Un cadáver inmobiliario sin pretendientes en Boecillo

R.G.R
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El Ayuntamiento boecillano licitará por segunda vez el antiguo hospital de tuberculosos después de que el primer concurso quedará desierto. Contempla también otros usos. Se encuentra en un estado de conservación lamentable tras de décadas de abandono

Estado del edificio, ubicado en Boecillo. - Foto: J. Tajes

Una imagen esperpéntica. El antiguo sanatorio de Boecillo, a pocos kilómetros de Viana de Cega, salió a licitación por parte del Ayuntamiento para darle un uso sanitario u hostelero, aunque ninguna empresa quiso pujar por esta posible operación. El Consistorio no cesa en su empeño de dotar de vida de nuevo a este mastodonte inmobiliario ubicado en medio del pinar.

«En la primera licitación no hemos tenido respuesta, pero esperamos sacar la segunda después de hacer un estudio para ver los motivos que han llevado a que nadie concurse para sacar una nueva licitación», comenta el regidor, Raúl Gómez, quien reconoce que este edificio representa «un inconveniente» importante para el Ayuntamiento debido a su estado de conservación.

La segunda licitación buscará facilitar todos los aspectos que hayan llevado a las empresas a no presentarse en la primera ocasión. «Vamos a tomarnos una pequeña etapa de reflexión para ver todos los aspectos». El Ayuntamiento sí ha conocido que un empresario tenía interés en quedarse con este edificio. «Creo que ha tenido un problema con la financiación y por eso no ha podido optar en este caso a la primera licitación». 

Estado del edificio, ubicado en Boecillo. Estado del edificio, ubicado en Boecillo. - Foto: J. TajesEl alcalde advirtió de que en el caso de que en esta segunda licitación el edificio tampoco tenga empresas interesadas en su explotación se abrirán a otro tipo de convenios con otras administraciones para dar un uso al inmueble y evitar así que continúe su deterioro. «Por ejemplo, los bomberos nos lo han solicitado en muchas ocasiones para hacer prácticas y esa es otra posibilidad».

El edificio parece un cadáver inmobiliario. Su estado después de décadas de abandono es lamentable, con toneladas de escombros repartidas por todas las plantas, pintadas, suciedad, diversos residuos de personas, restos de hogueras en el interior de las habitaciones… Un claro ejemplo de degradación en un edificio abandonado.

La situación y las dimensiones de este inmueble han facilitado que los actos de vandalismo hayan sido frecuentes y que, aún hoy, perduren. Un simple vistazo desde el exterior del edificio es suficiente para ver el deterioro del inmueble, que costa de seis plantas y se enmarca en una finca de 24.000 metros cuadrados. Hace más de diez años que está completamente abandonado, ya que antes sí había una persona que se encargaba de su mantenimiento.

Cientos de ladrillos se encuentran tirados en el suelo del pinar dejando ya una clara muestra de su estado. Algunas partes del tejado se han 'volatilizado' y no existen. Las tejas ya no están y las vigas exteriores se encuentran al aire. Las dos inmensas terrazas del exterior ocupan buena parte de la enorme fachada de ladrillo, pero no existen barandillas ni ningún otro sistema de protección que pueda eliminar el peligro de precipitarse al vacío.

No existe una entrada al edificio, sino que unas pequeñas escaleras rotas dan acceso a la primera planta. Una vez en el interior, se pueden observar los larguísimos pasillos y las distintas dependencias. En la planta baja, cientos de pintadas y grafitis en las paredes y buena parte de sus techos negros como consecuencia del humo de las fogatas prendidas por los 'okupas' para calentarse.   

En distintas habitaciones se puede observar roturas en las paredes y auténticos boquetes para pasar de una sala a otra. La sensación es siniestra. Botes de bebidas, en especial de cerveza, se encuentran tirados por el suelo entre los montones de ladrillos que se acumulan por todas partes. Una bombona de butano en el suelo es una clara señal de la existencia de vida en el edificio. 

En las instancias más oscuras, la sensación es de miedo. Algunas de estas zonas están en completa oscuridad. En la primera planta, la situación no mejora. Es más, incluso se puede ver la degradación en la zona de los baños. Miles de ladrillos y azulejos amontonados en el suelo. Restos de los urinarios. Montones imposibles de esquivar, paredes enteras en el suelo, y ni una sola ventana en todo el recinto. El aire no para ni un segundo y el frío ?es helador. La sensación es tétrica. 

El peligro es constante en todo el inmueble, con paredes huecas y agujeros de gran tamaño en diversas zonas en cada planta. La imagen en cada uno de los diferentes pisos es similar. Suciedad, miles de pintadas y escombros repartidos en cada rincón. Especial peligro tienen los huecos de los ascensores y el montacargas. Se encuentran sin ningún tipo de protección y se puede observar la enorme caída al vacío. 

No existe ninguna señal o indicativo de la peligrosidad y, sin embargo, sí existen restos de hogueras junto a los huecos. Incluso en una de las salas, se mantienen colocados varios ladrillos formando un círculo donde se encienden las hogueras. 

Durante los últimos años, es muy frecuente ver imágenes en las redes sociales sobre este edificio. Fotos en primera persona desde los tejados o en otras zonas de especial peligro. Las señales del paso de estas personas también están presentes, ya que en el suelo hay algunos botes de pintura en aerosol y botes de bebidas. 

La planta más alta del edificio representa un especial peligro, ya que estas personas que han ido durante los últimos años al edificio abrieron un agujero en la pared que da acceso a las vigas más elevadas. Este sobrado tiene un agujero enorme en el suelo, que ha sido tapado simplemente con una baldosa. La oscuridad es siempre dominante en este espacio y cualquiera puede sufrir un accidente.