Haciendo gala de nombre camino de Zaratán

M.B
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Nacho Chamoso nos abre las puertas de Buena Brasa, un restaurante especializado en eventos y celebraciones, con la parrilla por bandera y las creación de Iván Ortiz en cocina

Iván Ortiz, en la cocina de Buena Brasa. - Foto: Jonathan Tajes

En algunas ocasiones, los nombres de los restaurantes vienen de tradición familiar, llegan heredados de antiguos propietarios y quizá no hagan referencia a lo que luego uno se va a encontrar dentro. En otras, en la mayoría, sí. En ésta es casi una obviedad: Buena Brasa. Este restaurante-terraza abrió sus puertas en octubre de 2018 en un local donde estaba la Sidrería Lur o años más atrás El Castillo. En la carretera de Zaratán, a cuyo término pertenece, muy cerca del estadio José Zorrilla y del parque de las Contiendas, lo hizo de la mano de un hostelero, y de familia hostelera, Nacho Chamoso, y con un ex del Ermitaño al frente de la cocina, Iván Ortiz.

«La idea siempre ha sido la de venir a pasar 3-4 horas o la tarde aquí. No solo a comer, si no a tomar algo, a disfrutar del lugar y de los diferentes ambientes», señala Chamoso, hijo de Ángel, dueño en su día del hotel Feria, donde el mismo Nacho comenzó: «Hemos sido de hostelería de toda la vida. Empecé en el hotel haciendo de todo, luego me pasé casi 12 años fuera, en Palma de Mallorca, en Estados Unidos... siempre en este mundo». Con 30 años volvió a casa y durante doce estuvo al frente de la restauración en la Real Sociedad Hípica.

En 2018 comenzó una nueva andadura en Buena Brasa, un restaurante con entre 3.500 y 4.000 metros cuadrados y una ubicación alejada del centro. Eventos, conciertos, fiestas, bodas... sus diferentes zonas: comedor, salón chill out, terraza, jardín... y su capacidad para unos 250 comensales sin restricciones, se lo permiten. Aunque sin olvidarse de lo primordial, la cocina. «La brasa es nuestra seña de identidad. Así abrimos. La carne de vaca, la chuleta de lomo alto, en brasa de encina», apunta Nacho Chamoso, añadiendo a ella «la elaboración y parte creativa de Iván en cocina». Porque este último, que salió de la escuela del Diego de Praves y pasó por La Raíz, Montellén, Querida María y Ermitaño, además de Cascajares, pone junto a su equipo la mezcla de lo «tradicional con el producto de temporada y lo moderno, con un toque divertido. Nos gusta que sea fácil de comer y sobre todo divertido».

Así que en la carta se puede encontrar esa chuleta de vaca, uno de los productos estrellas desde su apertura, en sus diferentes maduraciones (que puede ir desde los 50 a los 70 euros el kilogramo en la mesa) –«es importante lo que se madure y controlar la temperatura y la humedad»–; el lechazo en horno de leña o el steak tartar ‘Buenabrasa’, «un plato que se ha convertido en todo un clásico», el carpaccio de pulpo, aguacate y mango, los garbanzos con callos o la verdina con marisco... «Cambiamos la carta un par de veces al año, al principio del verano y antes del invierno, y nos nutrimos mucho de producto de mercado y de kilómetro cero», señala Nacho Chamoso.

Abre de martes a domingos para las comidas, y viernes y sábados para comidas y cenas. Además cuenta con un menú entre semana, con cuatro primeros, cuatro segundos, bebida y postre por 19 euros... aunque el tique medio, fuera de ese menú, anda por los 35.

Buena Brasa, a pesar de las dificultades de estar casi un año cerrado, se ha ido haciendo un nombre en ese mundo de los eventos y las celebraciones, principalmente por su jardín, con una barra incluida. También lo hizo en sus dos primeros veranos por las fiestas de terraceo de los miércoles –el pasado no hizo nada, como la mayoría, por la pandemia... «En éste aún no sabemos si haremos algo», asegura–.

Nombre acompañado siempre de esa brasa, de sus carnes e incluso pescados, con el rodaballo entre otros. Y nombre también gracias a ganar el premio al Mejor Pincho Postre de en la XXII Edición del Concurso Provincial de Pinchos de Valladolid, con su ‘Turrón cítrico’. Nombre... de brasa... buena.