El confinamiento eleva las denuncias por 'ciberestafas'

A. G. Mozo
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La Policía alerta de un trasvase de estafadores tradicionales a internet. El 'phishing' sigue siendo el método más utilizado, aunque los timos más sencillos llegan a través de plataformas de compraventa y contactos entre particulares

La Policía alerta de un trasvase de estafadores a internet

El coronavirus y estos más de dos meses de obligado confinamiento a cuenta de la pandemia no solo están transformando la forma en que se establecen las relaciones sociales, cómo se va al súper y a la peluquería, o las horas en que se puede hacer deporte, sino que también ha llevado a un cambio en los métodos utilizados por esos que viven al otro lado de la ley; con el delito como aliado. La cuarentena social ha provocado una eclosión del uso de internet como principal medio para la adquisición de todo tipo de artículos y eso está jugando a favor de una ‘ciberdelincuencia’ que en muchos casos no es nueva, pero que está creciendo al haberse sumado delincuentes tradicionales que se habían quedado sin espacio para sus fechorías en un mundo sin apenas personas por la calle y con los negocios cerrados a cal y canto.

Los especialistas de la Policía en la lucha contra esa delincuencia digital, los agentes del GIT(Grupo de Investigación Tecnológica) de la Brigada de Policía Judicial, dan fe de ese trasvase que ha llevado no solo al aumento de las denuncias, sino también a ver cómo irrumpen esos nuevos perfiles de estafadores que «ven disminuir sus ingresos a través de las vías convencionales» y que se «mudan desde el ámbito tradicional al digital», según explica el inspector jefe del GIT, Victoriano Panizo, quien lo atribuye al hecho de «aprovechar el incremento en el uso de internet por los ciudadanos».

«El secreto es la prevención», afirma este experto policial, quien aconseja «no ahorrar en seguridad» y «tener actualizados programas, sistemas operativos, ‘firewall’...». «Y utilizar siempre el sentido común. Contrastar toda la información y no hacer en internet lo que no se hace en la vida normal. Y, ante cualquier duda, llamar a la Policía», resume el inspector.

MÁS CONSULTAS TELEFÓNICAS

«Dos de cada tres denuncias que nos llegan al GITson por estafas a través de internet en sus distintas modalidades, una proporción que se ha incrementado todavía más desde el confinamiento», explica Panizo, quien describe un cambio en el comportamiento ciudadano también a la hora de presentar las denuncias, ya que «las personas se lo piensan ahora más al salir de sus casas» e ir a comisaría, por lo que han detectado «un aumento de las consultas telefónicas por tentativas de estafa». 

Más personas en sus casas, con más compras a través de internet, son más objetivos para este tipo de ‘ciberdelincuentes’ que despliegan una amplia gama de estafas. Desde el extendidísimo phishing, con el que se busca la suplantación de identidad del banco y conseguir los datos de acceso y las claves de la víctima, hasta el man in the middle, con la que se engaña al comprador para que haga una transferencia a la cuenta de estos criminales. Ysin olvidar el tradicional timo que se vuelve digital en las compraventas privadas, vía web o redes sociales.

«Las tipologías de estafas son muy variadas, pero lo que sí hemos observado es un incremento de consultas ciudadanas por ataques de phishing», desvela este inspector, quien detalla que son casos en los que «el ciudadano recibe un correo electrónico o un mensaje tipo sms que simula proceder de su entidad bancaria y que con el pretexto de haber recibido una transferencia o un supuesto problema de seguridad le solicitan que cliquee en un ‘link’». Si se pincha en el enlace, la estafa ya está en marcha.

La víctima aparece entonces en una web que «imita muy bien la de la entidad, pero que está controlada por ‘cibercriminales’, de modo que a partir de ese momento cualquier información que aporte (datos de la tarjeta, el CCV o las credenciales de banca ‘online’) se la entregan a esos ‘cibercriminales’ que la usarán para hacer transferencias o cargos indebidos en su tarjeta», enumera el jefe del GIT.

La capacidad de estos grupos de estafadores no acaba ahí, ya que, «en algunas ocasiones, llegan a hacer un duplicado de la tarjeta SIM del número de teléfono de la víctima» para conseguir que las claves de confirmación de una transferencia o los avisos de cargo de la tarjeta no le lleguen al usuario y los reciba la organización criminal que, desde ese instante, pasa a tener «el ‘control total’ de las posiciones financieras de la víctima» a la que, además, «le pueden hacer cargos fraudulentos en sus tarjetas, solicitarle créditos ‘online’...». «Hemos llegado a tener víctimas en Valladolid en las que el perjuicio patrimonial ha ascendido a varios miles de euros», advierte Panizo en declaraciones a El Día de Valladolid.

LAS COMPRAS 'ONLINE'

Respecto a las compras, el GIT no solo pone el acento en la importancia de «que el ciudadano solo lo haga en sitios seguros, sino también en todas las operaciones que se realizan entre particulares, «más aún ahora, que es muy difícil hacer comprobaciones físicas».

En este sentido, Panizo apunta que «hay un tipo de estafa que se conoce como man in the middle que se produce cuando se paga una compra a través de transferencia. Los ‘ciberdelincuentes’, tras lograr ‘hackear’ el correo electrónico de la víctima, le hacen un cambio en el número de cuenta facilitado por el vendedor a través de ‘‘email’’ para el pago, por lo que la víctima ingresa finalmente el dinero en una cuenta controlada por los estafadores».

Otra modalidad de ‘ciberestafa’ es el ataque de ransomware, «si bien este suele afectar especialmente a las pymes», puntualiza Panizo, que explica que «es un tipo de malware que cifra los archivos del ordenador, bloqueándolos, y que pide después un rescate para desencriptarlos». «Se trata de un chantaje: si no pagas, no te desencriptan tus archivos», resume el experto, que apunta que «el correo electrónico no es la única vía de entrada, ya que el malware también puede estar en una web no segura, e incluso introducirlo en el sistema al descargar un archivo», apostilla Panizo.