¿Reaparecen los lobos solitarios?

EFE
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La evidencia de la amenaza integrista se ha hecho patente tras el ataque de Algeciras y el arresto de otro yihadista en Gerona, a pesar de que desde 2017 no había habido atentados

Imagen de archivo de efectivos de la Policía Nacional en una operación contra el terrorismo yihadista. - Foto: EFE/Toni Albir

Dos nombres, Yasin Kanza y Fath Allah Benhachem Grarrass, han devuelto el terrorismo yihadista a la actualidad informativa en España para recordar lo que las Fuerzas de Seguridad nunca han olvidado: que la amenaza persiste y que, además, puede aparecer en forma de lobos solitarios.

Hoy está previsto que pase a disposición de la Audiencia Nacional Kanza, el marroquí de 25 años que el miércoles atacó dos iglesias de Algeciras armado con un machete de grandes dimensiones. Mató a un sacristán e hirió a varias personas. Habrá que esperar unas horas para saber si el juez lo califica de acto terrorista. Para que lo haga, será esencial el resultado de los rastreos realizados a una memoria externa hallada en el registro de la casa donde vivía, a sus dispositivos móviles, a las conversaciones que mantuvo y con quién, a las páginas que pudo visitar en internet... Su acción no ha sido reivindicada por el Estado Islámico (EI), pero sí se ha hecho eco de la misma a través de medios afines.

Casi a la misma hora que Kanza perpetraba los ataques era arrestado en Gerona Fath Allah Benhachem Grarrass, de origen marroquí y nacionalidad española, con nivel «avanzado» de radicalización y que ese mismo día había hecho búsquedas en internet sobre cómo atacar con armas blancas.

Como reflejaba el auto del juez que le envió a prisión, el detenido, con un perfil «de gran violencia y agresividad», había manifestado en grupos afines al EI su pretensión de atentar en España contra algún «objetivo individual accesible asociado a los Gobiernos español o marroquí o bien a intereses judíos».

Las Fuerzas de Seguridad no han bajado la guardia ante la amenaza terrorista pese a que desde 2017, cuando se produjeron los atentados en Cataluña, no se ha perpetrado ningún ataque yihadista.

Mientras que, según Interior, Kanza «no estaba en el radar de ningún servicio nacional por radicalización», Grarrass se encontraba en el foco, incluso del FBI.

Pero, ¿ambos son lobos solitarios? Fuentes de la lucha antiterrorista creen que sí y no dudan en afirmar que se trata de dos casos de extremismo que les lleva a querer cometer acciones violentas.

Los expertos consultados no dudan en reconocer que la detección de estos individuos es «muy difícil». Y más aún averiguar cuándo van a actuar. Si finalmente dan el paso, lo harán con armas muy simples (machetes, cuchillos...) Normalmente, cuando empiezan a atacar, «ya no pueden parar» y continúan la acción hasta que son neutralizados. 

La 'locura' no es eximente

Mucho se ha escrito sobre el posible trastorno mental del atacante de Algeciras y se ha llegado a decir que estuvo en tratamiento psiquiátrico en su país. Alegar «locura no minimiza el hecho, ni siquiera lo exime de ser terrorismo». En todo caso, «afectará a la culpabilidad penal, pero seguirá siendo terrorismo». El trastorno psicológico, si existe, «complica mucho» la valoración del individuo. Pero además, hace más peligroso al sospechoso porque será más impredecible todavía.

En el caso del atacante de Algeciras, aún no se sabe con certeza si se radicalizó, pero podría haberlo hecho de forma casi exprés a través del consumo de material en internet. 

Un investigador pone como ejemplo el caso del autor del atentado de Niza (Francia) en 2016, que se radicalizó en apenas mes y medio. Según este experto en yihadismo, el ataque de Algeciras es «singular». Cree además que el sospechoso podría sufrir alguna enfermedad mental debido al consumo del hachís en su adolescencia y asegura: «su radicalización no es normal, no creo que haya visto un material yihadista completo de adoctrinamiento».

No descarta tampoco que la quema la semana pasada de ejemplares del Corán en algunos países europeos pudiera haber empujado al presunto yihadista.