Valladolid registró 40 suicidios el primer año de pandemia

Óscar Fraile
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La cifra es ligeramente inferior a la de los últimos años, pero está muy por encima de los 24 anuales que se registraban de media en los años 80. Los psicólogos piden profesionales de la salud mental en Atención Primaria

La otra pandemia

A pesar de la mejora de los tratamientos y de los servicios de asistencia psiquiátrica y salud mental en las últimas décadas, el suicidio continúa siendo uno de los principales problemas de salud pública en nuestro medio». Así comienza el documento Proceso de prevención y atención de la conducta suicida, de la Gerencia Regional de Salud. Los datos avalan esta afirmación y demuestran que el trabajo que se ha hecho hasta ahora, sea mucho o poco, no está dando los resultados esperados. Valladolid es un ejemplo claro. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece datos de suicidios a nivel provincial desde 1980 y hasta 2019. Pues bien, la media anual de suicidios en Valladolid en los años 80 era de 24, dos al mes, una cifra que subió hasta los 40 en los años 90 y que en las dos primeras décadas del actual siglo se ha mantenido en 43. Además, según los datos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses facilitados por la Delegación del Gobierno, el año pasado se registraron en Valladolid 40 suicidios, y en lo que va del actual, otros 27. Es una cifra que está ligeramente por debajo de los últimos años. Fuentes de este organismo señalan que, a diferencia de lo que se pueda pensar, durante periodos como pandemias y guerras los suicidios suelen descender. Además, las mismas fuentes sostienen que marzo y mayo suelen ser los meses con más casos, frente a octubre y noviembre, que son los que menos suicidios registran.

Este problema se ha convertido, por primera vez, en la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes de entre 19 y 25 años. Además, en España ya fallecen el doble de personas por este motivo que por accidentes de tráfico. Y pese a ello, no existe un plan nacional de prevención del suicidio ni desde la administración se han impulsado grandes campañas de prevención, como sí ha ocurrido, por ejemplo, con los accidentes de tráfico. El suicidio ha sido, y sigue siendo, un tema tabú. Una epidemia silenciosa que el año pasado terminó con la vida de más de 3.600 personas en España. Un auténtico problema de salud pública.

Con motivo de la celebración del Día Mundial para la prevención del Suicidio, el 10 de septiembre, el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León (Copcyl) ha vuelto a denunciar la escasez de recursos que ofrece el sistema público para hacer frente a este problema. Especialmente por la carencia de profesionales de la salud mental en Atención Primaria que puedan analizar los factores de riesgo de los pacientes. «En España no tenemos psicólogos en Atención Primaria, a diferencia de otros sistemas públicos de salud nacional, como el inglés», señala en decano del Copcyl, Jaime Gutiérrez. Un déficit que, según él, dificulta el acceso a la ayuda profesional por parte de las personas que tienen ideas suicidas. «El que tiene suerte, acude a la sanidad privada, pero tiene que salir de su motivación». Y eso no siempre es fácil en personas con una situación emocional tan compleja. Por eso los especialistas insisten en transmitir el mensaje de que estos problemas se pueden tratar y superar, y para ello es necesario pedir ayuda.

Una vía es el Teléfono de la Esperanza, donde atienden a todas las personas que llaman por problemas emocionales que pueden derivar en la idea del suicidio. De hecho, esta asociación ha iniciado este año una campaña bajo el lema ‘Vacúnate de esperanza’ que incluye la convocatoria de una manifestación en Madrid los días 10 y 11 de septiembre para visibilizar este problema. Cualquier persona que lo necesite puede contactar en Valladolid con el Teléfono de la Esperanza en el 983307077.

Medidas dentro del plan. El decano del Copcyl reclama la puesta en marcha de un plan de prevención nacional que mejore la educación desde la infancia. También pide a las empresas que se impliquen. «Ahora parece que te conviertes en adulto, te metes en el mundo laboral y nadie se preocupa por tu salud mental», señala. Gutiérrez también incide en que el plan incluya protocolos de actuación en las residencias de la tercera edad. El representante de los psicólogos asegura que hay comunidades autónomas que tienen planes propios muchos más avanzados que el resto. Por ejemplo, País Vasco.

Las estadísticas también dicen que de cada cuatro personas que se suicidan, tres son hombres. Y que el año pasado, en Castilla y León, el tramo con más casos fue el de 45-59 años, seguido del de mayores de 75. Gutiérrez asevera que es este sector de la población, el de los mayores, el que con más frecuencia alcanza su objetivo cuando intenta suicidarse. Porque aunque las estadísticas del INE reflejen los fallecimientos, hay muchos más casos de personas que lo intentan y no llegan a fallecer. El presidente del Copcyl señala que habría que multiplicar la cifra de fallecidos por tres para tener una estimación de los intentos.

Desde la institución colegial inciden en que «la prevención y la normalización de las enfermedades o trastornos mentales es la mejor arma para paliar este problema». El vicedecano y coordinador de emergencias, Vicente Martín, añade que «las personas que padecen enfermedades mentales, depresiones y los estados de ánimo bajos son similares cada año», de modo que «mientras no haya un plan de prevención adecuado, los suicidios serán más o menos los mismos cada año». Eso explicaría que en las dos últimas décadas la cifra prácticamente se hayan mantenido en poco más de 40 en Valladolid. «No conseguimos bajar, está claro que no estamos poniendo todos los recursos que deberíamos», señala. Para las familias tampoco es fácil detectar estas conductas, pese a que es «primordial» hacerlo a tiempo, por eso el Copcyl considera que los servicios de Atención Primaria deberían ser la mejor herramienta de detección.