El PP afronta el 26-M tras su peor resultado desde 1979

M. Rodríguez
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Las Generales han repintado el mapa electoral en la provincia con más peso del PSOE y la pérdida de un diputado de Podemos en favor de Vox. La pérdida de hegemonía del PP no evita que la derecha sume menos votos que la izquierda

El PP afronta el 26-M tras su peor resultado desde 1979

La resaca electoral de las elecciones generales ha dado paso, casi sin transición, a los análisis y transpolaciones de los resultados a las próximas municipales y regionales, que se celebrarán en casi poco más de 20 días. Todos los partidos advierten de que no se pueden comparar procesos electorales porque se vota muy distinto, pero es verdad que todos están revisando su programas de campaña y analizando el nuevo escenario,

En el PSOE, el gran vencedor a nivel nacional, impera la prudencia y la alegría contenida. Los de Sánchez no quieren que ningún movimiento en el tablero postelectoral pueda perjudicar su reinvención tras la dura travesía del desierto de estos últimos años. La ola de cambio nacional llegó también a la provincia donde los socialista reconquistaron el voto de los barrios más populosos de la capital y el de la mayoría de los grandes pueblos del alfoz. Este vuelco electoral inédito en la provincia en las últimas cuatro décadas se debió a que el PSOE consiguió subir siete puntos hasta el 28,89% de los votos (96.808), mientras que el PP bajó casi 18 puntos hasta quedarse en el 23,3% (78.218). Esto  ayudó a que el PSOE recuperara su segundo diputado, mientras que el PP se quedó solo con uno.

El efecto Ciudadanos también llegó a Valladolid, al igual que en el resto de las provincias de la región.  Los de Rivera incrementaron en cuatro puntos su apoyo y cosecharon 67.461 votos, muy cerca del sorpasso al PP. Los naranja ganaron en localidades como Arroyo o en los barrios más jóvenes de la capital, mientras que Vox cosechó 45.794 papeletas, que le sirvieron para obtener representación en el Congreso en defecto de Podemos, que sufrió una importante caída de cinco puntos y fue el otro perdedor de la noche. Además, los de Abascal ganaron en Cubillas, Torrecilla de la Orden, Villalón de Campo, Camporredondo y Moraleja de las Panaderas, pueblos en los que curiosamente no presenta candidatura en las municipales.

La cruz de los resultados está también en Podemos, donde la pérdida de su diputado ha generado un aluvión de críticas de cargos de IU, que coinciden en que si se hubiera elegido un candidato local «se hubiera tenido mejores resultados», como reconoció la portavoz de VTLP, María Sánchez. Eso sí, la candidata de la plataforma en la que está integrada IU, y a que Podemos ha rechazado sumarse, considera que los resultados no son «extrapolables». «Las candidaturas municipalistas siempre hemos obtenido más voto que nuestras formaciones en las elecciones generales, recalcó.

Procesos diferentes. El actual alcalde de Valladolid y candidato a la reelección por el PSOE, Óscar Puente, también apunta que «los resultados de las generales tienen normalmente una relación bastante lejana con los de las municipales». En este sentido, recordó que hace cuatro años, en las últimas municipales, «la izquierda ganó en Valladolid con cierto margen» y, sin embargo, seis meses después, en las generales de diciembre de 2015 «ganó la derecha con mucha holgura». 

De hecho, si se suman los votos conseguidos el 28-A en la capital por PP (45.949), Cs (38.615) y Vox  (23.966) son superiores a los de PSOE (58.118) y Podemos (24.010). Un mapa  que alienta las esperanzas de victoria de la candidata del PP, Pilar del Olmo, que se muestra convencida de que su partido «remontará y logrará mejores resultados el 26-M». Del Olmo apuesta por «centrar el discurso» para hacer ver a los ciudadanos que el PP es una formación «de centro, que quizá no ha sabido explicar bien» lo que quiere hacer, «y no ha acertado con los mensajes».

Unas expectativas que también mantiene Vox que entiende que los 45.700 votos conseguidos en la provincia les avalan para «quedarse y ser una nueva voz».