Luces y sombras del Palacio Real de Valladolid

M.Rodríguez
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Este año se conmemora el quinto centenario del inicio de la construcción del Real Sitio de Valladolid, un inmueble que en 1876 se cedió el Ejército y sigue vinculado a Defensa

Luces y sombras del Palacio Real de Valladolid - Foto: Jonathan Tajes

El Palacio Real de Valladolid es una de las grandes joyas arquitectónicas más desconocidas para los vallisoletanos. Tras sus muros se vivieron algunos de los episodios más destacados de la historia de España. Por eso este año, coincidiendo con el quinto centenario del inicio de su construcción, el Ejército plantea un amplio programa de actividades para que los vecinos y turistas conozcan sus luces y sombras.El proyecto del Palacio Real comenzó a ser una realidad en 1523. El arquitecto Luis de Vegas lo diseñó inicialmente como la casa de unos nobles vallisoletanos, pero con la condición de que fuera digna de alojar a los reyes en sus visitas a la capital. A partir de ese momento Valladolid contará con un palacio adecuado para alojar a los reyes en sus visitas, que varios siglos después fue centro de operaciones de Napoleón en la Guerra de Independencia y más tarde acabó siendo sede del Ejército (Ministerio de Defensa), uso que se mantiene bajo la denominación de IV Subinspección General de Ejército.

Aunque a lo largo de su historia ha servido como alojamiento también a personajes como Red Hugh O'Donell, Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Diego Velázquez, Rubens e incluso se habla de William Shakespeare. La última estancia de la Familia Real fue en mayo de 1921, con motivo de la visita a la ciudad de Alfonso XIII acompañado de su esposa Victoria Eugenia, la Reina madre María Cristina y el resto de la familia. 

Reales Alcázares. El complejo  de los reales alcázares está constituido por un conjunto principal con tres patios, escalera y capilla. De todo, hoy solo queda el corazón del palacio propiamente dicho, que organizaba en torno a los tres patios proyectados por Luis de Vega para cubrir las necesidades palaciegas de los Austrias, con un patio central de honor y otros dos privados para los respectivos cuartos de la Reina y del Rey. Precisamente el patio principal casi no ha sufrido cambios en las restauraciones y mantiene su carácter de patio de armas, donde destaca su conjunto de medallones labrados 

Pero en el devenir de estos cinco siglos se han perdido otras muchas dependencias, como son las casas nobles colindantes, jardines, plaza de toros, juego de pelota y los «oficios» de Palacio y sobre todo la Capilla Real, la iglesia y el convento de San Diego, cuyas pinturas y esculturas se conservan actualmente en el Museo de Escultura y en el Museo de la Pasión.

Luces y sombras del Palacio Real de ValladolidLuces y sombras del Palacio Real de Valladolid - Foto: Jonathan TajesEl palacio, propiedad de la familia De los Cobos, se vendió en 1600 al Duque de Lerma, que lo enajenó en 1601 a favor de Felipe III cuando decidió establecer la Corte en Valladolid y convertirla en capital del Imperio. A partir de ese primer palacio y gracias a un ambicioso proyecto de ampliación en la plaza de San Pablo y en las inmediatas, se construyó un gran conjunto arquitectónico. «Esa es precisamente la característica más excepcional del conjunto áulico vallisoletano: su complejidad y la inteligencia con que todas sus partes fueron integradas en una unidad a la vez funcional y representativa. A partir de él se llevó a cabo una profunda transformación urbanística que afectó, entre otros, a su entorno inmediato con la creación de plazas, la definición de nuevos recorridos urbanos, la zonificación funcional y representativa de la ciudad o la instalación de edificios dependientes del aparato del Estado o del propio Palacio Real, estos últimos conectados de manera orgánica al mismo por medio de pasadizos» según apunta en un estudio Javier Pérez Gil, del Instituto Universitario de Urbanística de la UVa. 

Unos pasadizos que dieron lugar a diversas leyendas urbanas, pero que, además de comunicar, garantizaban la privacidad de los espacios domésticos. Servían para realizar un recorrido directo, privado, discreto e inaccesible a la mirada de los viandantes. Desde la residencia regia, se extendían de muy diversas formas, generalmente a la altura del primer piso: salvando calles a modo de puentes cerrados, corriendo adheridos a la fábrica de los edificios por donde discurrían o atravesándolos cuando era oportuno. Se trataba de una red extensa y compleja, aunque marcada por el pasadizo principal que unía el núcleo palacial desde la Galería de Saboya con el palacio de los condes-duques de Benavente. «Era este el pasadizo más largo de cuantos se construyeron y contó con una prolongación hasta la ribera del Pisuerga, donde había diversos espacios de recreo, así como un embarcadero desde el que una flotilla trasladaba a los reyes hasta la Huerta del Duque, posterior Real Sitio de Huerta del Rey», recuerda Pérez Gil.

Uno de los edificios que se comunicaban con estos pasadizos era  el Salón Principal,  que se inauguró con la ceremonia de la firma de la paz entre España e Inglaterra. En 1763, con el palacio sin uso desde hacía tiempo, fue desmontado, y en 1870 los terrenos se subastaron y se construyó allí el antiguo colegio de El Salvador. Igualmente casi no se conservan los espacios verdes, espacios ajardinados que se extendían hasta Poniente, y que contaron con un pequeño zoológico.

Cambios. Cuando la corte se fue de nuevo a Madrid en 1606, el edificio sufrió distintos daños, que años más tarde se encarga de revertir el arquitecto Ventura Rodríguez y fueron ejecutados por el maestro vallisoletano Manuel Godoy. Entre los cambios más notables está la escalera imperial, que encargó Carlos III y el salón del trono, pieza principal de representación militar y donde se celebran los actos más relevantes de la vida castrense. También destaca el comedor de gala, donde se celebran recepciones en visitas internacionales.

Luces y sombras del Palacio Real de Valladolid
Luces y sombras del Palacio Real de Valladolid - Foto: Jonathan Tajes
 Sin embargo, el uso militar ha propiciado, de alguna manera, que gran parte de la sociedad desconozca el patrimonio existente tras los muros de los edificios donde estas unidades tienen sus sedes. Algo que se quiere solventar con la programación diseñada para este centenario, donde se recordará que  este palacio constituyó la sede de cuatro reyes de la casa de los Austrias, la capitalidad del reino durante cinco años, entre 1601 y 1606 y además en él tuvieron lugar diferentes acontecimientos, entre los que destacan el nacimiento de Felipe IV, la muerte de una Princesa de Asturias, la firma de un acuerdo de paz entre España e Inglaterra o ya posteriormente, ser el centro neurálgico de las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia o la sede de la Capitanía General de Castilla la Vieja a lo largo de los siglos XIX y XX.

En busca del logo para celebrar el V Centenario. La Jefatura de la 4ª Subinspección General del Ejército ha convocado un concurso para el diseño de un logotipo para el programa de actividades que se desarrollarán con motivo del V Centenario del inicio de la construcción del edificio Palacio Real (1523-2023). Esta imagen representativa deberá reflejar la importancia del edificio como exponente de la tradición, la cultura, el patrimonio y la colaboración cívico militar a lo largo de la historia. El ganador se conocerá el próximo viernes 16 de enero, fecha en la que también se presentará la programación para dar a conocer esta joya arquitectónica.