«Solo con la vacuna veo difícil volver a la normalidad»

Alfonso G. Mozo
-

Entrevista al doctor Eduardo Tamayo, catedrático de Anestesiología de la Universidad de Valladolid, médico especialista y coordinador de Calidad, Investigación e Innovación del Hospital Clínico Universitario de Valladolid

doctor Eduardo Tamayo, catedrático de Anestesiología de la UVa y médico especialista del Hospital Clínico. - Foto: Jonathan Tajes

El doctor Tamayo tiene claro que el coronavirus no se esfumará de un día para otro, solo a golpe de las anheladas vacunas. Su experiencia de más de 30 años y su vocación investigadora en el campo de la medicina crítica le hace apostar por una doble vía que pasaría por una mezcla derivada de un éxito en los tratamientos de los contagiados por covid-19 y, por supuesto, por la generalización de la vacunación. Este catedrático de Anestesiología de la UVa y médico del Hospital Clínico de Valladolid, es también el coordinador de Calidad, Investigación e Innovación del propio HCUV y el director del grupo de investigación en Biomedicina en Cuidados Críticos (BioCritic), desde donde intentan despejar alguna de la muchas incógnitas de una pandemia que explotó hace ya nueve meses  y que amenaza con una tercera ola a la vuelta de las navidades.

¿Hay fuerzas para una tercera ola?

Esperemos que se equivoquen las predicciones y no haya una tercera ola, o bien sea más leve. Pero, en el caso de llegar, quiero trasmitir un mensaje de tranquilidad, al menos en el caso de los médicos de Anestesiología, que no están más cansados ni saturados que el resto de la sociedad, y por supuesto que tienen fuerzas, vocación y sentido del deber con la sociedad para dar lo mejor de ellos.

doctor Eduardo Tamayo, en su despacho del Hospital Clínico.doctor Eduardo Tamayo, en su despacho del Hospital Clínico. - Foto: HCUV¿Las navidades serán el desastre que se temen muchos expertos?

Esperemos que no. Deben ser unas navidades diferentes en las que todos debemos ser responsables en mantener las medidas de alejamiento social, lavado de manos, reuniones familiares de máximo diez personas...

¿Cuál es la situación actual en el Hospital Clínico de Valladolid?

Se observa una gran mejoría, los pacientes ingresados en planta y en unidades de cuidados críticos están descendiendo de forma significativa.

¿Se atisba ya una vuelta a una cierta normalidad hospitalaria?

Con el descenso que se está produciendo en el número de pacientes ingresados es de suponer que se pueda volver a incrementar la actividad asistencial no-covid y se pueda reanudar la actividad quirúrgica que hubo que suspender, al menos temporalmente. Sin embargo,  a diferencia de la primera, en esta segunda ola es de suponer que siga habiendo pacientes covid en UCI y en el hospital, y no lleguemos a cero enfermos covid ingresados ni en planta ni en unidades de críticos. Por ello, si hay un repunte no partiremos de cero, y eso puede comprometer todavía más la asistencia no-covid . Ha quedado claro que en el momento en que nos relajamos se incrementan los contagios por coronavirus de forma exponencial y, en consecuencia, los ingresos.

¿Cómo es trabajar con estos niveles de saturación?

A nivel individual, para los médicos anestesiólogos ha supuesto un cambio de actitud porque ahora hay que centrar más la actividad diaria en la UCI de Anestesia y algo menos en los quirófanos, ya que la UCI de Anestesia del Clínico ha asumido la atención del 100% de pacientes críticos no-covid, tanto médicos como quirúrgicos, y además a una parte de los pacientes covid críticos. Pero esta situación no es un sobresfuerzo para un médico anestesiólogo, ya que está acostumbrado a pasar largas jornadas de trabajo atendiendo a pacientes en situaciones muy graves y de mucho estrés.

¿Qué diferencias hay entre la primera ola y la segunda ola?

Los hospitales han estado más preparados por la experiencia de la primera ola. Se ha aprendido de los errores y, sobre todo, lo que no debemos hacer. Esta segunda ola ha sido más larga, más progresiva y ha permitido adaptar la actividad asistencial más fácilmente. Se ha conseguido mantener más actividad no-covid, tenemos más conocimiento para mantener la seguridad de los pacientes no-covid con circuitos muy diferenciados, se ha dispuesto de más enfermería, que, aunque no sea experta, sí ha recibido formación básica de cuidados críticos, hecho importantísimo que ha permitido mejorar los resultados. En los cuidados críticos se habla mucho de los médicos, pero como indica la palabra son ‘cuidados’ y, para poderlos suministrar de calidad, la pieza clave es la enfermería, que al igual que los anestesiólogos han sido invisibles.

¿Invisibles?

Sí. Nuestra especialidad no ha tenido visibilidad en esta crisis, ha sido transparente. Se ha trabajado mucho tanto en la primera ola como en la segunda. A nivel de toda España, en la primera ola se incrementaron en pocas semanas las camas de UCI a más del doble gracias a los servicios de Anestesiología. La actividad que realizan los servicios de Anestesiología atendiendo a pacientes críticos se enmarca en lo que llamamos Reanimación (REA), y ese término no refleja la actividad que se realiza allí. Si lo llamásemos, como debe ser, UCI de Anestesia todo el mundo lo entendería. El modelo de las UCI de Anestesia se ha puesto en valor con la pandemia, y debe ser potenciado porque los médicos son polivalentes y versátiles.

¿Siente que los anestesiólogos no están teniendo el reconocimiento público que merecen por su papel en esta crisis sanitaria?

Los servicios de Anestesiología están integrados por médicos que tienen una altísima formación en el manejo de pacientes en situaciones de emergencia y críticas, entendidas como aquellas situaciones en las que el enfermo está en riesgo vital o puede desarrollar secuelas irreversibles. Este es nuestro trabajo diario tanto en el quirófano como en las UCI de Anestesia. Esto hace que el anestesiólogo sea un médico versátil y polivalente, ideal para dar respuesta a las necesidades asistenciales de pacientes críticos en una situación como es la de esta pandemia. Esto, unido a que el servicio de Anestesiología es el más numeroso del hospital, permite poder duplicar o triplicar el número de camas de cuidados intensivos atendidas por expertos en ventilación mecánica y manejo de vía aérea, imprescindible para el tratamiento de los pacientes covid, sin precisar  de la  ayuda de médicos residentes o de médicos de  otras especialidades que no son expertos en el manejo de pacientes críticos.

¿Cuántos puestos UCI están bajo la responsabilidad de Anestesiología en el Hospital Clínico?

La UCI de Anestesia del HCUV (o REA) está integrada por dos unidades, una de 18 camas y otra de 10, todas dotadas de personal de enfermería altamente cualificado, y con la más alta tecnología para asistencia crítica. Además, disponemos de la Unidad de Recuperación Post-Anestésica (URPA), que es de cuidados intermedios,  de 24 camas con sistemas de monitorización avanzada y capacidad para poder dar ventilación mecánica. Y, contamos también con la unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) y de todos los quirófanos; en esta segunda ola, como UCI de Anestesia extendida había preparado, aunque no ha sido preciso usarlo al completo, doce puestos en la CMA y ocho más en cuatro quirófanos.

Su papel en las denominadas UCI ‘extendidas’ es clave, por tanto...

Un plan de contingencia en Sanidad para dar respuesta a la atención de pacientes críticos en situaciones de pandemias debe pasar por los servicios de Anestesiología que permiten, de un día para otro, duplicar o triplicar las camas con el mismo personal.  No se deben tener camas libres y sin ocupar, y médicos esperando a atender a pacientes, porque no es sostenible económicamente y porque los médicos no podrán mantener su formación. Ejemplo a seguir debe ser el modelo del HCUV.

Y todo ello haciéndolo compatible con un relativo mantenimiento de la actividad quirúrgica...

La gran ocupación del hospital y la necesidad de contar con camas disponibles de críticos para atender a pacientes covid graves ha obligado a reducir ligeramente la actividad quirúrgica programada, aunque a diferencia de la ola anterior, la actividad de quirófano se sigue manteniendo casi de forma normal. Estas últimas semanas, coincidiendo con el pico de pacientes covid graves ingresados, sí que ha obligado a reducirla un poco más, dando prioridad a las cirugías oncológicas y de urgencia, que siguen realizándose de forma habitual.

¿Qué tal ha sido la coordinación con el equipo de UCI convencional?

Excelente. La UCI convencional se ha centrado en la atención a pacientes covid críticos, dejando a los pacientes no-covid críticos, tanto médicos como quirúrgicos, al cargo de la UCI de Anestesia. Luego, debido al aumento de la necesidad de ingresos covid en la unidad de críticos, y siendo la UCI de Anestesia la que tiene una mayor capacidad por contar con mayores recursos estructurales y humanos, se ha tenido que atender también a pacientes covid críticos. Hasta tal punto ha sido buena esa coordinación, que se ha creado un equipo mixto entre personal de la UCI convencional y de la UCI de Anestesia, para atender los casos más graves.

¿Hay ya alguna explicación a por qué algunos pacientes con covid-19 evolucionan tan mal, tan rápido y otros, en cambio, superan el virus con relativa facilidad?

Parece que puede haber un componente genético subyacente que determine la predisposición a desarrollar la enfermedad de forma grave. Posiblemente dentro de unos meses conozcamos ya los resultados de un gran estudio realizado a nivel nacional, en el que está participando el servicio de Anestesiología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid (HCUV), y en el que se analizan los aspectos genéticos relacionados con la enfermedad covid. El servicio de Anestesiología del HCUV tiene una clara vocación en investigación y lidera dos proyectos financiados por el Instituto de Salud Carlos III, uno para intentar esclarecer la citoquina o grupo de citoquinas responsable del daño pulmonar de estos pacientes; y otro sobre cuáles son los genes implicados en esa severidad pulmonar.

¿Ha cambiado el perfil del paciente covid que acaba en una UCI? 

No hemos observado cambios en las características de los pacientes, siguen siendo preferentemente varones, de entre 60 a 65 años de edad, con sobrepeso, hipertensos, diabéticos... En definitiva, las mismas características que en la primera ola.

¿Confía en que las vacunas aclaren el panorama a corto-medio plazo?

Según dicen los expertos, a corto plazo no. Necesitamos tener vacunada un porcentaje muy elevado de la población, y para ello se requiere de meses. Pero confío también en que siga investigándose sobre esta enfermedad y aparezcan nuevos enfoques de tratamiento que permitan combatir y eliminar el virus de aquellas personas que ya se han infectado. Pienso que una combinación de vacuna y tratamiento será lo que nos haga poder acabar con esta enfermedad, porque solo con la vacuna veo más difícil volver a la normalidad.

¿Cree que la sociedad es consciente del sobresfuerzo que se hace para mantener la actividad asistencial al máximo posible en cada momento?

Posiblemente la sociedad no sea consciente, pero en parte es debido a que tampoco se ha comunicado. Nuestro hospital y todos sus sanitarios están haciendo un gran esfuerzo por atender a todos los pacientes sean covid o no. Desde el inicio de la segunda ola se ha intentado mantener toda la actividad, sobre todo quirúrgica y sobre todo de procesos oncológicos, no demorables y urgentes. 

¿Y cómo ven esta crisis sus alumnos de la Universidad de Valladolid?

Se han tenido que adaptar a la nueva situación. Durante el verano, desde la Universidad de Valladolid se diseñó un plan que parece que ha resultado eficaz porque ha habido muy pocos contagios en las aulas. La mitad de los alumnos asiste al aula en el mismo horario y la otra mitad se conecta con el profesor a través de videoconferencia. Son jóvenes y con mucha capacidad de adaptación, y lo han llevado muy bien, con porcentajes de conexiones muy elevado, aunque se ha penalizado mucho la relación profesor-alumno.

¿El gran problema son las prácticas?

Sí, las prácticas médico quirúrgicas de tercero, cuarto y quinto curso se han tenido que posponer hasta que mejore la situación epidemiológica. No era sensato continuar impartiéndolas si las recomendaciones dadas por los expertos consistían en el alejamiento social, y a nivel de los hospitales que hubiese el menor número de personas. 

¿Por qué hay un déficit de médicos anestesiólogos?

Es cierto que a nivel nacional existe déficit porque cada vez están aumentando más los procedimientos médicos que precisan anestesia o sedación. Ha aumentado mucho el intervencionismo en radiología, digestivo, la anestesia epidural en el parto... A nivel de nuestra Comunidad no hay tal déficit de anestesiólogos y todos los años muchos residentes de los que finalizan la especialidad se van a otras comunidades. Pero este déficit de anestesiólogos está haciendo que haya hospitales que no dispongan de personal suficiente para poder prestar la asistencia en anestesiología como mandan los cánones, antes del procedimiento (preoperatorio), durante (anestesia), y después (cuidados intensivos). Y, esto no es bueno porque se rompe la continuidad asistencial e impide que el paciente se le presten los mejores cuidados.

¿Es una especialidad desconocida para el gran público? 

Dentro de lo que es la actividad quirúrgica, el trabajo del anestesista es reconocido como imprescindible e igual de clave que el cirujano. Ahora bien, a nivel de la sociedad no se ha transmitido en qué consiste nuestro trabajo. Está el tópico de que dormimos al paciente y ya terminó nuestra actividad durante esa jornada de trabajo, pero, realmente, nuestro trabajo ha comenzado antes, con la evaluación preanestésica, y luego, en el quirófano, estaremos pendientes del paciente durante toda la intervención, vigilando sus constantes vitales, corrigiendo las desviaciones aplicando fármacos necesarios, administrando sangre si se produce hemorragia, iniciando la ventilación mecánica si existe problema respiratorio... En definitiva, cuando el paciente entra en el quirófano deposita su vida en nuestras manos y vamos hacer todo lo necesario para que todo transcurra sin complicaciones.