Alejandro Pulido lleva seis años conviviendo con la diabetes. Ahora tiene 18 y pese a su juventud reconoce que al principio no quería salir de casa por medio a contagiarse: «Creo que no lo hice hasta el tercero después de que se pudiese ir a pasear». En su caso, tuvo, además, que establecer unos horarios para hacer ejercicio en su domicilio, ya que no salía ni para comprar. «Antes del confinamiento, además de pasear, hacía 2-3 veces por semana ejercicio más intenso. Sin él me descontrolo, me genera ansiedad, como más, otros días menos y tenía que estar todo el día calculando, casi como me pasaba al principio de cuando me lo diagnosticaron», señala. Así que entre sus estudios de Ingeniería Informática buscó, al menos, una hora al día para ejercitarse en casa. «Ahora salgo a pasear por las mañanas y lo tengo todo bastante más controlado», añade reconociendo que pasar del todo a la nada en cuanto a movimientos «fue duro».