Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Tres preguntas y otra más

30/09/2021

Ha hecho bien la presidenta del Congreso, Meritxel Batet, en poner pie en pared contra la deriva maleducada de insultos, descalificaciones subidas de tono e impertinencias que se estaban asentando en el Congreso y que suponen un desdoro para la cortesía parlamentaria. Pero hay otra vulneración de ese principio que se hace cada vez más patente: por una parte la contumaz resistencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para no contestar a las preguntas que le formula el líder de la oposición Pablo Casado, y por otra la costumbre de este para cargar las tintas con afirmaciones que podrían ser muy matizadas para que se ajustasen mejor a la realidad. Que Sánchez convierta las sesiones de control al Gobierno en sesiones de control a la oposición también está fuera de lugar y pervierte los usos parlamentarios. 

Pedro Sánchez no debiera escudarse en el tenor literal de las preguntas que se le formulan para dejar sin responder las cuestiones que le plantea Casado al hilo de la actualidad o de sus intereses partidistas y utilizarlas para dar muestras de su capacidad oratoria, de sus reflejos políticos y del dominio de la situación que se le supone. Sobre todo cuando se puede traer las respuestas preparadas de La Moncloa porque son tan evidentes y tienen la intención de hurgar en hechos o declaraciones que están sometidos a contradicción, que merecen ser contestadas con argumentos que consoliden las decisiones del Ejecutivo.  

Dos de las tres preguntas que le formuló Pablo Casado fueron sobre asuntos que se encuentran judicializados, la autorización de la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para ser tratado de coronavirus, y la promesa de Sánchez de que traería a nuestro país a Carles Puigdemont. El PP está a la búsqueda del ‘señor X’ de aquella decisión, que está siendo investigada por un juzgado de Zaragoza. Con haber pedido respeto a las actividades judiciales como tantas otras veces, y haber apelado al principio de humanidad para su llegada a nuestro país, podría haber salido del paso. Además, antes de su salida de España en juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional había sobreseído la causa por la que estaba siendo investigado en España, aunque la sala de lo Penal había revocado el carpetazo del juez a la investigación sobre Gali, por un defecto de forma, pero esa circunstancia no se conocía en el momento de la sesión de control.  

Y no menos judicializada está la busca y captura del expresidente catalán, Carles Puigdemont, detenido en Córcega y puesto en libertad en medio de un confuso incidente judicial que tratará de resolver una juez corsa el próximo lunes en primera instancia, y con más plazo el Tribunal General de la Unión Europea, para decidir sobre el cumplimiento de la euroorden que solicita su detención y entrega a España.  

La tercera pregunta de Casado acerca  de si ordenó falsear las previsiones económicas del INE sobre el PIB del segundo trimestre para cuadrar los Presupuestos, se responde por si misma a la vista de que los datos reales son ya conocidos y demuestran la independencia del organismo con respecto a los intereses del Gobierno.  

Pablo Casado, por el contrario, no tenía la obligación de responder al ‘control’ de Sánchez sobre si pretende revocar la indexación de las pensiones al IPC. En algún momento lo tendrá que aclarar. O como el mismo dijo a Sánchez, si calla, otorga.