las reuniones. Y once días después, el 21 de mayo, la buena tendencia que mostraban todos los indicadores del conjunto regional llevaba a la Junta a aprobar el paso a la segunda fase de la desescalada, un nivel 3 que incrementaba los aforos hasta el 50% en la mayoría de los sectores y que suavizaba las restricciones en la hostelería, ampliando el horario de cierre hasta las doce en el interior y hasta la una de la madrugada en las terrazas.

Y en medio de esta especie de quinta ola vallisoletana, llega esta nueva estación de la desescalada, cuando, paradójicamente, esta provincia reporta peores índices epidemiológicos y sanitarios que hace dos semanas, cuando llegaba el paso al nivel 3. La IA 14 días del 21 de mayo era de 123 contagios por 100.000, 53 puntos menos que ahora, si bien es cierto que si ese análisis de la incidencia se limita a los mayores de 65 años, sí hay un leve descenso, de los 60 puntos que había entonces a los 49 actuales que reporta la IA 14 días entre los de más de 65.

PREOCUPAN MEDINA Y LAGUNA

«En Valladolid sí está creciendo la incidencia, a pesar de la campaña de vacunación», reconocía Igea en su comparecencia del jueves, quien advertía de que «este incremento de la incidencia es especialmente intenso en Medina del Campo (que reporta una IA 14 días de 406 casos por 100.000) y Laguna de Duero (272)». No los citó, pero Simancas (323), Zaratán (241) y Cigales (206) no van mucho mejor. Tampoco en la capital vallisoletana (179 casos por 100.000), Tordesillas (172), y Arroyo y La Cistérniga (155). Íscar (63), Tudela (58), Aldeamayor (35) y Peñafiel (18), en cambio, están en una situación muy favorable.

El portavoz admitía también la «preocupación» que existía en la Junta por el «discreto» aumento de la hospitalización en el Clínico y el Río Hortega, ya que el Comarcal de Medina del Campo lleva ya días sin contagiados.

Los pacientes covid ingresados en planta han aumentado casi un 80% en Valladolid, de los 31 que se reportaban el pasado 21 de mayo a los 58 de este jueves, pese a lo cual el grado de ocupación covid sigue por debajo del cinco por ciento; es decir en las ratios marcadas en el ‘semáforo’ como de nivel 1.

No ocurre lo mismo en las UCI, aunque la situación aquí incluso ha mejorado levemente, pero el índice de ocupación continúa por encima del 15%, es decir, igual que hace dos semanas, en el nivel 3 de ese ‘semáforo’. El 21 de mayo había 23 covid en intensivos del Clínico y el Río Hortega y ahora hay 21, en una tendencia positiva, pero muy lenta. Hace un mes había 40, por lo que otro mes en esta situación ya podría llevar a las UCI a rozar ese ansiado cero covid que no acarician desde el verano de 2020.

En cualquier caso, el portavoz de la Junta avisó de la posibilidad de que todas las provincias podrían retroceder en la fase de desescalada si la situación empeorase, aunque Igea abogó por seguir suavizando las medidas de contención de la pandemia y por un mayor control de las normas, para lo que pidió la colaboración de los alcaldes para «extremar la vigilancia del cumplimiento de las medidas en vigor»: «No creemos que sea necesario incrementar las normas y las restricciones vigentes. Todo lo contrario, esperamos seguir relajándolas».

En las dos próximas semanas, el aforo de cines, teatros, bibliotecas y piscinas aumenta al 75 por ciento, mientras que el de tiendas, centros comerciales, velatorios, academias y autoescuelas salta ya al 50%. El gran cambio vuelve a estar en el ámbito de la hostelería, a pesar de que continuará otras dos semanas sin barras (se abren en el nivel 1) y con una cierta limitación de aforos, pero el límite de personas por mesa pasa de seis a diez y el horario de apertura del interior salta hasta la una de la madrugada.