Villanubla se queda sin vuelos regulares dos días por semana

David Aso
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Su actividad comercial cae un 15% con respecto al invierno de 2022, sólo da para dos destinos regulares y se sitúa entre los aeropuertos que más lejos están de recuperar cifras prepandemia

Clientes de la cafetería del aeropuerto de Valladolid observan la llegada de un vuelo regular procedente de Gran Canaria. - Foto: Jonathan Tajes

Tal día como el lunes de la semana pasada, sin velas ni celebraciones, se cumplían 20 años del primer vuelo que operaba Ryanair en el Aeropuerto de Valladolid (6 de noviembre de 2003). En esos tiempos pasaban por allí alrededor de 200.000 viajeros al año y la flamante conexión con Londres, tercera ruta internacional que se establecía en la historia de esta terminal (tras París en 1991 y una con Lisboa en febrero de 2003 que no solía llevar a más de tres o cuatro pasajeros por trayecto), disparó las expectativas en lo que supuso el inicio de un paulatino despegue de actividad que le llevó a elevar su techo hasta los 512.928 viajeros de 2007, entonces también gracias sobre todo al establecimiento de enlaces de la firma irlandesa con destinos a Bruselas-Charleroi y Milán-Bérgamo, aparte de vuelos de otras compañías a Barcelona, París... Claro que por entonces la Junta de Castilla y León mantenía importantes acuerdos de promoción turística con las aerolíneas que, en el caso de Ryanair, llegaban a rondar el millón de euros por ruta, y esa estrategia desapareció de esta Comunidad hace ya más de una década, mientras el de Villanubla vuelve a parecerse mucho al aeropuerto de hace más de dos. 

De hecho, su oferta actual de vuelos comerciales ha movido 160.447 pasajeros de enero a septiembre de este año, menos incluso que en el mismo intervalo de 2003 (166.151). De 50 aeropuertos gestionados por Aena, sólo siete están más lejos de alcanzar en este aspecto cifras prepandemia, a pesar de que tampoco eran ya especialmente brillantes para Valladolid (249.224 pasajeros en 2019, menos de la mitad del ya citado récord de 2007). Y la campaña de invierno que apenas acaba de empezar (va del último domingo de octubre al último de marzo, mientras el resto es campaña de verano) se presenta especialmente fría, tras aplicarse un nuevo recorte en la oferta de vuelos comerciales que, según los datos facilitados a El Día por Aena, conllevará una merma de actividad que se sitúa en el entorno del 15%, mientras la suma del conjunto de aeropuertos del país refleja un porcentaje similar pero al alza, dado que crece la gran mayoría.

En total, las compañías que operan en Villanubla han programado concretamente 416 vuelos comerciales (regulares o chárter) de salida o llegada entre el 29 de octubre y el 24 de marzo, un 14,8% menos que en la temporada de invierno anterior. Por número de asientos ofertados, son 65.600 y la reducción asciende al 16,6%.

Ryanair, ya sin su ruta de verano a Palma (la retomará el 1 de junio de 2024 con cuatro vuelos semanales), sólo prevé mantener en estos meses tres frecuencias de su conexión regular con Barcelona (ida y vuelta los lunes, viernes y domingo), frente a las cinco del invierno pasado (de miércoles a domingo), con la excepción del periodo navideño, del 18 de diciembre al 7 de enero, durante el cual volará a diario, tal y como informaba recientemente la Agencia Ical.

Vueling, por su parte, mantuvo tres enlaces semanales durante el invierno pasado entre Villanubla y la Ciudad Condal (miércoles, jueves y domingo), y esta nueva campaña la ha iniciado con sólo dos (miércoles y viernes), si bien añadirá un tercero los domingos del 3 de diciembre al 7 de enero, igual que también hará de febrero a marzo.

En cuanto a Binter, repite la misma operativa del invierno pasado, con dos trayectos semanales de ida y vuelta entre Villanubla y Gran Canaria los lunes y jueves.

La oferta actual de vuelos regulares se limita así a dos destinos, aunque en navidades también habrá conexiones de Air Nostrum con otros dos, Palma de Mallorca (13 días con una frecuencia de ida y vuelta) y Tenerife (7). Y después están los chárter, que de paso permiten que el aeropuerto retenga algo de tráfico internacional, al operarse destinos como Egipto, Turquía, Malta, Francia o Italia (aparte de España), muchos de ellos gracias a los viajes del Club de los 60 que impulsa la Junta. Sin embargo, de los antes apuntados 65.600 asientos que suman la oferta de vuelos comerciales de este próximo invierno, la inmensa mayoría (61.190, el 93,3%) se concentra en rutas nacionales, frente a porcentajes absolutamente minoritarios de conexiones con países del resto de Europa (3.390, 5,2%) o de África (994, 1,5%).

Mártes y sábados sin vuelos regulares

Con una oferta tan exigua, el panel de salidas y llegadas de vuelos regulares resulta desolador: los días con más actividad garantizada son los lunes, miércoles y viernes con dos de ida y otros tantos de vuelta; después los jueves y domingos con uno de cada; y los martes y sábados, ninguno. Después están los vuelos chárter, pero en invierno escasean; esta misma semana, sin ir más lejos, sólo hay uno programado.

En la cafetería, que cerró en marzo de 2020 con el confinamiento y no se reabrió hasta el pasado 29 de junio, ya con nueva concesionaria (Dkfoods), quien trabaja como encargada, Nuria Ramos, valora que al menos puedan mantener tres empleos. En verano eran cuatro e incluso ofrecían menús completos a 12 euros; pero ahora, con el bajón de viajeros, los trabajadores del aeropuerto han pasado a representar «alrededor de la mitad» de sus clientes; Aena tiene 42, y aparte están los de las aerolíneas, empresas y servicios externos.

En mayo de este año se estrenaba también una tienda de perfumería y bebidas alcohólicas donde trabajan otras dos personas. «Siempre hay algo que hacer», valora contenta Eva Miriam Vaca desde el otro lado del mostrador. Pero sobre todo siempre que esté la persiana subida, ya que hay jornadas en que no pasa de dos horas y media o tres. Depende del plan de vuelos de salida de cada día porque, cuando ya no queda ninguno, la tienda echa el cierre; y la cafetería también si ya está fuera de su horario básico, que va de 9.00 a 14.00 horas.

«Ver así el aeropuerto da pena», opina Javier Bartolomé, empleado de la empresa de 'handling' de Ryanair que, con más de 15 años de experiencia en Villanubla, ha conocido tiempos mucho mejores. Tenía ilusión por que el 20º aniversario de la llegada de la aerolínea irlandesa alentara más vuelos, y él mismo, según cuenta, aprovechó el año pasado un encuentro casual en un acto con el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, para pedir el apoyo de la Junta. Bartolomé aprecia que «fue receptivo», y tanto él como otro trabajador intercambiaron correos con su gabinete ante la posibilidad de que ello contribuyera a motivar una nueva política de inversión en promoción turística que favoreciera que el aeropuerto vallisoletano remontara el vuelo. Sin embargo, aunque desde la Consejería de Turismo matizaban esta semana a El Día que están «abiertos a propuestas por parte del aeropuerto o las aerolíneas», hoy por hoy la realidad lleva a mantener los pies en la tierra para atravesar otro frío invierno.