Miedo a una guerra civil

Agencias-SPC
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La retirada de las tropas internacionales de Afganistán abre la puerta a que los talibanes intenten imponer su ley por la fuerza en el país

Miedo a una guerra civil - Foto: Bob Strong

V einte años después, las tropas extranjeras abandonarán Afganistán. EEUU y la OTAN anunciaron la semana pasada que comenzarán a sacar a sus efectivos del país asiático a partir del próximo 1 de mayo y que la retirada será total el 11 de septiembre. Una situación que, lejos de dar esperanza a la población, ha desatado el temor en la nación a un fracaso de las negociaciones de paz -puestas en entredicho por los talibanes, que exigen un repliegue militar más rápido- y a la llegada de una nueva guerra civil.

El histórico acuerdo firmado en febrero del año pasado en Doha entre Washington y los insurgentes ya ponía sobre la mesa esta operación, aunque la fijaba antes de lo finalmente estipulado, lo que permitirá una mayor transición, pese a las reticencias de la milicia radical, que ya han avisado que podrían recuperar su actividad terrorista -nunca cancelada, a pesar del pacto- a partir de mayo.

La retirada de los más de 7.000 efectivos internacionales comenzará mientras las tropas afganas, tras dos décadas de conflicto con los extremistas, se esfuerzan por mantener sus posiciones a pesar de las constantes bajas por los continuados ataques.

Los talibanes no controlan ninguna de las 34 capitales de provincia, pero el grupo ha sido capaz de reducir al 53,8 por ciento la autoridad del Gobierno sobre el territorio nacional. Los insurgentes dominan directamente el 12 por ciento del territorio, principalmente en áreas remotas y poco pobladas, mientras el resto del país se considera territorio en disputa.

Ante este escenario, las recientes proclamas de varios comandantes ex muyaidines o antiguos señores de la guerra de combatir a los talibanes por su cuenta, si la formación insurgente intensifica las hostilidades, ha desatado el temor a una guerra civil.

«Tenemos a un montón de antiguos comandantes yihadistas dentro y fuera del sistema gubernamental que están listos para defender a su gente ante una vuelta de los talibanes», asegura un alto cargo del Gobierno.

El líder de la etnia hazara y antiguo señor de la guerra Mohammad Mohaqiq, con influencia en el centro del país asiático; Ismail Khan, hombre fuerte en el oeste afgano; y varias milicias antitalibanas influyentes en el norte han anunciado en las últimas semanas estar listos para un enfrentamiento.

Afganistán tiene todavía fresca la guerra civil de los años 90, en la que las diferentes facciones muyahidines peleaban para hacerse con el control del Estado tras el final del régimen comunista.

El anuncio de la nueva fecha de retirada de las tropas estadounidenses ha enfurecido a los talibanes, que han amenazado con abandonar las negociaciones y con no participar en conferencias internacionales -de hecho, su ausencia ha llevado a cancelar una cumbre la próxima semana en Turquía-. Una actitud que hace temer un aumento de las hostilidades.

«Cuando Estados Unidos y sus aliados salgan de Afganistán, puede que los talibanes no vean necesario continuar las negociaciones e intenten ganar militarmente, por lo que la guerra irá a peor», afirma el analista político Hafiz Ahmadi.

¿Más hostilidad

El principal portavoz de los insurgentes, Zabihullah Mujahid, señala, por su lado, que el recrudecimiento de la guerra depende del proceso político. «Si no hay progreso en las negociaciones y el bando opuesto continúa negándose a nuestras peticiones, sin duda continuaremos la guerra y ganaremos por medios militares», apuntó hace unos días, antes de afirmar que disponen de 100.000 combatientes en activo sin contar con los soldados en reserva.

El general retirado y analista político Atiqullah Amarkhil apunta que «es seguro» que el conflicto entre el Gobierno y los talibanes se intensificará, aunque eso no quiere decir que el grupo extremista pueda alzarse con una victoria militar.

«Creo que ningún bando puede ganar esta guerra por la fuerza, los últimos 20 años han probado este hecho», añade.

Por su parte, el analista político Safiullah Mullakhil subraya que un posible aumento de las hostilidades en ausencia de las tropas extranjeras podría abonar el terreno para que redes terroristas regionales e internacionales vuelvan a asentarse en el país asiático.

A pesar de las dudas, el Gobierno afgano se ha esforzado en destacar su confianza en las fuerzas de seguridad y la Policía, compuestas por unos 350.000 efectivos incluyendo a 40.000 miembros de las fuerzas especiales. «Afganistán no necesita de las tropas de combate de Estados Unidos sobre el terreno, necesita apoyo para sus fuerzas armadas», afirmó el Consejo de Seguridad Nacional afgano.

El 96 por ciento de las operaciones de los últimos meses han sido llevadas a cabo por las fuerzas afganas de forma autónoma, destacó el Consejo, que también afirmó que Estados Unidos seguirá prestando asistencia militar a pesar de retirar sus tropas. Ahora solo queda esperar cómo será este nuevo futuro.