Una Belén Rueda de lo más descreída y camaleónica

Alicia G. Arribas (efe)
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La versátil actriz da vida en 'La ermita' a una médium de pacotilla, antipática y de mal humor en una trama que revisa las relaciones perdidas entre madres e hijas

La artista madrileña se adentra en el mundo fantástico de Carlota Pereda. - Foto: Europa Press

Veinte años de carrera como actriz avalan la versatilidad de Belén Rueda en su último papel convertida en Carol, una médium de pacotilla con media cara quemada en un extraño incendio, antipática y descreída, que la devuelve al cine de terror como protagonista de La ermita, segundo filme de Carlota Pereda (Cerdita).

Musa inequívoca del género (a pesar de sus risas cuando escucha el comentario), Rueda ha protagonizado películas tan emblemáticas -y taquilleras- como El orfanato (2017); Los ojos de Julia (2010); El cuerpo (2012), Séptimo (2013), No dormirás y El pacto en 2018, la paranormal Fenómenas (2022), y ahora, La ermita.

«Empezamos a conocer la historia de Carol con la muerte de su madre, con la que no se hablaba desde hace años. Creo que, ya eso, es algo que se te queda clavadito», considera la actriz, que brilla en su composición de esta mujer dolorida, escéptica, solitaria y desagradable -tan diferente a ella misma-, sin futuro y sin ilusión.

«Es muy interesante porque es un personaje que inicialmente cae mal. Pero, sin embargo, tiene mucho humor, que yo creo que es importante en la vida para afrontar momentos dramáticos», anota.

Escrita por la propia Carlota Pereda, con la que Rueda coincidió cuando hacía la serie Periodistas, la cinta comienza con un episodio del siglo XVII, cuando los habitantes de un pequeño pueblo vasco se enfrentaban a la peste negra.

Los hombres pájaro -médicos que usaban máscaras con largos picos y que han sido origen de multitud de leyendas- separan sanos y enfermos para dejar a los contaminados morir en soledad; una niña, Uxua, es separada de su madre sana y pierde su muñeca por el camino a su encierro hacia la muerte.

Ese episodio se repite cada año en las fiestas del pueblo y todos los habitantes participan: durante los días que la ermita permanece abierta, las almas de los que allí murieron pueden ser reconfortadas, y Uxua, recibir muñecas que la consuelen.

Aunque es la primera vez que Rueda se enfrenta a la mitología vasca, la actriz se ha encontrado cómoda con la historia por que le gustan las leyendas: «creo que tienen algo mágico», considera.

Este relato, precisa, ha sido adaptado para ajustarse al guion que transcurre en el presente a través de las historias paralelas de Carol, que vuelve al pueblo de su infancia por la muerte de su madre, una mujer entregada a sus creencias, médium auténtica que la abandonó cuando era pequeña, y Emma, amiga y confidente de brujerías de la fallecida.

Rueda sostiene que, en el cine de género, las imágenes cuentan más rápido lo que requeriría explicaciones con muchas palabras; así, «con la aparición de los hombres pájaro viene a la mente el olvido, la enfermedad, la pérdida. Esta película tiene muchas imágenes impactantes que no necesitan palabras».

Para Rueda, La ermita es «un drama sobrenatural», pero también habla del amor, de la reconciliación, y los puentes entre la vida y la muerte. 

Le encantan los personajes que son muy diferentes a ella, como Carol, «por cómo mira la vida, como si ya estuviera todo perdido y no quedara nada por hacer. No tiene proyecto, ni ilusión. Está por estar», hasta que se cruza con Emma.

«Era primordial que Carol no se convirtiera en la madre de Emma», señala, porque la suya (interpretada por Loreto Mauleón) vive, aunque está muy enferma y va a morir. 

La ermita, que llegará a las salas el próximo viernes, cuenta en el reparto con Josean Bengoetxea, Elena Irureta y Nagore Aranburu. 

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