Iba a ser una campaña contra incendios dura y se está cumpliendo al pie de la letra. Tanto que solo en el mes de julio ya ha ardido en Castilla y León tanta superficie como en todo el año 2014. La falta de lluvias que se arrastra desde la primavera, sumado a las temperaturas también superiores a las normales en un mes como el que acaba de terminar han convertido el campo regional en un polvorín que prende con facilidad. Si a ello se le añaden rachas de viento y demasiadas imprudencias -cuando no alevosía y premeditación-, el resultado es la ‘tormenta forestal perfecta’.
Una situación que contrasta más si cabe con el atípico julio del año pasado, que se caracterizó por unas temperaturas anormalmente bajas y mayor humedad, que permitieron batir el récord mínimo de superficie arrasada por el fuego, ya que los pocos incendios que se detectaban quedaban extinguidos con rapidez.
Solamente los cinco mayores incendios registrados este mes suman más de 4.800 hectáreas calcinadas. El de mayores dimensiones se localizó en el corazón de la provincia leonesa, en los términos municipales de Quintana del Castillo y Palaciosmil, donde el fuego arrasó alrededor de 2.300 hectáreas después de que el primer día se diera por controlado y se reavivase por la noche y luego fue necesaria la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME)
Los alcaldes de los municipios afectados cuestionaron la coordinación del dispositivo e incluso se produjo una protesta contra la Junta de Castilla y León.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha insistido en que la mano del hombre está detrás de la gran mayoría de los accidentes, bien por negligencia, bien con intencionalidad clara de acabar con el monte. Y sobre este último supuesto, que calificó de «terrorismo salvaje contra el medio natural», el nuevo consejero pidió tolerancia cero de los ciudadanos. «Muchas veces se sabe quién el autor y a pesar de ello hay un silencio absoluto de los vecinos», actitud que censuró y animó a delatar a los autores.
La concatenación de grandes incendios llega justo el año en el que la Junta, tras el acuerdo con el Diálogo Social, ha aumentado en cinco millones la dotación para las labores forestales que permiten aumentar la presencia de las cuadrillas en los montes tanto para la extinción como para la limpieza y prevención. Así, las terrestres han pasado de 5,3 meses del pasado año a 6,6, mientras que las helitransportadas suben de 4,9 meses a 8,1.
El operativo regional de este verano cuenta con 4.129 profesionales (ingenieros, agentes medioambientales y forestales, celadores y vigilantes, entre otros), de los que 1.300 son empleados públicos. La Junta aporta 20 helicópteros, 175 cuadrillas -115 terrestres y 65 helitransportadas-, 196 autobombas, 24 retenes de maquinaria pesada y 200 puestos y cámaras de vigilancia. Además, el Ministerio de Agricultura aporta 10 medios aéreos- 5 aviones y 5 helicópteros-, además de los medios aéreos del Estado.