La FP Básica pierde peso y el 52% del alumnado no la termina

Óscar Fraile
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Los estudiantes de Formación Profesional han crecido un 17% en un lustro, pero esta modalidad, a la que se puede acceder sin titulación previa, ha caído un 6,5%

Taller de peluquería de un grado básico de Formación Profesional en el instituto Ramón y Cajal. - Foto: Jonathan Tajes

El auge de la Formación Profesional (FP) en toda España en los últimos años ha sido imparable. También en Valladolid, dado que estos estudios tienen un grado de inserción laboral muy por encima de buena parte de los estudios superiores. Los datos no engañan. En el curso 2016-17 había 9.065 estudiantes de FPen Valladolid, una cifra que se ha incrementado un 17,1% cinco años después. Pero, si lo ha hecho, ha sido gracias al tirón de los títulos de grado medio y, sobre todo, superior, a diferencia de lo que ha sucedido con la FP Básica. En los dos primeros casos el número de alumnos se ha incrementado un 9,2 y un 27,6%, respectivamente, mientras que en el tercero ha bajado un 6,5%, según los datos de la Consejería de Educación.

La FP Básica está concebida como una nueva oportunidad para que los estudiantes que no han logrado completar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) se reenganchen a los estudios. Suelen ser alumnos que tienen dificultades educativas derivadas, en muchos casos, de una situación personal delicada.

Estos ciclos formativos tienen una duración de dos años y dan acceso al título de ESO y al de Profesional Básico de los estudios que hayan cursado, que, generalmente, están muy enfocados a las necesidades que tienen las empresas.

Pese a esta 'última' opción de no colgar los libros sin haber conseguido un título, la mayoría de los estudiantes no consiguen completar la formación. A finales del año pasado el Ministerio de Educación hizo público un informe de seguimiento de estos estudiantes por comunidades autónomas. En Castilla y León, solo el 34% de los que empezaron el curso 2016-17 lograron terminarlo dos años después. Un porcentaje al que hay que sumar un 11,4% el tercer año y otro 2,7% el cuarto. Es decir, en ese periodo solo el 48,1% terminó la FP Básica, un porcentaje muy similar a la media nacional. Y eso, pese a que en España hay grandes diferencias que van desde el 23% de Ceuta al 63,2% de País Vasco.

Hay otros datos del Ministerio que sí que invitan al optimismo. Por ejemplo, que siete de cada diez estudiantes de la Comunidad que terminan estos estudios optan por matricularse en una FP de grado medio. Y en este caso Castilla yLeón sí que está ligeramente por encima de la media nacional.

En Valladolid hay 20 institutos públicos y concertados que imparten estos estudios. Con una oferta muy variada y muy enfocada a la inserción laboral. Por ejemplo,  el IES Conde Lucanor imparte el grado básico de Agro-jardinería y composiciones florales, que da la posibilidad de trabajar como peón agrícola y auxiliar de floristería, entre otras cosas. Otro título muy vinculado con el tejido empresarial de la provincia es el de Mantenimiento de vehículos, impartido por el Cristo Rey, el IES Galileo y el CIFP Juan de Herrera. Otros grados disponibles son Servicios comerciales, Reforma y mantenimiento de edificios, Cocina y restauración, Informática y comunicaciones, Carpintería y Mueble y Peluquería y estética.

Alumnos con problemas

Precisamente Peluquería es uno de los grados que ofrece el instituto público Ramón y Cajal, situado en  el paseo de Juan Carlos I. Su director, Marcelino Domínguez, reconoce la dificultad de hacer que los alumnos de FP Básica se impliquen. «Son grados muy diferentes del resto porque son alumnos especiales, con problemas de aprendizaje, que suelen tener cargas a nivel social», explica. Unas circunstancias «muy difíciles y heterogéneas» que hacen que no siempre sea fácil homogeneizar criterios lectivos. Es decir, estos jóvenes de a partir de 15 años precisan de una atención individualizada que no siempre se puede ofrecer en los centros de un tamaño medio o grande. «Nuestro profesorado tiene muchas dificultades porque estos alumnos tienen unas cargas sociales terribles», señala el director. Dadas estas circunstancias, el centro siempre intenta encargar esta tarea a profesores que tienen más aptitudes para manejar las situaciones complicadas que en ocasiones pueden aparecer. «Algunos tienen un mal comportamiento de forma general, con poco interés por aprender, con pocas ganas de hacer algo y que eligen un determinados grado en función de la dificultad que suponga», añade Domínguez.

Pero este director considera que, «si quieren que la FP Básica llegue a ser lo que pretenden, hace falta profesorado especialista». Y eso es lo que pide a la Consejería de Educación.