50 años en la Luna

A. G. Mozo
-

En Valladolid, el Museo de la Ciencia se vuelca en una efeméride que los expertos e investigadores más veteranos recuerdan aún «con emoción» y de la que los jóvenes amantes de la astronomía hablan con cierta envidia

50 años en la Luna

«Yo tenía diez años y es un día que no se me olvidará jamás en la vida. Mi familia y yo estábamos de vacaciones en un camping gallego, en Portonovo, y recuerdo que fuimos todos los que estábamos acampados a verlo al bar, en un televisor pequeño que, claro, era en blanco y negro. Había muchísima gente y fue algo muy emocionante que no se me olvida por mucho tiempo que pase». En la actualidad, Luis Fernández San Juan es el máximo responsable del Planetario del Museo de la Ciencia de Valladolid, tiene 60 años y sigue hablando con la misma pasión de aquella vivencia infantil en la que, de algún modo, él también entró a forma parte de la historia, aunque a otro nivel, la de quienes pudieron verlo. «La Luna es la Luna. No hay ni una sesión del Planetario en la que no hablemos de la Luna».
Aficionados y expertos algo más jóvenes, como Fernando Cabrerizo, divulgador, astrónomo aficionado y miembro del equipo técnico de Cielo y Tiedra, centro astronómico situado en el castillo de la citada localidad vallisoletana, tiene 46 años y reconoce «envidia» de los que sí pudieron vivir en primera persona aquellos primeros pasos del hombre en la Luna, el día 21 de julio de 1969: «Sí que me da rabia no haberlo podido vivir, porque en su momento fue uno de los logros mayores de la historia. Hoy en día está la posibilidad de llegar a Marte y al menos me gustaría poder vivir la llegada del hombre a Marte», elucubra.

¿VOLVER A LA LUNA?

Fernando Rull, catedrático de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Valladolid, físico y director de la Unidad UVa-CSIC asociada al Centro de Astrobiología asociado al NASA Astrobiology Institute, es uno de los activos destacados de la misión ‘Exomars’, a través de la que se pretende intentar llegar algún día al ‘planeta rojo’. Él es prudente y explica que «si ir a la Luna ya fue complejo, llegar a Marte lo es aún mucho más». «Hablamos de que si la Estación Espacial Internacional está a 400 kilómetros, la Luna está a casi 385.000 y Marte, a casi 228 millones de kilómetros», detalla Rull en declaraciones a El Día de Valladolid, quien explica así el por qué el hombre lleva desde el 11 de diciembre 1972, sin pisar la Luna, cuando Eugene Cernan, Ronald Evans y Harrison Schmitt, llegaron con el Apolo XVII: «Es difícilmente repetible, pero no por complejidad, sino por presupuesto, porque no hay ningún país que hoy se pueda permitir el lujo de hacer eso». «Cuando se llegó a la Luna yo era un veinteañero», confiesa Rull, «y lo recuerdo perfectamente y con emoción». «Yo ya tenía una clara vocación científica y técnica, y no se me olvida cómo había gente mayor que lo ponían en duda, pese a que lo viesen por la televisión. Eran personas de otros tiempos que dudaban de que los aviones a reacción pudiesen volar».
Para el catedrático de la UVa, la historia no es justa con el papel de los rusos en esa carrera hacia la Luna, porque, en realidad «fueron los primeros en llegar, antes de que los americanos diesen un golpe en la mesa». «La contribución de los rusos es clave. Solo se habla de la llegada de los americanos, pero ese trabajo previo fue fundamental, ya que los americanos, por ejemplo, copiaron los vehículos», detalla este experto, que, luego, con el paso de los años ha conocido a «personas que participaron en esa carrera del lado de los rusos y que quizá no se les reconozca convenientemente.

GUERRA FRÍA

La Luna fue otra batalla más dentro de esa ‘Guerra Fría’ que libraron aquellos años la URSS y Estados Unidos. «Era otro reto más para ellos. Puede que el público en general no reconozca el papel que tuvieron los rusos, pero la comunidad científica sí que ha sabido valorar la contribución y lo avanzada de su tecnología, ya que ellos llevaron a cabo unas misiones importantísimas antes de que Armstrong y Aldrin pisasen la Luna por primera vez hace medio siglo», argumenta Fernando Cabrerizo, quien destaca que «ahora se hacen muchas misiones con robots, lo que a veces hace innecesario que el hombre vuelva a la Luna». «El que se llegara en aquel momento tenía mucho de interés político», reflexiona este divulgador de Cielo y Tiedra.
«En estos 50 años ha habido un tiempo en que la Luna parecía una conquista menor y se centró todo en llegar a otros sitios o en buscar vida en otros planetas», apostilla Luis Fernández San Juan, quien cree que, «por suerte, ya se ha ido recuperando la importancia de aquel hito e, incluso, la Luna ahora aparece como ‘trampolín’ para el anhelo de llegar a otros sitios».

TURISMO ESPACIAL

¿Y puede que algún día la Luna se convierta en un destino turístico más? Para Luis Fernández, responsable del Planetario del Museo de la Ciencia, «sí es viable, pero a largo plazo», si bien cree que «no será para todos los públicos, aunque, como en todo, habrá quien se lo pueda permitir». «El turismo espacial en órbita baja de la Tierra ya está avanzando», tal como recuerda Fernando Cabrerizo, del Centro Astronómico de Tiedra, «pero lo de poder viajar a la Luna son palabras mayores. Quizá solo se podrían permitir muy poquitas personas», concluye.