«Sin el movimiento sindical no habría democracia»

Óscar Fraile
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La directora de la Cátedra de Sindicalismo y Diálogo Social de la UVa, Ana Murcia, sostiene que los sindicatos «tienen que vigilar que la transición hacia otro modelo productivo no suponga un menoscabo de los derechos de los trabajadores»

La directora de la Cátedra de Sindicalismo y Diálogo Social de la UVa, Ana Murcia. - Foto: Jonathan Tajes

Ana Murcia ha vivido desde muy pequeña la lucha sindical en su casa. A finales de los años 60, a su padre lo encarcelaron por intentar mejorar las condiciones laborales en su empresa, ya que sus compañeros tenían que pasar horas expuestos a una nube tóxica. Le detuvieron al salir de una iglesia y después le torturaron. Era una época en la que las manifestaciones se pagaban con cárcel y con golpes, por eso ella es muy consciente de la importancia de transmitir el legado del trabajo sindical hecho en las últimas décadas. Esta doctora en Derecho y profesora de la Facultad de Comercio dirige la Cátedra de Sindicalismo y Diálogo Social de la Universidad de Valladolid (UVa).

La Cátedra ya ha alcanzado su séptima edición. ¿Qué balance hace desde que se pusiera en marcha en 2016?

Esta cátedra nació para profundizar en el diálogo social, un fenómeno relativamente nuevo. El sindicalismo tiene dos vertientes de acción. Una, en la empresa, negociando condiciones de trabajo, y, paralelamente, algunos sindicatos optaron, como sujetos políticos y sociales, por fomentar esa cogobernanza con el poder. Es un fenómeno muy curioso que necesita un estudio. La cátedra pretende analizar cómo han funcionados estos 30 años ininterrumpidos de diálogo social en Castilla y León y estudiar el sindicalismo, que es un fenómeno muy importante. Una sociedad capitalista como la actual no puede existir sin sindicatos. Plantear que no existan es como pedir que no existan los partidos políticos.

¿Cree que la sociedad es consciente de esa importancia? Las encuestas del CIS no lo reflejan...

Ese fue uno de los motivos de estudiar el sindicalismo: difundir esa función social. Los propios estudiantes no lo saben, hay mucho desconocimiento. Los sindicatos son los encargados de garantizar que el trabajo se haga en unas condiciones dignas. Y han sido claves en muchos aspectos, como el incremento de becas, la elaboración de normas de conciliación, etcétera. Aspectos relacionados con las personas con menos recursos, aunque luego la medalla se la ponga el Gobierno. Sin todo el movimiento sindical no habríamos conseguido la democracia en este país. Los poderes públicos no pueden dejar de favorecer el hecho sindical porque eso es ir en contra de lo que dice la Constitución.

Ha hecho referencia antes a que el Diálogo Social ha funcionado en las últimas tres décadas en la Comunidad, pero los sindicatos dicen que ahora está en peligro...

Totalmente. Hay una posición antisindical.

La cátedra se ha quedado sin subvención de la Junta.

Ha sido una cuestión de pura ignorancia. Lo vi en el viceconsejero (enreferencia a Óscar Villanueva, nombrado por Vox) el día que fui a hablar con él. Es una posición antisindical, pero eso es ir un poco contra el sistema, porque los sindicatos están en el sistema. Un día me llamaron para decirme que estaba todo listo para renovar la subvención, como en los seis años anteriores, pero me comunicaron que había una orden política que lo impedía. Pedí cita al viceconsejero y le expliqué que había un contrato de un investigador vinculado a esta subvención. Yo pensé que era un error, ingenua de mí. Al final nos rescató el Ayuntamiento, cosa que quiero agradecer públicamente.

¿Cómo fue ese encuentro con el viceconsejero?

Le dije que estaba anulando una subvención que se daba a la Universidad y me dijo: '¿Cómo que la universidad?, ¿esto no es un curso que dan los sindicatos?' Le expliqué que los sindicatos lo que hacían ahí es aportar una pequeña parte de su dinero. No tenía ni idea. Es algo muy grave. La Junta aportaba 60.000 euros y ahora el Ayuntamiento pone 45.000. que todavía están en tramitación. Estamos funcionando con el dinero de las matrículas y ningún profesor ha cobrado todavía. Al final el viceconsejero acabó dimitiendo.

Esta cátedra nació con una clara vocación de proyección internacional. ¿Se ha conseguido ese objetivo?

El 31 de mayo del año pasado se inauguró un curso online de seis meses para exportar nuestro modelo de Diálogo Social en el que participaron cinco países de América Latina: Colombia, Perú, República Dominicana, Chile y Argentina. En total, 40 personas matriculadas en esta segunda edición. Son países que están en fases de construcción, incluso en alguno se siguen matando a sindicalistas.

¿Cuáles son los retos que tiene por delante el sindicalismo?

Muchos, y tremendos. Por ejemplo, articularse en una empresa que no sabes dónde está, con trabajadores que funcionan con una plataforma y que compiten entre ellos. Afortunadamente, se han conseguido avances, como la ley rider. En el próximo curso nosotros hemos introducido contenidos relacionados con el reto demográfico y con la transición hacia otro modelo de producción. Los sindicatos tienen que hacer que ese cambio no suponga un menoscabo de los derechos de los trabajadores. Las empresas siempre se alían con las tecnologías en busca del máximo rendimiento, y los sindicatos tienen que estar ahí, vigilando que no se produzca esa pérdida de derechos, aunque están desorientados, porque todo va a mucha velocidad.