La prolongación de 'La Rueca' en Laguna

M.B.
-

Nacho Rodríguez nos abre las puertas de El Rincón del Norte, un restaurante de cocina casera y muchos platos con más de tres décadas de historia

Nacho Rodríguez, en la cocina de El Rincón del Norte en Laguna de Duero. - Foto: Jonathan Tajes

Se puede decir que El Rincón del Norte es la continuación de La Rueca, uno de esos locales emblemáticos de Laguna de Duero, que durante casi tres décadas deleitó con su cocina casera a laguneros y visitantes. Se puede decir porque el dueño de El Rincón del Norte es Nacho Rodríguez, hijo de Marcelo y Milagros, que abrieron La Rueca en 1992. Y se puede decir porque muchos de los platos que se degustaban en La Rueca se trasladaron a El Rincón del Norte.

«Mis padres abrieron en 1970 el restaurante Hernando. Mi padre era de San Pedro de Latarce y trabajó en hostelería en Francia. Al volver, se vinieron a Laguna y comenzaron con el Hernando», recuerda Nacho sobre la historia y sus inicios en el sector. En 1992, Marcelo y Milagros se lanzaron a otro negocio, La Rueca, que mantuvieron abierto hasta 2019. Allí trabajaron los padres y sus dos hijos, Marcelo y Nacho. Este segundo siempre en los fogones, primero junto a su madre y luego ya dirigiendo la cocina: «Primero la ayudaba yo a ella y luego ella a mí». 

Tras jubilarse sus padres, Nacho cogió los mandos de El Rincón del Norte, en la plaza de la Hospedería, 1, de la localidad vallisoletana. «Lo habíamos adquirido en 2003 y había hecho un primer intento, montando una brasería, Mila, por mi madre; pero creo que fue un error abrir dos negocios tan cerca», recuerda Nacho. Así que se alquiló y tras varios años, el propio Nacho se puso al frente del mismo, ya como El Rincón del Norte en mayo de 2019: «Mantuve el nombre aunque pensé incluso en ponerle algo de La Rueca».

Arroz con bogavante en El Rincón del Norte.Arroz con bogavante en El Rincón del Norte.Desde entonces, junto a su mujer, Aleyda Velasquez, y su hijo, David, comandan un establecimiento que mantiene algunas de las delicias que durante años se degustaron muy cerca, como el salpicón de marisco, el bacalao a la riojana, el rabo estofado, las gambas a la gabardina, el lechazo asado y el arroz con bogavante. «Somos un restaurante de cocina tradicional, pero sobre todo de cocina casera. Aquí se hace todo desde cero», añade. Y da fe con vídeos en redes sociales donde se le ve preparando grandes piezas de carne, pescados y otros platos, como torreznos desde el mismo corte de la pieza y al horno. Y con una cocina abierta en la que los comensales y los clientes pueden observarlo mientras prepara los manjares del día: «Soy actor (bromea). Es un poco show, pero ya me he acostumbrado. Al principio, tuvimos un acuario y los clientes elegían el bogavante que iban a comer con el arroz. Ellos mismos me veían trocearlo y flambear luego el coñac». Esto último aún se puede ver en directo mientras prepara uno de los platos que más éxito tiene. Nacho lleva desde 1992 en cocina, siempre vinculado a los negocios familiares, aunque tiene más de tres mil horas en cursos de hostelería. 

El local cuenta con un menú diario, por 12 euros; y uno de fin de semana, por 18,5 euros, con seis primeros, seis segundos, pan, postre y bebida; con fijos, como el cocido los jueves;o fabada asturiana, rabo estofado y bacalao a la riojana los fines de semana. Además de con una carta, «no demasiado larga». Abre de martes a domingo, de 9.00 a 17.00 horas; y de 19.30 a cierre; y tiene una capacidad para unos 60 comensales en el comedor; barra más tres mesas y una terraza, «que es una locura con el buen tiempo», con 14 mesas. Por eso cuenta con buena ayuda, de Ana en la cocina, y de otras cuantas personas en el establecimiento.

En El Rincón del Norte tiran de la tierra, y del producto local: «Todo lo que podemos traer de Laguna, lo traemos; como el pan de los dos obradores de la zona, Pan Blanco y Castellano; la carne de Justino Gutiérrez...».

A diario, su clientela es más de trabajadores de la zona; mientras que los fines de semana pasan a ser familias los habituales en su local. Además, los sábados y los domingos sirven pollos, «de verdad», asados para llevar. Por 12 euros, con patatas y torrezno. Y recuerden, aquí todo se hace desde cero.