El circo de Burgueño

Óscar Fraile
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El psicólogo que saltó a la fama por acosar a Puente en el tren tiene una histriónica trayectoria cargada de polémica. «Es un narcisista», dicen los que le conocen

El psicólogo Lucas Burgueño. - Foto: Jonathan Tajes

Lo primero que dijo Lucas Burgueño después de declarar ante el juez este martes por unos supuestos delitos de coacciones, allanamiento de morada, daños y amenazas es que quedaba libre con el «cargo» de tener que seguir aguantando a los periodistas. Y se lo dijo a ellos, que le esperaban micrófono y grabadora en mano para que explicara el último escándalo en el que se ha visto envuelto. Una declaración que no hace sino confirmar una forma de actuar que lleva el histrionismo por bandera. Este psicólogo, que saltó a primera línea informativa tras acosar en un tren al exalcalde Óscar Puente, se mueve bien en el fango. No huye de la polémica. Todo lo contrario. Parece encontrar oxígeno en ella. Pese al aluvión de críticas recibidas en los últimos días, mezcladas con algunos mensajes de apoyo, él ha seguido engordando la bola de nieve y alardeando en sus redes sociales del impacto que tenía cada uno de sus vídeos. Recibiendo mucho odio y un poco de cariño. Todo lo que necesita cualquiera que aspire a convertirse en un cotizado tertuliano o entrevistado en los platós de televisión. De hecho, en uno de los múltiples 'comunicados' que ha hecho estos días en sus redes sociales se ofreció para ello, previo pago, evidentemente, y con una fórmula que, oh sorpresa, ningún medio ha comprado por ahora. Una de sus condiciones era imponer cinco de las preguntas que le hicieran los periodistas. Otras cinco las dejaba a su elección.

Lo cierto es que Burgueño está más que acostumbrado a bucear en la polémica. Al menos eso es lo que dicen algunas de las personas que compartieron aula con él en su etapa universitaria. «Era una persona que nunca quería ser uno más, tenía cierta capacidad para tener un séquito a su alrededor, pero al mismo tiempo producía mucho rechazo por la arrogancia y la superioridad que mostraba ante otros compañeros... por cada fan que acumulaba había otras 80 personas a las que ponía del hígado», señalan estas fuentes. Las mismas que aseguran que la imagen que proyecta corresponde a la de una persona «narcisista, ególatra y vanidosa» que es, además, amante del espectáculo. «No hace falta tener un título de Psicología para verlo».

Aunque muchos de estos compañeros perdieron el contacto con él después de finalizar sus estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca, Burgueño ha sido durante estos años motivo habitual de conversación en sus grupos de Whatsapp. «Llegamos a tener un dossier suyo», explican. Todo con las salidas de tono de su blog, su podcast y declaraciones públicas en las redes sociales. Algo que no sorprendió a casi nadie, porque Burgueño siempre destacó en el aula. No por sus notas, que eran «normales», pero sí por ocurrencias. «Cuando llegó a la universidad ya decía que era coach y en Tercero publicitaba cursos sorprendentes y escandalosos; por ejemplo, de sexo multiorgásmico», continúa uno de sus compañeros de aulas.

Hacer dinero

Burgueño también ha intentado monetizar esta repentina popularidad. No solo a través de los medios de comunicación a los que pedía dinero, sino al pretender convertir esta expectación en público para sus monólogos. «Si de verdad queréis apoyarme, aquí abajo tenéis las entradas y la fila cero para las personas que no pueda venir... sobre todo, difundidlo», decía a sus más de 2.400 seguidores de Instagram. Una estrategia, la de aprovechar esta 'fama', que tampoco sorprende a sus antiguos compañeros: «Siempre andaba buscando congregar a gente a su alrededor con fines de sensabilización a ciertas cosas, pero en la práctica esas reuniones eran un medio para la captación de clientes que luego derivaba a su actividad privada».

El autodefinido coach también ha aprovechado el potencial de las redes sociales para intentar ganar seguidores con contenido de lo más diverso. Desde vídeos en los que sale a la calle ofreciendo abrazos a todos los que hayan sufrido ansiedad o depresión a otros, ya borrados, según diversos usuarios de estas redes, en los que se hacía llamar el 'fachiletano' y «provocaba» a la gente para grabar su reacción. Tampoco tuvo problemas en subir un vídeo en el que consumía cocaína.

Unas formas que le han granjeado no pocos problemas con la justicia. La última, una denuncia esta semana por un supuesto delito de coacciones, allanamiento de morada, daños y amenazas. Atrás quedan otros incidentes con agentes de la Policía Municipal y con un hostelero de la ciudad. También ha tenido problemas con el Colegio de Psicología de Castilla y León, con dos expedientes abiertos y otro que puede venir en camino, puesto que está estudiando imponer sanciones por incumplimiento del código deontológico.

A juzgar por lo visto hasta ahora, no parece que esto vaya a hacer que se arrugue. El show de Burgueño amenaza con estirar el chicle hasta el límite.