"La incorporación del archivo de Renault será una maravilla"

M.Rodríguez
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En esta entrevista detalla que el centro debe afrontar nuevos retos, que pasan por la digitalización de gran parte de sus archivos y gestionar las nuevas donaciones que recibirán, como la del archivo de Renault España

100821JT_0021.JPG - Foto: Jonathan Tajes

El director del Archivo Municipal de Valladolid, Eduardo Pedruelo,  ha sido distinguido recientemente con el premio otorgado por ACAL (Asociación de Archiveros de Castilla y León) en la categoria de mejor labor profesional en Castilla y Leon. Pedruelo lleva más de siete años al frente de este centro y reitera que  no hay nada más estimulante que un archivo abierto y vivo como es el municipal. Y ahora debe afrontar nuevos retos, que pasan por la digitalización de gran parte de sus archivos y gestionar las nuevas donaciones que recibirán, como la del archivo de Renault España.

 

Acumula una dilatada trayectoria y reconocimientos. ¿Este reconocimiento de sus compañeros es un nuevo estímulo en su carrera?

A los premios hay que darles la importancia que tienen. Y está muy bien que reconozcan tu trabajo, y si lo reconocen compañeros es mucho mejor. Me alegro por mí, pero también por el centro, ya que también ha recibido el premio de honor, el que reconoce toda la trayectoria profesional, a la anterior directora. Es un doble motivo de alegría para el archivo.

Ha estado al frente de los tres grandes centros de Valladolid. ¿El Archivo Municipal es el que necesitaba una mayor revitalización?

No se puede comparar ninguno de los tres archivos. El de Simancas es incomparable; es uno de los archivos más importantes del mundo. En ese sentido, cuando lo dejé para venir aquí, muchas personas se extrañaron y me preguntaron por el motivo del cambio porque les parecía una barbaridad. Pero en la profesión son importantes los retos personales, la formación, lo que se puede aportar al centro,... y para un archivero que ve la profesión en su conjunto no hay nada más estimulante que un archivo abierto y vivo como es el municipal. 

¿Por qué?

Aquí se condensa toda la profesión. El lema del Consejo Internacional de los Archivos es el del Jano bifronte, la figura mitológica que tiene dos caras, una que mira al pasado y otra al futuro. Este lema no se puede aplicar a ningún archivo con más propiedad que a los municipales, que conservamos la memoria más antigua de la ciudad. En el de Valladolid se conservan documentos desde el siglo XII y solo la catedral los tiene más antiguos, desde la época del Conde Ansúrez. Pero, además, estamos en vanguardia en lo que se refiere a la profesión. La implantación de la administración electrónica nos hace replantear la profesión porque nuestra ayuda es fundamental en este proceso. 

¿También en Valladolid?

Este proyecto, en el Ayuntamiento de Valladolid, está liderado por tres servicios, y uno de ellos es el del Archivo Municipal. Para alguien que se sienta archivero, la experiencia de trabajar en uno como este es enriquecedora, dinámica y muy estimulante.

¿Este archivo ha pasado en tiempo récord de la obsolescencia a liderar la implantación de nuevas tecnologías?

La administración electrónica se ha implantado por ley. Esta obligatoriedad nos ha pillado a todos con el paso cambiado porque la ley se ha adelantado a la realidad. Y todos hemos tenido que adaptarnos a esta situación. En nuestro caso, ahora estamos verdaderamente preocupados porque nuestro trabajo era conservar documentos y garantizar su autenticidad para el uso por parte de la administración y de los ciudadanos. 

Y con los documentos en papel no tenemos ningún problema porque llevamos haciéndolo 900 años. Pero, sin embargo, ahora surgen problemas con la validez de los documentos electrónicos o los pretendidamente electrónicos, ya que un pdf sin firmar no es un documento electrónico y hay una confusión enorme. 

Nuestro reto es hacer que los expedientes municipales que se están tramitando en soporte electrónico en este ayuntamiento, desde 2015 hasta la actualidad, se conserven y tengan validez. De la eficacia de nuestro trabajo depende la seguridad jurídica del trabajo municipal y la garantía de los derechos  de los ciudadanos, pero también el funcionamiento transparente de la administración. 

Esto implica un cambio en su imagen externa, asociada a los legajos y las bibliotecas.

Por supuesto. Ha sido un revulsivo para la profesión. De hecho, hace 15 años muchos archiveros se llevaban las manos a la cabeza y pensaban que la implantación de la administración electrónica iba a suponer el fin de la profesión y ha sido exactamente lo contrario. Por ejemplo, las empresas especializadas en proyectos de este tipo, todas tienen archiveros en sus filas. ¿Por qué? El planteamiento global de la administración electrónica reposa en las bases de la archivística. Todas las empresas ponen como axioma fundamental el cuadro de clasificación en el que están incluidos todos los procedimientos que se tramitan y también el esquema de metadatos, que son con los que los archiveros llevan siglos trabajando.

Pero siguen custodiando documentos centenarios y en los últimos años están recibiendo bastantes donaciones de fondos. Y próximamente les llegarán nuevos fondos de la antigua Fasa. ¿Conoce y valora el público general los tesoros que guardan?

Sí, creo que cada vez es más conocido y más reconocido. La función principal del archivo, el motivo por el que surgió como una oficina municipal de la que hay testimonio en la historia municipal, al menos desde el siglo XIII, es recoger la documentación que se produce en el Ayuntamiento, tratarla y ponerla al servicio público. Pero en los últimos años, el archivo ha iniciado una labor muy importante: la recuperación de la memoria de la ciudad. Hay muchos fondos documentales producidas por personas, familias o empresas de la ciudad que hay que conservar. Nosotros tenemos esa capacidad y lo estamos haciendo.

¿Cuáles han sido las donaciones más importantes? ¿Incorporarán próximamente el de Renault?

Hemos recibido documentos tan importantes como el archivo personal de Núñez de Arce, que lo depositó hace dos años su familia. Pero también archivos de empresas. Y desde el año 2017 llevamos negociando con Renault España la donación y la incorporación de su archivo para su custodia permanente y ponerlo a disposición de la investigación. Eso sería una maravilla porque es, de largo, el archivo económico más importante que hay en Valladolid y de España.

Con muchos de estos tesoros están organizando exposiciones para darlos a conocer y poner en valor la sede el archivo.

El edificio es fantástico. Nosotros partimos de la idea, al igual que la mayor parte de los archivos, de llegar a los sectores más amplios de la sociedad. Tenemos un problema de difusión respecto a otros centros que también tienen una función cultural, como las bibliotecas o los museos. Para disfrutar del arte solo se necesita tener interés, sensibilidad o gusto. Y lo mismo para la lectura. Sin embargo, para acceder a los documentos de un archivo se necesitan ciertas habilidades que no están al alcance de todo el mundo. En el caso de los documentos antiguos hay que saber leer letras antiguas y tener nociones de Historia. 

¿Y cómo lo solucionan?

Sin embargo, dada la riqueza documental que se conserva en este archivo, y dado que los fondos de la memoria de la ciudad forman parte del patrimonio común y ayudan a definir la idiosincrasia de los vallisoletanos pues se hace un esfuerzo muy grande por acercarlos a la ciudadanía. Y se hace con las exposiciones. La última que hicimos en 2019, ante de la era covid, que fue sobre Ansúrez recibió 16.000 visitas, todas guiadas. Y eso es mucho.

Ese año también tuvieron un récord de usuarios. ¿Cuál es el perfil? ¿Aumentan anualmente?

Tenemos cuatro tipos de usuarios muy diferenciados. En primer lugar está la administración, a la que nos debemos. Este es un archivo que es un instrumento de Gobierno. En segundo lugar, y de forma destacada, los ciudadanos que se acercan al archivo para encontrar documentos que necesitan para el desarrollo de sus actividades. Y la documentación que más se consulta es la relacionada con las licencias de actividad y de obras. De hecho, los primeros documentos que se consultaron después del confinamiento fueron las licencias de actividad concedidas a gimnasios, restaurantes, academias,... para conocer el aforo. 

¿Por qué se conservan aquí las licencias?

Desde mediados del siglo XIX, gracias a los gobiernos liberales que impulsaron un nuevo tipo de ciudad, que es la que hemos heredado y en buena medida destruimos a mediados del siglo XX, existió una preocupación por regular el crecimiento de la ciudad. Esto se reflejó en el primer plano técnico con el que contó Valladolid y en unas ordenanzas de ornato que especificaban cómo se tenían que construir los edificios. Dentro de estas ordenanzas se establecía la obligatoriedad de que toda obra que se quisiera realizar debía ir precedida de una licencia municipal. Y para obtenerla era preciso presentar un proyecto de obra, acompañado de un plano. 

Ese es el motivo por el que tenemos la totalidad de los expedientes, en los que están incluidos los planos de los edificios que se construyen. Y por eso cualquier persona que lo necesite puede venir al archivo a consultarlo, salvo las viviendas de VPO. 

¿Y los otros dos tipos de usuarios del archivo?

Por un lado, los investigadores que vienen a consultar los fondos que desde finales del siglo XII conservamos. Son un número considerable, pero menor que el de ciudadanos. Y, por último, el gran público, aunque hacemos hincapié en los alumnos en todas las fases a través de las exposiciones y otras actividades de dinamización que hacemos. Un archivo es un servicio público y debe formar parte de la formación de cualquier persona. 

¿Se ha recuperado ya un número de visitantes similar al que había antes de las restricciones covid?

El número de visitantes, no. El número de consultas no ha llegado a niveles precovid, pero casi lo hemos alcanzado.

También se pueden consultar los fondos en su web.

El año pasado estrenamos una web. Y lo que intentamos es subir todas las descripciones de documentos que podemos. Ahora, nuestro reto es digitalizar el mayor número posible de expedientes para subirlos a la red y que el ciudadano los pueda consultar sin desplazarse de su casa.

Esa digitalización también abre las puertas a nuevos usuarios fuera de Valladolid.

El perfil de los usuarios que acceden a la web es muy claro: hay un predominio de vallisoletanos, pero también hay muchos que acceden desde Francia, Reino Unido y países latinoamericanos.

¿Están trabajando ya en nuevos proyectos?

Tenemos en marcha un proyecto de exposición para finales de año sobre las Comunidades en Valladolid, que cerrá la conmemoración del V Centenario de los Comuneros. Y nuestro mayor proyecto es la digitalización de los expedientes de proyectos de obras, comenzando desde los más recientes para ir hacia atrás.