El Museo Nacional de Escultura roza los dos siglos de historia y custodia una colección de piezas, que datan de la Baja Edad Media y abarcan hasta el siglo XX. Este año, tras superar las limitaciones de la pandemia y con un nuevo director, Alejandro Nuevo, se ha lanzado al reto de programar la gran exposición del otoño. 'Tiempo Modernos' contará con algunas de las joyas que custodia el centro, junto con más de medio centenar procedentes del Museo del Prado, la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes de Valencia y el de Sevilla, la Catedral de Burgos y la Catedral de Plasencia, entre otros.

La muestra se inaugurará el 19 de octubre y se prolongará hasta el 25 de febrero de 2024. De momento, no han transcendido muchos detalles, porque se sigue trabajando en un proyecto expositivo que está formado por 84 obras de diversa procedencia. Esto implica permisos y traslados, que ya están en marcha, para traer a Valladolid piezas como la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, del siglo XV, que preside uno de los retablos del monasterio de Calabazano, en Palencia. De la diócesis de esta provincia llegarán más obras a la capital, entre ellas, el 'Ecce Homo' de Jan Provost.

Casi todas las provincias de Castilla y León aportan piezas de su rico patrimonio a esta exposición. Desde Soria, concretamente de Almazán, llegarán cuatro tablas de pintura del siglo XV atribuidas al pintor flamenco Hans Memling, más conocidas como el 'Tríptico de Almazán'. Este recaló en España gracias a que el artista de Países Bajos era uno de los favoritos de Isabel la Católica.

El Museo de los Caminos de la Diócesis de Astorga cede un busto relicario de las once mil vírgenes. Una pieza que formaba parte del conjunto de esculturas en forma de busto-relicario que fueron donadas por el Emperador Carlos V a varias personalidades de su entorno. Estos objetos religiosos, que no llegan a la treintena, suelen datarse entre 1520 y 1530. Son esculturas de estilo flamenco, posiblemente realizadas en Bruselas, que contienen reliquias procedentes de Colonia, ciudad donde, según la tradición, Santa Úrsula fue martirizada a manos de Atila y los hunos en el 451.

El conjunto más amplio e importante que se ha conservado es el compuesto por cinco bustos que posee el Museo Diocesano de Arte Sacro de Álava. Mientras en Astorga se custodian dos procedentes de la Colegiata de Villafranca del Bierzo, que eran propiedad del marqués consorte de Villafranca, Don Pedro de Toledo (1484-1553), virrey de Nápoles en tiempos de Carlos V, entre 1532 y 1553.

De Salamanca se mostrarán dos obras cedidas por la Diócesis y la Universidad. Esta última cederá un óleo del siglo XVI, de Juan de Flandes, que se perdió en 1952 y se recuperó en 2011. Esta obra del pintor de la corte de Isabel la Católica formaba parte del retablo en el que se escenifican las imágenes de Santa Apolonia y Santa María Magdalena.

La colaboración con el Museo de Escultura propicia que se cuente con patrimonio de la diócesis de Ávila. De allí llegarán cinco esculturas, entre ellas la 'Santa Faz' de Vasco de la Zarza, de 1512. Y lo mismo sucede con la de Burgos, que presta tres tallas policromadas, dos anónimas y una de Jacob Van Cothem.

Otras joyas.

Esta gran muestra que organizará el centro cultural de la capital también contará con piezas procedentes de otras regiones. Desde el Museo de la Catedral de Badajoz se traerá el bajorrelieve florentino de Desiderio de Settignano 'Madonna con el Niño', y desde el Cabildo de la Catedral de Plasencia se trasladará la bula del Papa Leon X de nombramiento como obispo a Bernardino López de Carvajal.

Este valiosísimo documento se localizó en 2017 en el traslado del Archivo Diocesano y el Archivo Capitular de Plasencia. Se localizó dentro del pequeño estuche original de latón en el que llegó desde Roma, posiblemente a manos del propio Bernardino de Carvajal, que se encontraba en perfecto estado de conservación.

Otro de los 'tesoros' que recalará temporalmente en Valladolid gracias a la exposición 'Tiempo Modernos' es la talla de la Virgen de la Sapiencia de Donatello. Esta obra, tallada en mármol dorado de Carrara, con restos de policromía, se exhibe habitualmente en el Museo Catedralicio de Segorbe.

En definitiva, estamos ante un catálogo de obras que volverá a situar al Museo de Escultura en el listado de los más visitados.