Cuatro edificios singulares serán contenedores culturales

M.Rodríguez
-

Antes de fin de año se inaugurará un nuevo espacio artístico en López Gómez, y se anuncian proyectos para el Lope de Vega, Las Catalinas y Las Norias. Además, en breve se podrán utilizar los estudios de grabación en el LAVA

Interior del edificio de Las Catalinas - Foto: Jonatan Tajes

l Ayuntamiento pretende transformar varios inmuebles municipales en contenedores municipales. Esa es la idea en la que se trabaja desde hace tiempo. La mayoría de estas propiedades no tienen uso desde hace tiempo, como es el caso de Las Norias, donde ya se invirtieron más de ocho millones euros hace una década, pero que hoy en día vuelve a estar en la ruina. Lo mismo sucede con el convento de Las Catalinas, que se compró el pasado mandato, pero que necesita una intervención para asegurar algunas partes del edificio. Un riesgo estructural que también amenaza al Teatro Lope de Vega, que ha sido el último en incorporarse al patrimonio municipal y para el que se anuncia una inversión de un millón de euros en los próximos presupuestos municipales.

El futuro de estos tres inmuebles pasa por convertirse en contenedores culturales, aunque ninguno tiene un proyecto de uso definido. En el caso del teatro más antiguo de la ciudad, que llevaba más de 20 años cerrado y que tiene un grado de protección urbanística P3-P4 (estructural), el estado de conservación «no es bueno». Un informe municipal advierte de problemas derivados de falta de estanqueidad y deformaciones antiguas por cedimientos de la estructura y mal estado de los camerinos. El planteamiento es afrontar el próximo año los trabajos de consolidación y después «progresivamente» actuar en la recuperación con la fórmula de una Escuela-Taller, como ya se hizo en una parte de la rehabilitación del Teatro Calderón. Una vez recuperado, el futuro del Lope de Vega se asocia a las artes escénicas, mientras que el uso de los dos cuerpos de servicio, que dan a la calle 20 de febrero, está más abierto.

 

PENDIENTE DE PROYECTO. El Ayuntamiento compró hace dos años el convento de Las Catalinas por 5,8 millones de euros. Esta parcela de 10.438 metros cuadrados tiene una superficie construida de 6.230 metros y un monasterio declarado Bien de Interés Cultural. Este suelo estratégico o «la última gran parcela de suelo en el centro», como se apuntó en su compra, todavía no tiene usos definidos, aunque se barajan varias propuestas del ámbito cultural. Una de ellas era utilizar las viviendas del acceso (400 m2) para instalar la Casa-Museo Miguel Delibes, pero se descartó en favor de Villa Julia. Lo que sí que ha hecho ya la Concejalía de Planeamiento es adjudicar la redacción del proyecto para consolidar las celdas del convento, la parte que está más deteriorada. Y se anuncia que en breve se concretarán los usos de la parcela, entre los que ya se ha avanzado está el de un centro cultural.

Una intervención urgente necesita también la Azucarera Santa Victoria en Las Norias, que forma parte del patrimonio industrial de la ciudad, y que está pendiente de un proyecto de consolidación para «evitar» riesgos. La propuesta de uso como contenedor cultural realizado por los socios del equipo de Gobierno para este espacio está arrinconada por la crisis.

Aunque antes de fin de año sí que se abrirá un nuevo espacio cultural. La Concejalía de Cultura confirma que el espacio artístico habilitado en las antiguas galería comerciales de López Gómez abrirá en breve. «Habrá nueve espacios para operadores culturales y otro central, donde realizar actividades comunes», detalla la concejala de Cultura, Ana Redondo. Este proyecto surgió tras el mapeo de actividades culturales que realizó elAyuntamiento, donde se detectó que había operadores sin sede. Ahora se está contactando con ellos para ofrecerles este espacio. «En la convocatoria para adjudicarlo se apunta que se valorará que su proyecto refuerce el reconocimiento de Valladolid como ciudad creativa». 

El espacio ya esta listo, incluido el mobiliario, pero se está definiendo la aportación de los usuarios porque se considera básico que «sea sostenible». «Tienen que buscar financiación europea o de los fondos covid-19 para garantizar su funcionamiento», apunta Redondo. Además, se pretende que el nuevo espacio dinamice la zona centro porque se considera que «necesita una inyección de actividad».