El Pisuerga ya tiene 16 especies invasoras

Óscar Fraile
-

El principal río de la ciudad tiene el triple de especies invasoras que autóctonas. Este verano se han sumado dos a la lista: el pez gato y el siluro, aunque solo han aparecido algunos ejemplares

El pez gato, el lucio, el visón americano, el galápago de Florida, la carpa común y el cangrejo rojo son seis de las 16 especies invasoras que conviven en el río Pisuerga. - Foto: El Día

Resulta muy complicado para el hombre saber con exactitud la fauna que integra un río. Son ecosistemas cambiantes, pero tan frágiles que pueden sufrir importantes alteraciones con la aparición de un elemento extraño, como el de una especie invasora. El Pisuerga se ha tenido que adaptar en las últimas décadas a la aparición de muchas de ellas. Cada vez más. Unas veces ha sido por la discutible decisión de la Administración, que las introdujo para fomentar actividades como la pesca; y otras, por la imprudencia del ser humano. Ya sean pescadores que trasladan especies de un hábitat a otro o de particulares que sueltan sus mascotas en el río sin reparar en las consecuencias que esto puede tener.
El biólogo-conservador del Aula del Río del Museo de la Ciencia, José Antonio García, lleva años estudiando el ecosistema de los ríos de Valladolid y ha elaborado un inventario de las especies invasoras que hay en cada uno de ellos, en base a trabajos de observación, información de la Junta de Castilla y León y colaboración con asociaciones naturalistas y pescadores.
Hasta la fecha ha podido documentar la presencia de 16 especies de este tipo, frente a los cinco autóctonas que todavía resisten estos cambios en su hábitat natural. Una de las dos últimas en sumarse a la lista ha sido el siluro, un pez que puede llegar a pesar 80 kilos, que apareció en los años 70 en el Ebro introducida por un pescador alemán y que es un gran depredador, si bien solo se ha pescado uno de pequeño tamaño. Según García, ha podido llegar al Pisuerga porque algún pescador lo haya traído desde el Ebro o una entrada vía dispersión desde el Duero, ya que en Almanza (Soria) ya se están pescando con regularidad. Si su presencia se asienta con el paso de los años, podría suponer una amenaza para los barbos. La otra es el pez gato. Un cardumen de juveniles fue avistado por varios pescadores en Simancas, lo que implica que también hay ejemplares reproductores. Es un cazador nocturno que come alevines y juveniles de otras especies.
Estas dos especies se suman a otras 14, entre las que se encuentran peces, crustáceos y reptiles. Se trata de alburnos, black bass, carpas comunes, carpines dorados, gambusias, lucios, luciopercas, gobios, percasoles, cangrejos señal, cangrejos rojos, galápagos de Florida, almejas asiáticas y visones americanos. Es decir, hay el triple de especies invasoras si se tiene en cuenta que solo hay cinco autóctonas: el barbo, que es el más abundante, la boga del Duero, el bordello, las bermejuelas y la tenca, que ya es residual.
A mediados del siglo pasado las administraciones introdujeron algunas de estas especies en los ríos para fomentar la pesca, en una época en la que había menos conciencia medioambiental que ahora. Es lo que hizo en 1949 el antiguo Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza con el lucio. Poco más tarde se hizo lo propio con la carpa común, que es una especie invasora pese a que buena parte de la población no la conciba como tal por llevar 70 años en las aguas del Pisuerga. Y a finales de los 50 se volvió a hacer lo mismo con el black bass, que se introdujo para la pesca deportiva. «En el año 2002 y 2003 todavía había comunidades autónomas que pedían que se excluyeran estas especies del Catálogo de Especies Exóticas Invasoras porque eran especies deportivas que generaban mucho dinero, es decir, al final siempre se recurre al comodín de la economía, pero... no todo vale», se queja García.
Los efectos que producen estas especies en el ecosistema son muy importantes. «Por ejemplo, el lucio es un gran depredador, un ejemplar de siete kilos puede comerse a un barbo de medio kilo, y un siluro de 80 kilos puede comer carpas de dos kilos», explica el biólogo. La gambusia, aunque es un pez muy pequeño, es muy agresivo y también puede devorar cantidades importantes de alevines de barbo.
Y no todo se reduce a la depredación directa. La carpa remueve mucho el fondo del río porque tiene una alimentación detritívora. «Y con eso lo que hace es enturbiar el agua y liberar nutrientes, de modo que se generan dos problemas, que llega poca luz y no crecen las plantas, y que se desequilibra el ecosistema», señala García. Las consecuencias es que puede decrecer el número de invertebrados, «que son la base de las cadenas tróficas». El pez gato, recientemente aparecido, también es un pez de fondo, que podría provocar estos problemas.
Si hace años era la Administración la que introducía estas especies en los ríos, ahora lo más habitual es que sean ciudadanos anónimos. Algunas veces por interés, para que se desarrolle una especie que se pueda pescar; y otra por pura inconsciencia, como sucede cuando alguien suelta en el río mascotas que ya no quiere. El caso más habitual es el del galápago de Florida. Estos actos pueden llegar a suponer un delito relativo a la protección de la flora y la fauna.

Las 16 especies invasoras del Pisuerga

Alburno. Su tamaño suele estar entre los 15 y los 25 centímetros. Se mueve en cardúmenes (bancos de peces). Es de color plateado, vive cerca de la superficie y se alimenta de zooplancton, crustáceos e insectos.

Black bass. Una especie originaria de Norteamérica que llegó a la Península Ibércia en el siglo XX. Es de color verdoso y su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio está prohibida.

Carpa común. Entró en la Península Ibérica en el siglo XVII y lleva en el Pisuerga, de forma estable, desde los 50, porque se repobló el río con ella para fomentar la pesca. A diferencia de lo que piensa mucha gente, es una especie invasora.

Carpín dorado. Una mascota habitual entre los particulares. Es originario de Asia, pero es uno de los peces domésticos con más presencia en todo el mundo. De hecho, están en el río porque la gente los ‘libera’ en el Pisuerga.

Cangrejo rojo. El cangrejo americano, cangrejo de río o cangrejo rojo es originario del sureste de Estados Unidos. La Administración lo introdujo hace años por la alta demanda que había de su pesca para consumo doméstico.

Gambusia. También conocido como pez mosquito, es una de las especies introducida en muchas zonas para controlar esta población de insectos, pero forma parte de la lista de las cien especies exóticas invasoras más dañinas.

Lucio. Se introdujo en el Pisuerga en el año 1949 por el antiguo Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza, dependiente de lo que hoy sería el Ministerio de Medio Ambiente. El objetivo era fomentar la actividad de la pesca.

Lucioperca. Como su propio nombre indica, es una especia que está muy emparentada con la perca. Su tamaño máximo puede llegar a los 120 centímetros, aunque normalmente oscila entre los 25 y los 70.

Gobio. Un pez autóctono en la parte noreste de España, muy cerca de Francia, y que desde ahí se ha trasladado a otros ríos de la Península. Así, se considera exótica en la Cuenca Hidrográfica del Duero.

Percasol. Pez de agua fría que también es habitual de los acuarios. Habitualmente tiene una longitud de diez centímetros, pero puede llegar a los 40. Captura invertebrados y alevines de otras especies y devora sus huevos y larvas.

Pez gato. El primer cardumen de este pequeño pez fue avistado este verano en Simancas por un grupo de pescadores. Son depredadores nocturnos que comen alevines y juveniles de otras especies.

Siluro. Un pescador sacó este verano el primer ejemplar de este pez en el Pisuerga. Era un juvenil, pero puede llegar a alcanzar los 40 kilos de peso. Si eso pasa y su población se asienta, puede ser una amenaza para los barbos.

Cangrejo señal. Originario de la costa oeste de Estados Unidos, se introdujo en Europa por Suecia en 1960, para compensar el descenso de cangrejo autóctono del país nórdico. Es una amenaza grave para las especies autóctonas.

Galápago de Florida. Es uno de los animales más vendidos en tiendas especializadas cuando esta tortuga es pequeña. Pero muchos de sus compradores, cuando alcanza un tamaño considerable, acaba soltándola en el río.

Almeja asiática. A mediados del año 2007, investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias extrajeron los seis primeros ejemplares de esta especie en el Canal de Castilla, a su paso por Palencia.

Visón americano. Llegó a los ríos después de que particulares los ‘liberaran’ de las granjas de las peleteras. La Junta de Castilla yLeón tiene en marcha un Programa de Control y Erradicación de esta especie en la Comunidad.

 

Las cinco especies autóctonas

Barbo. Es el más numeroso entre las especies autóctonas. De hecho, actualmente es la única autóctona que hoy en día tiene un número considerable de ejemplares.

Boga del Duero. El número de ejemplares ha descendido radicalmente en los últimos años. Es endémica de la cuenca del Duero y varios ríos de Galicia.

Bordallo. Otra especie cuya número de ejemplares se ha reducido en los últimos años como consecuencia de la desestructuración del ecosistema.

Bermejuela. Su población se ha visto diezmada. Se trata de un pez de pequeño tamaño, con una longitud máxima de 10 centímetros y un peso de 40 gramos.

Tenca. Hay muy pocas. Su peso puede llegar a los cuatro kilos y el tamaño medio oscila entre los 25 y los 30 centímetros. Es más habitual en estanques y charcas.