Antiguas escuelas que son tiendas o salones para fiestas

R.G.R
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Media docena de municipios se han visto obligados a cerrar sus aulas en los últimos años por la falta de niños. Ahora, tienen otros usos al ser propiedad de los ayuntamientos

300823JT_0038.JPG - Foto: Jonathan Tajes

Media docena de localidades de Valladolid han visto cómo sus escuelas cerraban sus puertas debido a la falta de niños. La caída de la natalidad y el efecto de la despoblación en el medio rural han ocasionado que, poco a poco con el paso de los años, algunas localidades no hayan tenido más remedio que echar el cierre a sus escuelas ante la ausencia de niños. Una fatalidad para los pueblos a pesar de que la Consejería de Educación es muy permisiva a la hora de mantener los centros abiertos, con tan solo cuatro escolares.  

En algunos casos, en los pueblos sí residen los menores suficientes para mantener los colegios abiertos, pero los padres prefieren que acudan a los centros rurales agrupados (CRA) porque consideran que recibirán mejores atenciones y no estarán en la misma clase con niños de distintas edades como ocurre en este tipo de centros. 

De una forma u otra, varios municipios se han visto afectados por este problema. Aparte del problema social para el pueblo, el Ayuntamiento tiene que tomar una decisión sobre el propio edificio. ¿Qué ocurre entonces con el inmueble que pertenece a los ayuntamientos y cierra las puertas?

Cada consistorio que se ha enfrentado a esta situación ha tomado decisiones diferentes. En algunos casos, como en Torrecilla de la Abadesa, se mantienen casi intactos, con bolas de tenis en cada una de las patas de las sillas para que no se dañe el suelo. Su alcaldesa, María Sanz de Pablo, asegura que no se han decidido a qué hacer todavía con el inmueble, pero sí relata que se ha usado de forma puntual en las fiestas del pueblo para una cena de convivencia. 

Trigueros de Valle vio cómo sus escuelas se cerraban por falta de menores. No se resignaron a tener el edificio cerrado y en el año 2018 abría la novena tienda dentro del programa de Comercio Rural Mínimo de la Diputación. El edificio, amplio y rectangular, se usa como ultramarinos, dotando a los vecinos de un nuevo servicio después de llevar a cabo obras en el inmueble. 

 Otro de los municipios que cerró su escuela fue Casasola de Arión, en el año 2017. Lo hizo, como el resto, por falta de escolares. Pero el alcalde, Jorge Martínez, no se resignaba a tener el edificio cerrado sin darle una utilidad. Cuenta con cuatro aulas y ahora todas ellas tienen una utilidad. El Ayuntamiento solicitó a los vecinos la donación de libros para abrir una biblioteca en una de las aulas. La petición les desbordó. Fueron tantas las unidades literarias que llegaron, que en un aula se creó una biblioteca y otra sirve de almacén para guardar los que no se prestan. 

Otra de las aulas se ha convertido en una especie de centro de mayores. «Tienen hasta servicio de peluquería», comenta el regidor. Y en el último de los espacios se ha abierto la sede de la asociación de mujeres del municipio, que mantiene reuniones y realiza diversas actividades y actos.