Una ventana a los espacios de creación de los artistas

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La Casa de Cervantes acoge hasta el 12 de enero 'El taller del artista. Una mirada desde los archivos fotográficos del Instituto del Patrimonio Cultural de España'

Una ventana a los espacios de creación de los artistas

El Museo Casa de Cervantes de Valladolid acoge hasta el próximo 12 de enero la exposición ‘El taller del artista. Una mirada desde los archivos fotográficos del Instituto del Patrimonio Cultural de España’, organizada por el Ministerio de Cultura y Deporte y comisariada por Óscar Muñoz e Isabel Argerich. La exposición comprende un conjunto de fotografías que reflejan diversos espacios de creación de pintores y escultores, en un arco cronológico que comprende desde la última década del siglo XIX hasta los años cincuenta del siglo XX. Han sido seleccionadas entre los archivos fotográficos conservados en el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), especialmente del archivo fotográfico Moreno, que cuenta con un importante fondo dedicado a esta temática.

Las fotos de los estudios y talleres pueden considerarse auténticos retratos de los artistas que los habitan, incluso cuando estos se encuentran ausentes de las imágenes fotográficas. Constituyen un género especial de retrato, en el que se dan cita tanto la dimensión pública y profesional de una persona como su vertiente más privada y personal.

La muestra permite visualizar las distintas realidades que coexistieron en el arte español durante la primera mitad del siglo XX: desde el más conservador, oficial y académico, hasta las propuestas más frescas y novedosas, pasando por un amplio espectro de trayectorias individuales en las que se entreveró lo moderno con la herencia del clasicismo y de la pintura española del siglo de oro. Artistas y obras mostrados en sus estudios y talleres, a través de la cámara de destacados maestros de la fotografía de arte en España.

Arte de la primera mitad del siglo XX

La exposición se articula en cinco bloques. El primer ámbito presenta el bagaje decimonónico a través de la pintura de historia (Moreno Carbonero) o paisaje (Aureliano de Beruete). Las imágenes muestran cómo la pervivencia del clasicismo en la enseñanza académica de aquella época, unida a la exuberancia formal y expresiva del modernismo, propició el eclecticismo característico de la escultura monumental y conmemorativa en España (Benlliure, Querol).

El segundo y el tercer bloque se centran tanto en los artistas de sociedad como en aquellos que practicaban un arte que se recrea en el folklore, las costumbres, indumentarias y tradiciones de las regiones y pueblos de España (López Mezquita, Juan de Echevarría), adoptando un enfoque sobre la realidad nacional que, en algunos aspectos, sintoniza con la obra literaria de la denominada Generación del 98, con cuyos miembros mantuvieron relación a través de tertulias y encuentros.

Un cuarto espacio, denominado ‘Aires de renovación’, incluye a pintores y escultores en quienes se advierte un estilo y una actitud más moderna y desenfadada, ajena tanto a las normas académicas como a la temática castiza. Sus obras viran hacia otros asuntos y estilos más definitorios del siglo XX, llegando en algunos casos, como Maruja Mallo y Jorge Oteiza, a transitar el terreno de la vanguardia.

La exposición concluye con un grupo de imágenes correspondientes a la época de guerra y posguerra, hasta comienzos de la década de 1950. En ellas alterna el arte oficial y conmemorativo del régimen franquista (Fructuoso Orduna, Juan Cristóbal...) con algunos ejemplos que muestran el incipiente resurgir de una cierta modernidad (Javier Clavo y su pintura reminiscente de Picasso o de Antoni Clavé).