La bodega pionera en Fuensaldaña

M.B.
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Los hermanos Parrado, Javier y Jesús, nos abren las puertas de la bodega La Nieta, que data del siglo XV y se abrió como restaurante en agosto de 1968

José Manuel Aguado, en la cocina de la bodega La Nieta. - Foto: Jonathan Tajes

Los hermanos Javier y Jesús Parrado dirigen hoy la bodega que fue pionera en Fuensaldaña, La Nieta. Con más de 55 años, este emblemático restaurante ha dado de comer a deportistas, artistas, toreros, militares, políticos de primer nivel –«hasta La Chunga ha bailado aquí»–... que han pasado por alguna de sus cuatro sisas (comedores) y han visto la enorme viga de más de 500 años que recorre el lagar. No en vano la bodega, como tal, data del siglo XV, y era la elegida para hacer el vino para los moradores del castillo de la localidad. 

No fue hasta 1968 hasta cuando pasó a ser restaurante. De la mano del padre de Javier y Jesús, Manolo; y de su hermano mellizo, Agustín. Ambos conocían de sobra el negocio, ya que su madre, Alejandra, tenía el Bar Moderno, la conocida como la cantina del pueblo. «La bodega era de nuestro tío, Pedro, y se la compramos. Aquí se hacía vino y en un almacén se guardaban hasta patatas», recuerda Agustín, un libro abierto a sus 92 años (Manolo falleció en 2004), que explica cómo pasó de bodega a restaurante: «Con un dinero de una venta, unas 8.000 pesetas, dimos una comida aquí para un grupo de cazadores. Quedaron tan contentos que el entonces alcalde nos comentó la posibilidad de pasar a ser restaurante y así lo hicimos». El segundo apellido de Agustín y Manolo es Nieto y por ello se decidieron por el nombre de La Nieta.

Con sus propias manos llegaron a excavar alguna estancia, como la que hoy acoge la cocina –en sus inicios estaba pegada a la barra– y a pesar de alguna que otra reforma, tanto los primeros dueños como los actuales, segunda generación de los Parrado, han mantenido la esencia de lo que en su día fue la bodega.

Lechazo asado en la bodega La Nieta.Lechazo asado en la bodega La Nieta. - Foto: Jonathan TajesDesde sus inicios apostaron por el lechazo asado, por las carnes, por el embutido... y poco a poco han ido incrementando la oferta de su carta, sobre todo con la entrada de Javier y Jesús, al frente del establecimiento desde 1985. Con un horno panadero en esos comienzos, que mantienen en una bodega añeja, 'El rincón del barrero', donde realizan eventos y celebraciones de grupo; ahora cuentan con uno convencional, donde dan buena cuenta de los lechazos que llegan del Valle de Esgueva. De ello se encarga José Manuel Aguado, que lleva años con la familia Parrado en La Nieta.

«Gastronómicamente hablando hacemos una cocina castellana, con platos de antes, como callos, manillas, morro, rabo, conejo... con guisos y legumbres, como el cocido los lunes de octubre a mayo; con carnes rojas y con apuesta por el producto de temporada, como los caracoles, los cangrejos, los níscalos...», recoge Javier Parrado, que añade que siempre hay fueras de carta. Una carta más o menos fija, con productos típicos de una bodega, como morcilla, chorizo, tortilla, mollejas, riñones, sopas de ajo... además de solomillo y chuletón, a la plancha, y el consabido lechazo asado, por 46 euros el cuarto.Aquí con un majao, «que es uno de sus secretos», que lleva con ellos desde los inicios. También tienen menú diario, de lunes a viernes, por 19 euros, con varios primeros y segundos, en función del mercado y del día.

Con una capacidad para unos 200 comensales, divididos en esas cuatro sisas (comedores) y el lagar, La Nieta abre todos los días, menos los miércoles, de 12.30 a 16.30 y de 19.00 a 23.30 horas (menos los meses de julio). Esas sisas son ya de por sí parte de la historia de la bodega, con aperos de labranza y para hacer vino, entre otra decoración, además de unos cuadros que recuerdan al paisaje castellano.

Aunque funcionan todos los días, son los fines de semana cuando siguen llenando sus comedores, con el reclamo del lechazo asado principalmente, «y con la ayuda de internet». Con gente de Valladolid pero también de fuera, con el último empujón de la distinción del Solete, dado por la Guía Repsol el pasado año.