Los hay tipo herradura o the trucker; los hay conocidos como el inglés o The Connoisseur; también Chevron, Walrus, francés, de lápiz... incluso algunos casi imberbes. Pero los hay de un sinfín de clases y tipos. Hablamos del bigote. De los mostachos, que este mes vuelven a ser los grandes protagonistas gracias al movimiento anual conocido como Movember, en el que se busca recaudar fondos para la lucha contra el cáncer de próstata y de testículos, y concienciar sobre la salud masculina.
Por contextualizar, 411 vallisoletanos sufrieron cáncer de próstata en 2018, siendo el segundo más prolífico en la provincia, solo por detrás del colorectal; mientras que fueron 11 los que sufrieron el de testículos.
¿Cómo es esto de los bigotes? Muy sencillo. Cientos de vallisoletanos se dejan crecer este mes el mostacho o, directamente, ‘dibujan’ el más acorde a su cara tras meses de barba. Luego, a través de la web de Movember, ellos mismos se prestan de ‘modelos’ para recaudar fondos para una ONG que cada año financia investigaciones para luchar contra sendos cánceres y conciencias y ayudar a prevenir el suicidio y la depresión masculina.
Desde herradura al tipo inglés... Va de bigotes la cosaAhí entra en juego el tipo o clase de bigote, el más acorde con la cara; o el más llamativo -solo hay que ver las jornadas de noviembre de los equipos de rugby, baloncesto, balonmano, hockey e incluso fútbol, con muchos de sus protagonistas luciendo diferentes tipos-.
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Desde herradura al tipo inglés... Va de bigotes la cosa
Desde herradura al tipo inglés... Va de bigotes la cosa
Desde herradura al tipo inglés... Va de bigotes la cosa
El más clásico es el Chevron, como señala el peluquero Rubén Pérez, de Julia Estética y Peluquería. Se trata de uno ancho y espeso, tapando el labio superior. También triunfa el piramidal, con forma triangular -se le puede dar un corte en el medio-; y el rock star, con muchas derivaciones. Los hay más arriesgados, como el inglés -del siglo XIX, con ornamentación en las puntas- o el tipo Walrus -tipo morsa y complicado de obtener por la necesidad de mucho pelo-. El imperial también se deja ver en Valladolid, donde el de lápiz, el Fu Manchu, el francés o el de cepillo (a lo Chaplin) son tan arriesgados como complicados de ver. Pero hay más, tipo Cantinflas, Souvarov, Zappa, Dalí, húngaro...